Nuevas cosas

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Los primeros rayos del sol entraron por la ventana despertando a Johnny, como era costumbre despertaba muy temprano para preparar lo necesario antes de dejar a Sam en el colegio. Se dirigió al baños, lavo sus dientes y al volver se quedo embobado mirando la tierna escena frente a él. Samantha yacía dormida abrazando a su oso de peluche favorito mientras Daniel se escondía bajo las sabanas evitando la luz del día.

El rubio deseaba despertar todas las mañanas abrazando a su dormilón novio para luego esparcir un sinfín de besos por su rostro. Muchas veces estuvo tentado a pedirle que se mudara con él y Samantha, pero se quedaba callado pensando en lo mejor para la pequeña.

No es como si Sam se opusiera a esa relación pues al enterarse brinco celebro brincando y pidiéndole a Johnny preparar tres malteadas de chocolate para festejar. El caso era que esperarían hasta que Sam se acostumbrara a las nuevas rutinas. Si a los mismos jóvenes al principio de su relación no sabían como actuar, porque las condiciones cambiaron al pasar de amigos a novios.

Aunque todo permanecía aparentemente igual, algunas cosas se modificaron. Los saludos de puños se transformaron en besos y calurosos abrazos. La habitación extra donde Daniel pasaba algunas noches quedo en el olvido desde que una noche el rubio irrumpió su sueño para llevarlo cargando hasta su cama y quedarse dormidos abrazándose. Al caminar por la calle, Sam iba de la mano de Johnny y Daniel caminaba al lado del ojiazul, ahora Sam quedaba en medio de ambos adultos. Con los apodos ocurrió lo mismo, los "mejor amigo" "hermano" "LaRusso" "Lawrence" "Danny Boy" se convirtieron en "amor" "cariño" "Danny" y algún que otro "bebé".

Dos meses desde que se confesaron, vaya que el tiempo pasa rápido. Al fin era hora de conversar seriamente con la señora LaRusso, si bien Lucille aparentaba ser una persona tranquila a simple vista, Daniel podía corroborar que su madre era todo menos una persona calmada. Johnny caminaba de un lado a otro con el temor de ser rechazado por la madre de su pareja, el miedo del ojiazul por recibir un rechazo de Lucille por acosar a Daniel en la escuela crecía en su interior. El pelinegro agradecía que Laura estaba enterada de todo y no pasaría por la estresante situación en la que ahora se encontraba Johnny.

-Deja tu paranoia de lado, mi madre lo tomara bien – pauso – eso espero – Johnny entrecerró los ojos enojado por ponerlo más nervioso

Lucille escuchaba atentamente cómo su hijo daba una muy larga introducción sobre el perdón y las segundas oportunidades. Luego Johnny entró en la conversación.

-Señora LaRusso – el rubio se aclaró la garganta – yo ... quiero a su hijo – Lucille rio internamente, porque vamos eso era más que evidente, no solo para ella, podría jurar que era evidente para todo el Valle – espero que pue... pueda aceptarme como – Johnny trago en seco – como el novio de su hijo – Lucille tenía en mente divertirse torturándolo con preguntas, pero ver a ese rubio al borde del colapso sintió ternura y decidió dejar eso para después, aun así puso una mirada seria poniendo a temblar al ojiazul

-Johnny – cambio su gesto serio por uno más relajado – claro que te acepto, solo no vayan tan rápido jovencitos

El rubio respiro con más libertad y con un poco más de confianza entrelazo su mano con la de Daniel mientras le contaban los detalles de cómo inició su noviazgo. Johnny y Daniel no podían estar más felices, todo parecía salido de una novela romántica.

Ahora solo faltaba una persona en enterarse; el señor Miyagi. Aprovecharon que el hombre recién había entrenado con Samantha. La pequeña era una excelente alumna y tan ocurrente que al finalizar la práctica el humor de Miyagi mejoraba. Sentados alrededor de la pequeña mesa acompañados de un silencio incómodo, Daniel intentaba formular en su cabeza lo que iba a decir. Johnny se ofreció a ser él quien hablara, pero se negó.

-Señor Miyagi – dijo luego de reunir el valor suficiente

-Habla Daniel – San, Miyagi notarte nervioso

-Johnny y yo somos novios – soltó de golpe provocando que Johnny casi se ahogara con el sorbo de agua que recién había bebido. El pelinegro cerró los ojos hasta que una risa bastante sonora lo hizo abrirlos de nuevo.

- ¿Era eso lo que te tenía nervioso? Daniel – San, jóvenes de hoy en día no darse cuenta de sus verdaderos sentimientos, Miyagi casi encerrarlos en sótano para juntarlos

Daniel y Johnny de nuevo bufaron, todos se dieron cuenta de su enamoramiento antes que ellos, ¿Tan bobos habían sido?

[.]

La pequeña Samantha terminaba de colorear su dibujo. La maestra pidió que plasmaran lo que le hacía sentir felices. Sam no necesito pensarlo demasiado, puso manos a la obra e ilustró a tres personas viendo una película. Al finalizar tomó la hoja y la colocó sobre el escritorio de la maestra.

-Tus dibujos siempre son muy bonitos – alagó Susan - ¿me explicarías quiénes son?

-Mi papá Daniel, yo y mi papá Johnny viendo una película de princesas – sonrió orgullosa por su obra de arte – ese día tuve que taparme los ojos porque papá Johnny le pasaba sus babas a papá Daniel – dijo con un gesto de desagrado – no entiendo porque los novios hacen eso, yo por eso nunca tendré novio iugh – Susan se sorprendió al escuchar la palabra novios, aunque le causó cierta felicidad saber que Johnny se estaba dando una oportunidad en el amor luego de que Ali lo abandonara y que mejor que Daniel LaRusso para eso.

-Ya me dirás cuando tengas 16 años – dijo Susan refiriéndose al tema de los chicos – puedes ir por tu mochila y te acompaño a la salida ya deben estar esperándote

-Si maestra

Sam daba brinquitos, iba un poco distraída y no vio a una mujer con la que casi chocaba, Susan se detuvo y aquella mujer atrapó a la niña a tiempo antes de caerse. Luego de verificar que estaba bien se puso en cuclillas para conversar un poco con la tierna pequeña.

- ¿Cómo te llamas?

-Samantha, pero todo me dicen Sam

-Un gusto Sam, ¿te encuentras bien?

-Sí, gracias – contestó tímidamente – debo irme, mi papi dice que no debo charlar con extraños

-Tu papá tiene razón

- ¿Qué hace aquí? – Susan cuestionó molesta

-Estas un poco a la defensiva, mis padres adoptaron a un nuevo hijo así que vengo a recogerlo

-Sam ve con tu padre – trato de endulzar su voz para no espantar a Sam

-Sí maestra hasta mañana

Daniel abrazo a Samantha en cuanto la tuvo enfrente. La ayudo con la pequeña mochila y le preguntó sobre la mujer con la que hablaba.

-Ella me ayudó a no caerme

- ¿Te dijo su nombre?

-No

- ¿Sabes a qué vino?

-Por su hermano

Sus sospechas no eran ciertas, Ali no tenía hermanos así que era prácticamente imposible que esa mujer que no logro ver bien, fuera la mamá de Sam.

-Papá regresara tarde del trabajo, ¿Qué te parece si comemos y luego le horneamos un pastel?

-Siiii – respondió efusivamente

La mujer rubia los observaba a lo lejos.

-No te acerques a ellos – advirtió Susan antes de regresar a su salón por los demás niños 

Las cosas raras del amor (LawRusso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora