—Es que no entiendo tío... —habló Rubius atravez del móvil—. Sí, sí. Pero Alex...
—No es necesario que habléis así de Alex. —entré al salón un poco enojada—.
Rubius se paró rápidamente, cortó la llamada con Mangel y se acercó a mí.
—¿Lo estás protegiendo? —exclamó Rubén molesto—.
—Algo así... —suspiré—. Por favor Rubén, no quiero discutir contigo.
Lo traté de abracé pero el se separó de mí. Me miró con frialdad y enfado.
—Haber, ¿Cómo te lo explico? —dije pensativa—. Llevamos muy poco juntos...
—Dos meses. —dijo firme Rubén—.
Asentí.
—No quiero mandar a la mierda todo ésto. —habló él—. No quiero en serio, no puedo evitar ponerme celoso por lo de Alex. Perdón, perdón.
—Ya, yo tampoco quiero terminar contigo... —le respondí apenada—.
Rubén me miró y se acercó lentamente a mí, cada vez faltaba menos para que nuestros labios se juntaran. Hasta que finalmente se juntaron, dulce, cálidos y con un poco de sutileza.
—No quiero perderte. —nos separamos—. Promete algo...
—¿Qué cosa? —sonreí—.
—No te alejes nunca de mí.
Asentí y corrí a sus brazos, enrredé mis piernas en su cintura y lo besé nuevamente.
—Te amo. —le dije con sinceridad—.
Rubén solo me respondió con "Yo más", me solté de su agarre y fui a mí habitación.
—¿Qué pasó? —preguntó Rubius—.
—He escuchado mi móvil sonar, pero no... —respondí dudosa—.
—Oh, me ha pasado. Es la costumbre —encogió lo hombros y se fue al salón—.
Corrí detrás de él y me colgué en su espalda. Le empecé a dar besos en los labios, muchos.
—Ya basta. —dijo riendo—.
—¿No te gustan mis besos? —exclamé—. Auch, eso me dolió justo aquí. —señalé mi pecho—.
—¿En las tetas? —rió Rubius—.
Reí junto a él, me encantaba sus estupideces.
—No, claro que no. —seguí riendo—. El corazón, tonto.
—¿Y me llamas tonto? —paró de reír—.
—Claro, porque eres tonto. —me acerqué a él—. Mí tonto.
Nuestros labios se juntaron nuevamente, nuestras lenguas tenían una guerra. Me separé de él, en el momento que la puerta suena. Fui a abrir, me encontré con Eva, estaba llorando.
Oh Dios, no.
—¡Eva! —exclamé un poco incómoda—. ¿Qué ha pasado?
La dejé pasar, Rubén me miró con miedo al ver a Eva así.
Todos sabemos porque está así.
—No seas así, _____. —habló ella—. Tu sabes perfectamente porque estoy así.
—En realidad no lo sé... —respondí nerviosa—. Sientate...
Ella se sentó en frente mío, rubius me seguía mirando con miedo. Nos intercambiabamos miradas entre los dos pero no podíamos hablar.
—______… —dijo Eva—. ¿Recuerdas qué te dije que mi padre estaba enfermo?
—Eh, sí, sí. —mi nerviosismo disminuyó—. ¿Está bien tu padre?
Ella negó lentamente y su llanto comenzó nuevamente.
Alex, amigo mío, por un momento pensé que habías terminado con Eva y ella venía a por mí. Pero no, gracias a Dios.
—¿Q-qué le ha pasado? —pregunté—.
Eva comenzó a llorar más de lo normal, miré a Rubius pero él estaba hundido en sus pensamientos, quizás que cosa esté pensando. Yo, por mí parte me acerqué a Eva con cuidado y la abracé por un largo rato.
—Tu no lo entiendes, ______. —dijo Eva aún con lágrimas en los ojos—.
—Si te entiendo. —me paré y la miré—. Perdí a mi padre cuando era pequeña, lo mataron...
Rubius me miró sorprendido, porque claro está, nunca le había comentado sobre mi familia. Eva se disculpó y yo sonreí.
—No te preocupes. —sonreí—. Todavía no lo supero por completo pero ya estoy mejor.
Ella sonrió y se volvió a disculpar, pero ésta vez fue por venir sin decir nada. Se despidió de nosotros y se fue allí.
—Me llamas cuando puedas. —le dije antes de cerrar por completo la puerta—.
Fui al salón, Rubius me miró con pena pero yo negué.
—Nunca me preguntaste sobre mi familia. —encogí los hombros—.
—Me hubieras comentado si quiera. —respondió algo extrañado—.
—Era una herida muy profunda que no quería abrir nuevamente.
Asintió y se volvió con sus pensamientos.
—¿Qué piensas tanto? —pregunté—.
—Pobre Eva... —suspiró—. Por un momento pensé que venía a hablar por Alex...
—Yo también pensé lo mismo... —dejé un mechón de pelo detrás de mi oreja—. Pero no puedo seguir tranquila porque sé que ese día llegará, Alex terminará con Eva y ella comenzará a odiarme y... —rubius me interrumpió—.
—Ese día llegará, sí. Pero ten por seguro que Eva no será así contigo. —me abrazó y yo solo dejé escapar un suspiro—. Además tu estarás conmigo y él tiene que entender que tú, eres mía.
Sonreí y lo besé.
Rubén fue a su habitación a hablar con Mangel, según él querían preparar una "fiesta" para hoy en la tarde pero parece que no podían ya que era día de semana y algunos no podían.
—¿Y? —me asomé por el marco de la puerta—.
—El viernes vendrán. —caminó a su cama y se acostó—.
—Ven aquí. —indicó el lugar que quedaba a su lado—.
Me saqué mis zapatillas y las dejé en el suelo, me puse al lado de rubius, éste me abrazó.
—Te amo... —dijo a mi oído, provocando una corriente pasara por cada esquina de mi cuerpo—.
—Yo más... —respondí a susurro—. No te alejes nunca de mí.
—Lo prometo. —dijo él con sinceridad—.
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¡Hey! ¿Qué tal todo? :3
Yo estoy muerta de sueño pero hace tanto calor, que no puedo dormir...
¿Les gustó el capítulo? No está taan interesante...
Pero bueh, no importa:'v¡Laaas amooo! ¡YA SOMOS 9 MIL LEÍDAS!
Gracias, gracias... son las mejores del mundo mundial.♥♥♥
Laaas amoooo
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El hilo rojo. {rdg}
Genç Kurgu"Te prometo que cuando llore por ti lo haré solo por las noches, que cuando alguien mencione tu nombre fingiré que no me importa, que cuando te extrañe no saldré corriendo a buscarte ni a llamarte, que cuando escuche una canción que me recuerde a ti...