¿No te das cuenta que fuiste tú la que erraste? Tenías dos caminos, sanar tu propia oscuridad, o tenías la posibilidad de dejar que alguien te salvara. ¿Y elegiste? Elegiste ser salvada en vez de salvarte.
Esas palabras resonaron en mi cabeza sacándome de mi inconsciencia.
Me desperté agitada. Había algo mal podía presentirlo, debía recuperar mis recuerdos, tal vez era cobardía no hacerlo, no querer recordar o era demasiado dolor. Lo único seguro es que no tenía idea de quién era o había sido.
Algo me decía que no debía recordar las cosas pasadas, las cosas que había hecho. ¿Que cosas tan terribles había hecho? ¿Y si todo esto era un reinicio?
¿Acaso debía aprovechar mi falta de memoria y verla como una oportunidad?
No recordaba nada, pero no era mejor así. ¿Qué tanto dolería recordar a mi esposo sino podía tocarlo? Si en verdad lo amaba, estar apartada de él sería demasiado doloroso.
Esposo era una palabra lejana, una palabra que parecía extraña en esta vida. Aparecí en la parte alta del templo, un flashazo vino a miente, la imagen de unas escaleras iluminadas, llenas de flores naranjas. Ahora solo veía un montón de gente en aquella plazuela, estaba iluminada de una forma diferente. Luces azules destellaban sobre ellos.
Tanta gente que había sobrevivido y aun así era poca. Tenía entendido que Adam y Citlali salían a buscar sobrevivientes, así es como algunos habían llegado aquí. Aunque no todos valían la pena salvarlos, como en todo lo que estaba ocurriendo saca el peor lado de la humanidad, aquello por lo que sin dudar dejaría que el mundo se destruyera. Aunque también estaban el lado más puro, aquel que ayudada a los demás. ¿Valía la pena todo lo que había perdido?
Toda esa gente necesitaba ser dirigida, necesitaba cuidarlos, lo cual era irónico ya que no había podido cuidar de mí. No tenía idea de lo que era, ni si era capaz de seguir conteniendo la oscuridad que había dentro de mí. A veces me sentía bien y otras sentía que podía ganar esa oscuridad, que un día ya no despertaría yo, sino aquello que estaba dentro de mí. Claro que no podía hablar de eso con nadie, tampoco había alguien que pudiera entenderme.
Fuera cual fuera la historia de cómo llegué a esto, estaba segura que no había pedido nada de esto. Seguramente no era la mejor para reinar o para ayudar a toda esa gente. Adam había estado hablando sobre la necesidad de comida, era bastante gente que alimentar y que tendríamos que pensar en cómo resolver aquello. Recordé una pelea, la forma en la que defendí a Leo y a una mujer de pelo negro y largo. Aquello me dió escalofríos, aunque recuerdo que ella había hecho salir frutos de la tierra, salieron a su voluntad, quizá si lograba ver en que podía ser útil, sin duda un poder así podría resolver el problema alimenticio al menos un poco. Podía no ser una diosa por completo pero había ciertas cosas que sí podía hacer. Pero eso sería imposible.
Miré mis manos, de ellas solo nacía la oscuridad, todo lo que tocaba moría. Eso es lo que era veneno para todo lo que estaba vivo, excepto para Leo. Era como una necesidad tenerlo cerca, me recordaba la poca humanidad dentro de mí. Pensaba en eso cuando vi a Leo y a Xilonen salir del lugar que ahora era la prisión de Canek.
Aunque ahora no tenía tiempo de pensar en ello, tal vez Leo había ayudado a Xilonen a hablar con su hermano.
Quizá Leo sintió mi mirada porque volteó hacia mí. Tenía una enorme necesidad de correr a sus brazos. Desde aquí tenía una perspectiva diferente, al parecer tenía la opción de ser la reinante de este mundo, hacer lo que tenía que hacer o tal vez ser egoísta, pensar en mí, en lo que me hacía bien. Y a pesar de saber que Nahek decía la verdad no podía dejar de sentir que cargaba el mundo en mis hombros a su lado. Yo solo quería ser libre, quería dejar de sentir esa opresión en el pecho.
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Así Muere Un Ángel
FantasyLIBRO 2 Cuando la oscuridad sea necesaria para salvar al mundo: Deberás rendirte a tus deseos y pensamientos más oscuros. Desearás ser la mujer que nunca debiste ser. La oscuridad se volverá tu aliada, tu consejera y también tu perdición. ¿Serías c...