Capítulo 34

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Me miré al espejo, suspiré y me lavé las manos. Salí del baño, habían pasado unos dos meses que terminé con Rubén. Sebas se volvió a Colombia, Mario se quedó conmigo. Por más de tratar de convencerlo para que se fuera, no me hizo caso. Caminé al salón, con el móvil en mano. Abrí Whatsapp, mirando el último mensaje de Mario.

«Estoy afuera, ¿Estás lista?»

Sonreí, tomé mi chaqueta y mi bolso. Salí y bajé las escaleras rápidamente.

—Hola. —saludé—.

—Hola mi princesa. —sonrió, acercándose a mi. Puso sus manos en mis mejillas y me besó—.

Al terminar el beso, sonreí nuevamente, caminamos lentamente hasta llegar a la tienda. Estábamos hablando, cuando alguien toca mi hombro. 

—Hola... —reconocí esa voz inmediatamente—. ¿Ya me tienes olvidada?

—¡Eva! —me di media vuelta y la abracé—. Tanto tiempo sin vernos...

—Pues sí, hace mucho tiempo tía. —dijo alegre—. ¿Quieres ir por un helado?

—Eh... —Mario habló, interrumpiendo la conversación—. Hola, soy Mario... Un gusto, tú nombre es...

—Eva, un gusto también. —sonreí, mirando aquella escena, la verdad es que harían buena pareja—. Oh, espera... ¿No eres de España?

—Soy de Colombia... —reímos, salimos de la tienda sin comprar nada. Eva nos llevó a una nueva heladería, quedaba un poco lejos pero caminamos mientras hablábamos de todo un poco—.

—Así que... Sois novios. —preguntó Eva, inocente—.

—¿Eh? —la miré, extrañada—. No, no lo somos.

Mario rió antes mi reacción, miró a su lado suspirando.

—No lo somos... —suspiró él y miró a Eva—.

—Oigan... —habló Eva, mirando su móvil—. Tengo que irme... ¡Nos vemos pronto!

Salió corriendo rápidamente, dejandonos solos. Miré el móvil solo para ver la hora, después lo guardé. Suspiré y seguimos caminando, esto era realmente incómodo.

—Mario... yo... —hablé con la mirada baja—. Yo no quería decir eso...

—¿Sabes qué? Hay un problema... —dijo él—.

—¿C-cuál? —lo miré preocupada—.

—Es que tú no te puedes sacar a Rubius de la cabeza. —me tomó de las muñecas, un poco fuerte—. ¡Solo has aceptado estar conmigo por pena!

—Mario, yo te quiero... —dije, sorprendida por su reacción—.

—Tú me quieres... Ya lo sé.

—¿Entonces? No hay ningún problema.

—Tú me quieres... —repitió—. Pero no de la misma forma en que quieres a Rubén. ¡Y lo sigues queriendo! —suspiró y me soltó, cogió una de mis manos y la acarició—. Ahora, yo mañana me volveré a Colombia...
—¿Q-qué?

—Sh... —me hizo callar—. Dejame terminar. —me miró—. Vas a tomar tus cosas e irás a casa de Rubius, hablarás con él... No soporto verte así de destruída por su roptura.

—Vale... —bajé la mirada— Gracias... —abracé a Mario, que al instante comenzó a acariciar mi cabeza, esperando que me tranquilizara—. Te iré a ver pronto a Colombia.

—Vete, se te hará tarde. —dijo él, besando mi frente—. Te quiero, mi princesa...

Me despedí de Mario, caminé rápidamente al edificio donde vivía Rubius, al llegar subí las escaleras lo más rápido posible. Era cinco piso y ya estaba en el tercero. Cada vez iba quedando menos, cada vez mi corazón se aceleraba más.

Me paré al frente de la puerta, antes de tocar limpié mi manos en los pantalones. Con las manos temblando, toqué unas dos veces. Esperé cinco minutos pero nadie abría, volví a insistir.

—¿Habrá salido...? —susurré, miré mi móvil que había sonado hace un momento—.

Miré el mensaje y solo era un mensaje de Eva, lo contesté y bloqueé mi móvil. Me senté en el suelo, apollandome en la pared. No tenía nada que hacer así que esperaría. Cerré los ojos, pensando en que podía decir porque realmente no sabía, estaba nerviosa.

(***)

Desperté en una habitación que ya conocía, miré a mi lado y me encontré con un chico de espalda. Me levanté rápidamente y verifiqué si tenía la ropa puesta, y si la tenía. Solo estaba sin chaqueta. El chico se dio media vuelta y abrió los ojos. Ese chico... Era Rubius.

—Eh... —lo miré sonrojada—. Yo... ¿Q-qué hago aquí?

—¿Qué hacías durmiendo fuera de casa? —me miró riendo—.

—S-solo venía a hablar contigo pero no habría y creo que me quedé dormida... —suspiré nerviosa—.

—Ah, vale. —se levantó y se puso su camiseta—. ¿Vamos a hablar ya?

—Si no estás ocupado... —lo miré—.

—Iba a grabar un vídeo, pero lo dejo para después... —caminó a la cocina y yo le seguí—.

—Oh... —miré lo que era la cocina—. Esto es un desastre...

—Hace tiempo que no nos veíamos... —dijo, ignorando mi comentario—. ¿A qué venías?

—Ya te dije, tengo que hablar contigo. —bajé la mirada—.

—¿Hablar de qué? —preguntó con intriga—.

—De nosotros...

—Tú y yo no somos nada. ¿Lo recuerdas?  —respondió borde—.

—Yo venía a eso... —me acerqué a él—. Venía a arreglar ese  “Tú y yo no somos nada“.

Dio un paso hacia atrás, tratando de alejarse de mí. Bajó la mirada, suspiró y me volvió a mirar.

—No creo que eso se pueda arreglar así de fácil.

Eso fue como una golpe bajo, no lo sé. Asentí, cogí mis cosas y salí de aquella casa. Con lágrimas en los ojos caminé a la mía, este no era el fin, tenía que seguir insistiendo. No me iba a cansar.

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TANTO TIEMPO T-T PERDOOOOOÓN, ES QUE ANDO
SIN INSPIRACIÓN... PERDÓN, PERDÓN, PERDÓN, PERDÓN, PERDÓN.

Yo creo que podrían mandarme ideas por mensaje, no lo sé... Me siento mal si no subo cap :c Bueno, ahora, sé que el capítulo está ABURRIDO, MUY ABURRIDO. Ya lo sé u-u pero si me dan ideas, subiré cap más seguido:3

Las amo, nos vemos pronto❤❤

El hilo rojo. {rdg}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora