Las cosas raras del amor (LawRusso)

Redención

"Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarse a que te devore desde el interior".

(Frida Kahlo)

Okinawa, 1985

─ ¿Joven Lawrence no molestar por acompañarme?

─ Para nada señor Miyagi, entendió perfectamente y dijo que, si no fuera por Sam que aun es muy pequeña, también nos habría acompañado.

El viaje a Okinawa no ocurrió de la manera que esperaba, los problemas solo aumentaron. Para su fortuna, Kumiko se convirtió en gran aliada y su mejor amiga.

Las cosas pintaban mal, hasta que una tormenta sorprendió a los habitantes de la Villa. Una niña quedó atrapada en medio de una lluvia torrencial. Sato quien fue salvado por Miyagi, le pidió a Chozen ayudar a Daniel. Ambos salvaron a la niña y gracias a eso todo mejoró.

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Okinawa, actualidad

Kumiko se sorprendió al ver a Daniel luego de varios años, en su rostro se reflejaba todo el peso de sus malas decisiones. Ella sabía que su amigo actuaba más por impulso que por racionalidad y por eso comprendió las dimensiones de su problema.

─ Daniel – San ─ Kumiko saludo ─ es bueno verte de nuevo, Miyagi me aviso de tu regreso y vine a darte la bienvenida.

─ Muchas gracias. ─ respondió sin sonreír.

─ Vamos, hay mucho de qué hablar.

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Sam hacía su tarea en la sala de espera, desde que a su papá le confesó su enfermedad ella se negó a despegarse de él. Un día a la semana iban al hospital donde Johnny recibía su tratamiento y mientras Sam aprovechaba en terminar su deberes escolares. Más de un año desde eso.

Cualquiera esperaría que Sam sintiera un profundo rencor por el pelinegro, al principio odio a Daniel por dejarlos, pero con el tiempo aprendió a perdonarlo, Johnny fue quien le pedía comprender a Daniel. A pesar de eso prefirieron tomarse un tiempo antes de reencontrarse con el pelinegro y recientemente su abuela Lucille le aseguro que su hijo iba a recibir ayuda para superar su celopatía.

─ Señorita su padre se quedará un rato más, esta vez el tratamiento lo desgasto mucho.

─ Esta bien, en un rato tengo mi cita con la terapeuta así que no hay problema.

─ En el comedor tenemos café por si lo necesita ─ aviso la enfermera, ver a una adolescente cuidando de su padre le causaba ternura y al principio preocupación, muchas veces había visto casos donde jóvenes de su edad o menos no disfrutaban de su adolescencia por tener una responsabilidad tan grande. Pronto descubrió que la joven tenia ayuda de toda su familia, algunos de ellos se ofrecían a llevarlo, pero Sam insistía en ser ella la que acompañara a su padre.

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─ En todo este tiempo acudí a terapia, es un proceso difícil en especial porque creía que querían volverme loco. ─ rio ─ Conforme pasaron las sesiones descubrí muchas cosas de mí, entendí otras y por fin pude aceptar mis errores, aunque presiento que es algo tarde.

─ Nunca es tarde para empezar de nuevo. Lo más complicado ya lo hiciste, perdonarte a ti mismo. Y dime ¿Por qué decidiste venir aquí y no regresar con tu familia?

─ Primero quise recuperar un poco de la paz que me faltaba, cuando la terapeuta noto un gran avance me asignó una tarea más grande ─ suspiro ─ visitar al señor Miyagi y disculparme con él. Me tomo un poco de tiempo y valor visitarlo, las últimas palabras que le dije fueron muy duras. Le expliqué que mis visitas a Cobra Kai no eran frecuentes como le hice creer y que él amigo que hice ahí, Mike Barnes, en verdad creyó en mis palabras y por eso me alentó a engañar a Johnny. Él señor Miyagi me perdono. La siguiente tarea de mi terapia fue buscar mi paz interna a través del karate, pero solo con el estilo de Miyagi Do y aquí estoy.