Las palabras de Adara se sentían como una condena. Había algo muy diferente en su mirada.
Su aspecto había cambiado porque en su interior lo había hecho. Frente a mí ya no estaba una niña asustada, frente a mí estaba una mujer decidida a hacer lo que le viniera en gana. Y estaba convencida que alejarse de mí era lo mejor para ella. Podría decirle y reclamarle su egoísmo pero sabía que esa no era la razón de sus acciones.
Su mirada fría y decidida me desarmó. No pude encontrar algo para recriminarle, estaba en lo correcto. Aunque también esa decisión, esa nueva postura como reinante la hacía ver atractiva. Había algo peligrosamente seductor en ese carácter altivo.
—Está bien, haremos una tregua. Creo que ahora eres su reinante más por convicción y decisión propia que el derecho que te da ser la dama de la muerte.
—Estas en lo correcto. Quiero ayudar Nahek.
Esta vez mi nombre sonaba indiferente en sus labios, la forma en la que dijo mi nombre hizo que sintiera algo en el pecho, y no sabía que era. La miraba con curiosidad. ¿Y si ella estaba en lo correcto? Parecía no haber ningún atisbo de la dulzura de Adara o de su ternura. Solo parecía haber desdén y oscuridad.
—Creo que debemos empezar por resolver el tema de la comida. Sé que cerca tenemos agua, así que lo mejor sería construir o reconstruir el sistema que alimente a la ciudad, los antiguas aztecas lo hicieron, así que no será un problema para el señor de los muertos planificar la construcción e incluso ayudar. Mientras tanto tenemos a la diosa Xilonen, diosa de la fertilidad que si bien no tiene poderes, claro que sabe como cuidar plantas, incluso podríamos poner algunos cereales. La tierra aun la reconoce como lo que es, eso la mantuvo a salvo hasta que Leo la encontró. Sé que Citlali y tú han hecho un gran trabajo como esas pequeñas... No sabría como decirlo, domos, hogares para las familias. Pero creo que si entre todos construimos el sistema de norias que distribuya agua para los habitantes, también los hará sentir útiles y mantendrá sus mentes ocupadas. Si queremos que la humanidad tenga una posibilidad de sobrevivir, tenemos que hacerlos trabajar en equipo por su hogar. Nada se les va regalar, porque los humanos no aprecian lo que se les da sin más. Así que deberán trabajar por su propio bienestar.
Todo aquello lo dijo como una orden más que una sugerencia mientras trazaba un mapa que iba tomando forma de la tierra, era una ciudad miniatura que tenía como centro la pirámide donde nos encontrábamos.
—Sé que esta pirámide se convertirá en el centro de todo porque también de esa forma podré protegerlos. Tal vez no pueda hacer que broten flores o comida del suelo pero sí puedo hacer cenizas lo que me proponga y eso incluye a esas cosas feas que tenía Lilith, incluso almas.
Sus palabras mostraban decisión. Pero también mostraban una fortaleza que antes no la había visto ejercer. Se había convertido en toda una reinante, no era que me disgustara pero parecía una Adara bastante diferente de la que había conocido, aquella Adara que dudaba de si misma, que tenía en su cabeza miles de cosas sin resolver. Tal vez el haber olvidado todo lo pasado la dejó ser lo que realmente estaba destinada a ser.
—Tienes razón, lo primero será abastecer el agua. Habría que planificar bien cómo es que quedará distribuida la ciudad. Esta pirámide será el centro y supongo que Leo, Amelia, Citlalli, Xilonen los querrás cerca, así que haremos un par de modificaciones a esta pirámide principal. También sugiero poner en marcha la construcción de un nuevo... ¿Hospital? Es así como lo llaman, para reubicar a todas esas almas. No hemos traído a todos. Pero Adam tiene bien vigilado ese edificio.
—De acuerdo, debemos poner a salvo cuantos más podamos.
Se quedó en silencio un momento. Creo que quería pedir algo o quizá solo recibiría una nueva notificación de sus deseos. Imaginaba que juntos construiríamos un nuevo futuro, pero no había forma de prever qué sería alejado de ella. Y su lejanía me hería, la frialdad que mantenía entre ambos y la distancia cuando en realidad solo quería besarla. Tal vez pagaría con un alto precio mi error al no ir por ella. ¿Podía culparla?
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Así Muere Un Ángel
FantasíaLIBRO 2 Cuando la oscuridad sea necesaria para salvar al mundo: Deberás rendirte a tus deseos y pensamientos más oscuros. Desearás ser la mujer que nunca debiste ser. La oscuridad se volverá tu aliada, tu consejera y también tu perdición. ¿Serías c...