Mi amor por ti

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-Sam, baja alguien envió un regalo para ti – gritó Daniel desde la escaleras

- ¿Quién lo envía? – preguntó Johnny abrazando al pelinegro por la espalda

-No tiene tarjeta

-Tal ves sea de tu mamá o de la mía

-Mi primer regalo de cumpleaños – Sam tomó el regalo - ¿Puedo abrirlo?

-Es tu cumpleaños, hoy se hará lo que digas – respondió Johnny – menos salir con ese muchacho

Sam no le hizo caso y prefirió abrir su sorpresa. Con emoción arrancó el moño y rompió el papel que envolvía una caja blanca con un logo de una famosa casa de modas.

-Oh por dios – la joven se apresuró a abrir la caja – miren esto – del interior saco un hermoso vestido azul - ¿Quién me lo regalo? Me encanta, debo agradecerle a alguien

-No lo sabemos, pero puedes preguntar en la fiesta

-Si papá ¿puedo usarlo esta noche?

-Claro, te verás hermosa – contestó Daniel

-Gracias papás, los quiero – antes de regresar a su habitación los abrazo

Daniel giró para ver a Johnny quien repentinamente se había quedado callado.

-Dani, ese vestido ¿No te parece conocido?

-No, no lo creo. – el pelinegro rodeo el cuello de Johnny con sus brazos – Sam se ve muy feliz, parece como si fuera sido ayer cuando la sostuve por primera vez

-En realidad han pasado 16 años y gracias a ti sobrevivimos todos este tiempo. – le dio un besito rápido a Daniel – También sigues siendo igual de hermoso

-Siempre eliges las palabras correctas y por eso te daré un pequeño regalito luego de la fiesta – iba a besarlo de nuevo, pero el sonido del timbre los interrumpió - ¿es mucho pedir un poco de privacidad?

-Se bueno, ella solo viene a ayudar, tal vez si se distrae tendré oportunidad de robarte un rato

-Es una propuesta tentadora – sonrió – de todas maneras, tú la recibirás mientras yo me visto – Daniel subió a su cuarto y Johnny abrió la puerta

-Tardaste en abrir – dijo Gabriela - ¿acaso llegue en mal momento?, sabes que mejor no quiero saber

-Hola, también estoy feliz de verte – respondió el rubio con sarcasmo

-No te enojes, solo bromeaba

-Entra, Daniel bajará en un momento

- ¿Cómo te sientes al ver que tu hija está creciendo? – dejo algunas bolsas sobre la barra de la cocina

-Es muy raro, por un lado, estoy feliz por verla crecer y por el otro siento que pronto me dejará

-Sam los adora, aunque ella tendrá que abandonar el nido algún día, siempre procurará pasar tiempo con ustedes. No he visto a un hijo que ame más a sus padres que ella

-Ahora entiendo por que Daniel siempre recurre a ti cuando tiene problemas – la abrazo – tus palabras son como un tranquilizante, por eso eres como mi hermana pequeña

-Cuidado con esas manos, él es mío – bromeó el pelinegro entrando a la cocina

-El que debería sentir celos soy yo – reclamo Johnny – ustedes fueron novios por mucho tiempo

-Amor, prueba estas galletas son deliciosas – Daniel le metió una a la boca para evitar que siguiera hablando, el ojiazul alzó los hombros y continúo comiendo olvidando el tema

-Bien, traje todos los ingredientes para las pizzas, y ya que necesitamos muchas ustedes me ayudarán – les arrojo unos mandiles – sabrán el secreto de la abuela para preparar las mejores pizzas del país

-Que honor

-Menos charla y más cocina

[.]

Gabriela, Daniel y Johnny sacaron del hornos las pizzas que faltaban. Prepáralas fue más difícil de lo que pensaron, en espacial por que la pareja comenzó una pelea de harina a mitad del proceso.

-Miren como están, son los padres de la cumpleañera y los invitados no deben de tardar en llegar, suban y arréglense

-Pero ...

-Sin peros – Gabriela los empujó a las escaleras – yo me encargo de limpiar todo no se preocupen

[.]

La casa estaba adornada con luces, globos y serpentinas. Como era costumbre en la familia Lawrence – LaRusso, se realizaban reuniones para celebrar los cumpleaños. Esa bonita tradición inicio al año siguiente de que Daniel se mudara con Johnny y Samantha. A palabras de Johnny esa era una manera de decirle al mundo que son la familia más feliz del Valle y que agradecen pasar un año más de vida juntos.

Los primero años solo asistían Lucille, Gabriela, el señor Miyagi, Laura y Sid. Pero con lo años más gente asistía. Agradecían que las fiestas donde los niños corrían por el jardín explotando cualquier globo a su alrededor o llorando por culpa de los payasos hubieran terminado, sin embargo, extrañaban ver a Sam vestida de princesa.

Laura y Lucille hablaban animosamente planeando unas merecidas vacaciones. Sid y el señor Miyagi recordaban cosas de su juventud alegando que eran mejores tiempos que los actuales "esa si era verdadera música".

-Luces hermosa – Tory acomodo un poco el vestido de su amiga – es como lo hubiesen hecho para ti – Sam dio una vuelta más

-Ven – Sam agarro la cámara instantánea – es hora de nuestra foto – Tory y Sam se abrazaron, coloco la cámara enfrente y tomo la foto. Antes de bajar con los demás, colocaron la fotografía en el mural donde tenían otras más.

Sam y Tory se conocieron en tercer grado, al principio no se llevaron bien, pero al descubrir que ambas practicaban Karate se volvieron más cercanas hasta convertirse en las mejores amigas. Cuando la mamá de Tory enfermo, Sam no se despegó de su amiga y la ayudó a conseguir un trabajo temporal en la concesionará de su papá Daniel.

Tory también estuvo con Sam la primera vez que alguien le rompió el corazón, la acompañó todo un día viendo películas románticas mientras comían litros y litros de helado de chocolate. Son como hermanas.

-Vamos, tus papás se veían más nerviosos que tu

[.]

A las 3 de la mañana los últimos invitados se despidieron de la familia. Sam agradeció a sus padres por siempre hacer un días espacial para ella. Se despidió con un beso y se fue a dormir.

-Por fin un momento solo – Johnny sonrió malicioso, pero nuevamente el sonido del timbre los interrumpió

-No de nuevo por favor

-A lo mejor olvidaron algo, averigüemos quién es

Daniel entrelazo su mano con la de Johnny, no podía creer que la tuviera enfrente, afuera de su casa.

-Ali – Johnny trago en seco

- ¿A qué vienes? – cuestiono Daniel - ¿También intentaras arrebatarnos a Sam como lo hicieron tus padres?

-Dani, baja la voz nuestra hija podría escucharte

-No me voy a calmar, esa mujer dejó a su hija y luego de 16 años viene a buscarla como si nada

-Mi propósito no es quitárselas, ella es feliz con ustedes estoy segura, pero solo quiero que me den la oportunidad de verla. Entiendo que rechace mis derechos como madre y si no permiten que me acerque a ella lo entender, lo prometo

-Hablaré con ella – respondió Johnny – si ella acepta verte no nos negaremos ¿los dos están de acuerdo con eso? – Daniel y Ali asintieron – Ali ya es tarde – el rubio acercó a Daniel a su lado – será preferible que te marches antes de que la hija de los dos – dijo señalando al pelinegro y a él – tuvo un día exhausto y no quiero que se despierte – la ojimiel se marchó sin protestar

-Johnny ¿me amas? – pregunto Daniel con la voz temblorosa y Johnny entendió la razón

-Mi amor por ti es eterno, a nadie podría amar más que a ti

Las cosas raras del amor (LawRusso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora