Los Riuyins.

Capítulo XXIV. Fe

Todo lo que lucifer me dice se incrusta en el fondo de mi mente y mi alma, definitivamente tengo tantas razones para abandonarme a la oscuridad, siento como crece dentro de mí, como va contaminando todo a su paso.

Uriel me grita que no la escuche, Roxana llora desconsoladamente pero me pide que no lo haga, que Daniela no querría verme así. Y Wenda solo me observa detenidamente con lagrimas en los ojos y me pide con la cabeza que no lo haga. Curiosamente la batalla se ha detenido, todos observan detenidamente lo que pasa. Parece que Daniela y yo nos convertimos en su espectáculo privado.

Obviamente Daniela detestaría ver en las condiciones en las que me encuentro, pero como pretenden que piense con claridad en estos momentos si acabo de perder al amor de mi vida, yo solo quiero que se callen todos, necesitó unos minutos, no puedo respirar, ni pensar claramente. La tierra tiembla constantemente y el viento arrecia, tal parece que no nos queda mucho tiempo.

-No hay mucho que pensar Ángelus, ya no hay nada que te ate a este lugar, dentro de poco el resto de tu familia ya no existirá, los humanos serán solo un recuerdo, no habrá nada que defender, únete a mí, Dios es un mito, después de todo no ha aparecido por aquí.
Sus guerreros están aquí, muriendo, sus creaciones también, tantas personas murieron, niños agonizaron durante años, tantas enfermedades incurables que atormentaron a los humanos, violadores, asesinos quedaron impunes hasta su muerte, pero tú Dios nunca apareció, yo estoy aquí, yo soy todo lo que queda.
Daniela murió creyendo que era correcto pelear por un Dios que la dejo agonizando y atragantándose con su sangre y llanto, murió como una tonta, creyendo que todo saldría bien, jajajajaja niña ingenua, merecía morir por su estupidez e ingenuidad, ahora solo es un recuerdo de lo que fue. No existe más por que su estupidez la llevó a sacrificarse por un falso Dios-

-¡Ya cállate!, ¡cállate!, tú no sabes nada de ella, no la conoces, no te atrevas a hablar de ella, maldita escoria, ella era buena, dulce y sensible, era fuerte y tenía fe, no solo en Dios, tenía fe en las personas, tenía fe en que por más difícil que sea una situación, ésta siempre sacará lo mejor de uno, y sobre todo tenía fe en mí.
Dios no la abandonó, ni tampoco a mí, él esta en todas partes, está en el canto de las aves, en la sonrisa de una madre al ver a sus hijos, está en el viento, en el amanecer, en una tarde de juegos con mis hermanos, él está en todas partes y en todos nosotros, está en un niño que ayuda a cruzar la calle a un anciano, o en la señora que alimenta a los animales callejeros, en aquella persona que baila y canta bajo la lluvia solo por el hecho de ser feliz, y está en cada recuerdo que tengo con Daniela, estaba en su sonrisa y en cada te amo, en cada caricia que ella me dio.
Él está dentro mí y jamás renegare de él, ni siquiera por perder a Daniela, la gente muere todos los días, y es difícil y cruel, pero así es, y no se puede  cambiar este hecho por mucho que duela. Ella murió con valentía defendiendo en lo que creía hasta el final, y eso hace que cada vida merezca ser salvada,  todos merecemos vivir, amar,  y defendernos, no por que alguien diga que no eres merecedor del amor de Dios debe ser cierto-

-¡Eso es mentira! Él los dejó, mira a tu alrededor, cuantos muertos hay en su nombre- me replica  Lucifer furiosa.

-Yo amo a Dios y sé que él me ama, sé que ama a cada una de sus creaciones, pero nosotros no lo vemos o lo escuchamos por que estamos cegados por nuestro ego, por banalidades, por nuestro odio y avaricia. Tú no puedes devolvérmela, de tu boca solo salen veneno y  mentiras.
Ya no más, yo amo a Dios y lo amaré siempre, tengo fe en él y en la humanidad, tengo fe en que podemos cambiar y ser mejores cada día, tengo fe en que podemos tendernos la mano unos a otros, y tengo fe en que Daniela está ahora a su lado, feliz, sin dolor, sin angustia alguna. Creo en eso con todas mis fuerzas y jamás cederé a tus provocaciones, jamás renegare de mi fe- digo llena de convicción.