Capitulo XII El despertar.

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Cuando abro los ojos, me encuentro en una cama de lo más cómoda, solo hay silencio. Excepto por el sonido del viento que se cuela por la ventana y el piar de los pájaros sobre las ramas de los árboles, me quedo unos minutos en la cama disfrutando de la comodidad y suavidad de las sabanas y del canto de los pajarillos, el cual permito que me relaje.

Todo está en calma, miro mis manos y sonrió. Salgo de la habitación, estirando los músculos mientras camino y atravieso el pasillo con toda tranquilidad. Cuando llegó al final del pasillo veo a los demás, están recogiendo los pedazos de madera, vidrios y escombros que el ataque de los Shedim dejo tras de ellos. Se les ve tristes, cansados y mal heridos.

Los observo detenidamente, limpian a consciencia, en completo silencio, se mueven de un lado a otro como fantasmas. Y no puedo evitar sonreír, mi risa nada tiene que ver con que estén limpiando el desastre sino con la cara de Fernanda, que aún tiene rastros de los dibujos bajo la mugre y la sangre. Veo el bigote al estilo francés hecho con marcador permanente, tiene un lado bien marcado pero el otro está desvanecido y manchado de sangre y mugre. Y un ojo tiene una mancha negra como de oso panda, y su cabello es una maraña llena de astillas, parece caricatura, no puedo más y suelto una carcajada.

Al escuchar mi risa todos se giran en mi dirección y sueltan una exclamación ahogada. Se les ve confundidos y desencajados. Pero solo por unos segundos por qué acto seguido dejan lo que están haciendo y corren hacia mi gritando. Parecen cachorros enloquecidos, unos gritan, otros lloran otros simplemente corren en silencio y se me echan todos al mismo tiempo encima.

Caemos al piso y soltamos una carcajada al unísono. Empiezan a bombardearme con preguntas todos a la vez y no entiendo ni pío. Me alegra tanto verlos, pero me doy cuenta de que Daniela no está entre ellos, la busco con la mirada, pero no hay rastro de ella. Veo en todas direcciones y por fin la encuentro. Está parada justo al pie de las escaleras, viéndonos con atención, tiene el rostro anegado en lágrimas y está sonriendo.

Le extiendo la mano y camina hacia nosotros, se deja caer de rodillas y sin mencionar palabra se me lanza al cuello y luego me besa. Le devuelvo el beso con urgencia y de pronto caigo en cuenta de que no estamos solas porque Uriel con los ojos llenos de lágrimas nos invita cordialmente a qué consigamos un hotel. Después de reír todos por su comentario nos levantamos. Y veo que todos me observan detenidamente, sé que quieren saber cómo es que estoy aquí, si morí hace ¿cuánto?, ¿minutos, horas tal vez? Lo cierto es que no sé cuánto tiempo me fui.

Daniela me ve detenidamente y abre la boca para preguntar algo, pero la cierra de inmediato. Al final es Miguel quien pregunta lo que al parecer todos están pensando. - ¿Cómo es posible que estés aquí?, te vimos morir Ángela, y tus ojos... son diferentes ahora. ¿Por qué?, ¿Qué está pasando?, Explícanos por favor-

Me llama la atención lo que dice de mis ojos, me dirijo hacia la pared donde cuelga un pequeño fragmento de espejo y me veo, no puedo evitar sorprenderme, mis ojos efectivamente cambiaron. Ya no son grises, son de un impresionante color azul como los de Gabriel y Raguel. Me río para mis adentros, cierro los ojos y entiendo que no fue un sueño, en verdad paso, estuve muerta y vi a mis padres.

Me giro hacía ellos y les digo: - Aún hay mucho que hacer, hay muchos a los que debemos encontrar y debemos prepararnos, el día está cerca, la guerra está próxima y nosotros tenemos nuestro papel en ella. ¿Quién viene conmigo? Se me quedan viendo en silencio como no sabiendo que responder a eso, y casi de inmediato se quién es la primera en avanzar hacia mí, es Daniela quien con convicción me sonríe.

- Yo te acompaño amor, no te vas a quedar con la diversión para ti sola, esos fenómenos me van a pagar cada una de las que nos hicieron, juro por Dios que lo van a pagar - Acto seguido Uriel se acerca y tras el uno a uno se suma con un valor que me impresiona. Les sonrió y de pronto lo sé, volteó hacia arriba de la escalera y les informo - Ya llegó... -

Me observan confundidos y yo más que contenta me giro completamente y todos dirigen su atención hacia donde yo estoy esperando, después de unos minutos aparece Wenda, baja las escaleras con calma, se le ve magnifica. Y todos se quedan pasmados, se les ve más que confundidos. Creo que les va a dar algo.

- Bienvenida nena, - le digo con una sonrisa y Wenda a su vez me la regresa. - Hola Ángelus, - me dice Wenda clavando sus hermosos ojos azul turquesa en los míos. - Ya estoy lista- Le tomo la mano y me giro hacia los demás, - llegó la hora chicos, prepárense por qué en un año se abrirán el cielo y el infierno y la guerra comenzará...







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