Pero ¿No es la aflicción un fuerte amor que persevera?
(WandaVision, Cap. 8)
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Pasamos la mayor parte de nuestra vida evitando los momentos malos, odiamos la idea de tener un corazón roto así que se abren dos posibles caminos. La mayoría eligen el primer camino, se encierran en sí mismos alejando cualquier tipo de dolor, pero se les olvida que el dolor mismo da sentido a la felicidad. Sin embargo, existen una minoría, aquellos pocos con el suficiente valor de salir al mundo y decirle a la vida "aquí estoy y afrontaré todo lo que se avecine". Eligen amar y abrir sus sentimientos a los demás. A diferencia de los primeros, ellos se enfrentan a dos posibles resultados; ser correspondidos o no alcanzar a la persona deseada, pero sin quedarse con la duda de lo que hubiese pasado.
Daniel y Johnny fueron esa excepción. El rubio amo con todo su ser a Ali Mills, su primer amor, de no ser por su abandono el ojiazul nunca habría encontrado a su amor verdadero. Ambos tuvieron por mucho tiempo únicamente momentos maravillosos, formaron sueños y dejaron que el amor los invadiera por completo.
Después la aflicción hizo su aparición, gracias a eso se dieron cuenta que no todo en la vida es un "felices para siempre" tal y como lo dicen las películas, donde por supuesto todo se resuelve con un beso de amor, algún acto de magia, un musical en medio de Nueva York o alguien llegando al aeropuerto saltándose la seguridad solo para ver el avión donde va su ser amado partir y luego al girar para regresar por donde vino descubre a esa persona sonriéndole y diciéndole "sabía que vendrías". Porque nada de eso ocurrió con ellos.
Johnny recibió su propia lección a través de la enfermedad, él que durante su adolescencia vivió la vida sin restricciones, bebiendo a temprana edad, conoció las drogas y el alcohol, golpeó, molesto y atacó sin miramientos. En esas épocas creía que tenía todo el tiempo del mundo para hacerlo que se diera la gana. Lugo llegó Daniel y más tarde Samantha, aun así, seguía sin ser consciente de lo efímera que puede ser la vida.
Por otra parte, estaba Daniel quien se quejaba todo el tiempo por lo miserable que era su vida por mudarse a una ciudad donde no conocía a nadie, el solo deseaba tener las comodidades de los chicos de Encino, saber Karate para defenderse del estúpido rubio y se volvió desconfiado de la gente que lo rodeaba. Su enseñanza se dio a partir de perderlo todo, tuvo que verse solo lamentándose por sus malas decisiones para viajar hasta Okinawa a reencontrase con el mismo y entender que su familia lo amaba por sobre todas las cosas.
Ahora esos aprendizajes tendrían que verse reflejados, Johnny descansaba en el la sala y Daniel se debatía entre tocar o no la puerta.
─ ¿Dany? ─ la dulce voz de una vieja conocida detuvo su respiración ─ no puedo creerlo que bueno que volviste. ─ Daniel se colocó frente a ella y se sorprendió al ver su abultado vientre. ─ ¿Johnny no abrió o te azoto la puerta en la cara? Porque si lo hizo hablaré seriamente con él. ─ el pelinegro no podía formular palabra alguna, ¿acaso ese hijo sería de Johnny? De ser el caso no le reclamaría, el se había ido sin dejar rastro, era obvio que siguiera con su vida.
─ No, apenas iba a tocar ─su vista de nuevo bajo al vientre de unos 7 meses. ─ Felicidades.
─ Oh ─ Ali se sonrojo ─ ¿Quieres sentir? Esta pateando justo ahora. ─ Daniel asintió y Ali dirigió la mano ajena a su piel. ─ Creo que le agradas a tu sobrino. ─ el pelinegro ladeo la cabeza con una expresión confundida. ─ Miyagi nos dijo que volvería por Johnny algún día así que supongo vienes a recuperarlo.
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Las cosas raras del amor (LawRusso)
FanfictionDaniel solo era el observador de la gran tragedia que estaba por ocurrir. Ali caminaba de un lado a otro maldiciendo en voz baja y Johnny permanecía inmóvil en su lugar. En el piso había un papel donde se podía leer la palabra positivo