Capítulo 39

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Íbamos en camino a la fiesta que íbamos a hacer por el pronto casamiento. Todos estaban en casa de Eva, esperándonos. Al llegar todos nos recibieron con una cálida sonrisa y abrazos.

Lana se acercó a mi y me felicitó.

-Estoy muy feliz. -me sonrió.

-¡Hey! -gritó Eva mientras se acercaba a nosotras-. ¿Cuándo seremos tíos?

Puse mis ojos como platos, no sabía que decir respecto a eso. Aún no sabían nada y no quería decirles, no estaba lista.

Alex corrió a nosotras, feliz, muy feliz.

-¡Adivinen qué! -les dijo a Lana y Eva.

-¿Qué? -respondieron ellas al unísono.

-¡Seremos tíos!

Las dos chicas me miraron, me miraron muy mal pero después de eso me abrazaron, gritando. Muy felices.

-¡Seremos tías, joder! -dijo Lanita con lágrimas en los ojos.

-¿Cuándo planeabas decirnos? -dijo Eva, volviendo a abrazarme.

-¿Cuánto tienes?

-Tres meses. -sonreí levemente.

-¿Queeeeeeé? -gritaron las dos-. ¿¡Y cómo no se te nota!?

Encogí los hombros mientras me dirigía a los demás chicos, los saludé a cada uno y después me senté al lado de Rubius.

Todos nos miraron, esperando alguna respuesta.

-Yo... -comenzó a hablar Rubius.

-Le íbamos a decir. -dije suspirando-. Solo que no estábamos listos, ¿Vale?

Asintieron, vi como Samuel se acercaba a mi para darme un pequeño beso en la frente.

-¿Y no usaron condón? -preguntó Willy.

-¡Willy!

-¿Qué? -preguntó con inocencia.

-Vamos, ¿No usaron?

-Nos dejamos llevar por la calentura. -respondió Rubius y todos reímos.

-Bue, tampoco es tan malo. -dijo Samuel riendo-. ¡Seremos tíos!

Todos soltaron una carcajada mientras que yo seguía seria. No sabía que hacer, desde que supe lo del embarazo me he desvelado pensando en como será ser madre. Rubius me abrazo y susurró algo a mi oído, algo no entendible. Todos seguían celebrando por la noticia mientras que yo me iba sintiendo más mareada de lo normal.

Tomé la mano de Rubius, la apreté con las pocas fuerzas que tenía. Este me miró mientras en su cara, se formaba una mezcla de preocupación.

-Eh, tío. -dijo Samuel mientras sentía como me tomaba en brazos.

-_____. -alcancé a escuchar, mientras de a poco cerraba los ojos.

(***)

Hoy era la boda y mientras me arreglaba, más nerviosa me ponía. Me miré al espejo y formé una mueca.

-¿Qué pasa? -Lana me miró y luego se acercó a mi.

-Odio mi panza. -solté una carcajada.

-Te ves hermosa de cualquier manera. -dijo Eva.

Lana comenzó a maquillarme, mientras que yo miraba mi panza, una gran panza.

-Oigan... -hablé nerviosa.

-¿Qué pasa ahora, tía?

-Este... La última vez que fuimos al doctor, nos dieron fecha para hoy.

Eva se sentó al frente mío mientras buscaba alguna señal de broma.

-Joder... -susurró.

-Si nace hoy, no podremos casarnos.

-Piensa que si podrán, no sabes a que hora puede nacer.

(***)

Estábamos en la iglesia, estaba comenzando a sentir mal estares.

"Vamos, ahora no pequeña". Pensé mientras miraba a Rubius.

-Puede besar a la novia. -dijo finalmente.

Rubén se acercó a mi, pero sentí como algo caía entre mis piernas.

-El bebé. -susurré.

Se apartó de mi, sorprendido. Miré a Eva, en señal de alerta.

-¡El bebé! -gritó Rubius.

-¡Rubius! -grité.

El me tomó y salió corriendo de la iglesia, subió al auto y comenzó a manejar rápidamente al hospital.

-¡Vamos, apresurate!

Rubén.

Tomé a mi hija, mis ojos se llenaron de lágrimas, pero de felicidad.

-Es tan... Preciosa.

Miré a mi esposa y le sonreí.

-Ya puede besar a la novia. -susurró Eva, entrando a la habitación.

Me acerqué a ella y la besé.

-Te amo. -me dijo y yo le sonreí.

-Joder, es tan pequeña... -habló Eva.

-Como su madre.

Reímos, todos menos ella. Le dediqué una sonrisa y ella me la devolvió.

-Bienvenido a la familia, pequeña Emma.

(***)

-¡Vamos, Emma! -la tomó de las manos y ella, con sus pequeños pies, comenzó a caminar.

-¡Muy bien! -habló Rubius, con una sonrisa.

Su madre soltó sus manos y ella comenzó a andar por su cuenta. Rubén sostenía la cámara mientras explicaba lo bien que estaba con su hija y su querida esposa.

Dejó de grabar, ya que llamaron a la puerta. El caminó rápidamente a la puerta.

-¡Hey!

Los chicos se abrazaron, Mangel, que no pudo estar presenten todo este tiempo, se acercó a la pequeña y la miró con ternura.

-Dioh...

-¡Mangel! -la chica corrió a sus brazos.

Se abrazaron, mientras reían.

-Tío, ¿Nos podrías sacar una foto? Desearía guardar este momento para siempre.

Todos se dirigieron al salón, mientras que los dos chicos y su pequeña hija, se sentaron en el gran sillón. Se arreglaron y miraron a la cámara.

-Lah mejor familiah... -sonrió Mangel, mientras hacía un click y el flash alumbraba toda la habitación.

Todos habían salido sonriendo, estaban muy felices.

Era un momento para recordar.

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El hilo rojo. {rdg}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora