La cura es el amor

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Había visto que Nahek y Adara habían salido de aquel lugar donde tenían a Canek.

Tenía que averiguar qué era lo que escondía, terminar de sabe cómo es que podíamos curar a Adara. Más bien quería asegurarme de que aquellas cosas que me había dicho antes de la batalla solo fueran un falso recuerdo. No podía ser cierto aquellas palabras que había dicho cuando había salvado mi vida.

Recuerdo que entre todo lo que había dicho, dijo que me había salvado para salvar a Adara. En ese momento sus intenciones eran solo hacer sufrir a Nahek, por eso tenía que llegar a saber toda la verdad. 

Pero no solo yo quería verlo. Vi cómo del otro lado Xilonen se escabullía para ver a su hermano. Su posición era difícil, Xilonen era una diosa con el sentido de la justicia ante todo, pero era su hermano y todo lo que había hecho era por amor a ella, por el dolor de haber perdido a su hermana. Aunque el daño causado era mayor, quizá si Canek no hubiera intervenido, yo nunca hubiera conocido a Adara. Quizá este mundo nunca hubiera quedado en este estado. 

Pero tampoco hubiera pasado esos días con Adara, en esos días me sentí más vivo que nunca, pero también ahora sentía un gran vacío. No poder acercarme a ella, después de cuidarla era algo que dolía. Todos habíamos cometido errores, todos pagaríamos eventualmente nuestras decisiones. Yo solo fui un ladrón descarado que robó al destino tiempo con la mujer que amaba. Y ese tiempo quizá traería un gran costo para ambos.

Xilonen despareció por el pasillo que llevaba a donde estaba su hermano. Tiempo después también bajé aquellas escalinata, esperaba que Xilonen pudiera ayudarme par que Canek hablara conmigo. 

—Me alegra tanto que estes bien. 

—Aún sigo sin poder creer que hayas sido capa de todas esas cosas Canek. Tú, mi hermano. Nadie tuvo culpa de mi decisión, yo no soy una tonta e indefensa. Sabía lo que planeaba Nahek, y fue decisión mía tratar de detener a nuestra madre. Estuve de acuerdo, y pensé que moriría, nunca pensé que terminaría una eternidad encerrada con ella. Pero no me arrepiento Canek. 

—Pero te necesitaba, no pudo protegerte. Eso me volvió loco de dolor y ...

—No querías castigar a Nahek, querías castigarte a ti. ¿No es así? Buscabas que alguien terminará tu existencia pero los dioses no solo mueren. 

Escuché que ambos discutían. Todo tenía sentido, lo que buscaba Canek era una forma de morir. Claro que ahora que su hermana estaba viva, todo había cambiado.

Ambos voltearon a verme cuando entré. 

—No quería...

No supe qué decir, tal vez era un mal momento.

—No, esta bien Leo. Al menos llegas a tiempo para evitar que yo misma le haga algo a mi hermano. Aun me parece increíble todo lo que ha hecho, todo el daño que ha hecho y...

—Te sientes culpable.— Terminé lo que Xilonen no pudo. 

Había algo en aquellos dioses que los hacía un tanto humanos, quizá esa era la razón por la que ellos habían sobrevivido. Sino mal recordaba y era mi conclusión ya quedaban pocos dioses, Nahek, Xilonen, Canek, Citlalli eran parte de sos dioses, eso sin mencionar a Lilith. 

Aunque aquello me hizo preguntarme si había más dioses por ahí intentando ayudar a Lilith. Y Adara pasaría a ser parte de ello en algún momento, aunque aun no entendía cómo es que eso iba a pasar.

—No tienes la culpa de nada hermana. Tú no fuiste la que causó todo ese dolor.

—Puedes remediarlo Canek, podemos curar a Adara, por eso he venido.

Así Muere Un ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora