Capítulo 4 | ¿Sería malo morir este día?

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SAM

Se que esto está mal. Se que no debo molestarme por verla a su lado pero no puedo soportarlo. Nos escondemos detrás de los grandes árboles, Lorna y Tony están al frente, mirando que sucede entre Bucky y Wanda, escucho las notas de la guitarra y siento mi corazón romperse. Soy un idiota. Me negué a aceptarlo aún después de besarla una vez, y ahora este niño bonito viene y la atrapa en un instante. Asomó la vista y entonces veo su rostro, está tan feliz, si yo pudiera hacerla feliz. Si yo pudiera ser quien toqué la guitarra. Me quedó observando y siento en mi garganta como se forma el nudo. Y deseo algo que no debería, deseo que James haga algo lo suficientemente estúpido para que se aleje de ella. Mi deseo es que se vaya del país, que la engañe o la hiera, solo para que yo pueda consolarla, y todo crece cuando los veo besarse. Solo le bastó un mes para probar sus labios. Y yo aquí, fantaseando con ella cada noche. Me alejo frustrado aunque escucho la voz de Mark a lo lejos, no tengo porqué soportarlo. 

A la mañana siguiente, cuando estamos recogiendo todas las cosas, los veo alejarse y perderse cerca del arbusto de mariposas, la banda está oculta detrás de los árboles. Sin importarme que mi corazón salga herido caminó hacia ellos y veo nuevamente a Wanda siendo envuelta en sus brazos mientras lo besa. Me imagino la sensación de sus labios rosas y de entrelazar mi mano con su cabello castaño. Me alejo molesto mientras voy pateando las rocas. Seguimos por el sendero y los veo andar como si nada y mi esperanza de que sea un simple beso insignificante me pone alerta. 

Es martes por la mañana y he evitado a Wanda. Dice que tiene algo importante que decirme y me imagino que puede ser, he visto en su Instagram las fotografías del campamento acompañadas de las frases de la canción. Ella sabe que la evito y que tarde o temprano tendré que enfrentarla. Suspiro frustrado mientras me dejó caer en el asiento del aula. La clase de idiomas está cerca de comenzar y no hay casi nadie. Cierro mis ojos descansando cuando escuchó su fastidiosa voz. Los abro y me encuentro con Bucky hablando con todo el mundo, un par de muchachos que fuman un cigarrillo le preguntan quién es Wanda. Y lo veo quedarse en silencio. ¿Cómo puede definirla si ni siquiera la conoce? Él no sabe todo lo que ella es, no la conoce como yo lo hago. Todos preguntan quién es y algunos chicos me miran a mí, diciéndome que la conozco mejor que nadie. Lo terrible es que es verdad. James me mira con inocencia, como si creyera que le contaré todo. 

Me he quedado en silencio, cuanto puedo contarles sobre Wanda, cómo puedo explicarles lo magnífica que es. Lo inteligente que llega a ser. Quiero contarles sobre todo, de cómo aprendió a bailar y a cocinar, cuando resolvió una ecuación demasiado compleja en clases y decidieron hacerle pruebas. O mejor aún, cuando le dijeron que su IQ era más alto de lo normal, cuando le explicaron que era excepcional. Pero no me corresponde y no quiero hacerlo. Se todas esas cosas porque las he vivido a su lado, y otras más ella confío en mí para contarme las. Lo que es triste porque se que en todo este tiempo Wanda no sintió una chispa por mi, me ve como un hermano, como su amigo, pero no como su clic. No somos Mavis y Jhonny, no hay nada entre nosotros. Pero James parece serlo. Parece que en aquel momento en el que se encontraron tocando el piano surgió, desearía haber estado ahí para confirmarlo y dejar de aumentar mis esperanzas, pero como todo el mundo sabe, la esperanza es lo último que muere. 

Minutos después una chica llega a avisarnos que el profesor no dará clases hoy y yo suspiró aliviado. Me quedó en el asiento esperando a que todos salieran y pueda huir lo más rápido, antes de encontrarme con Wanda. Pero el aula se queda vacía a excepción del muchacho pelinegro. Me mira y se cruza de brazos mientras se recarga en la pared. Siempre huyo de los problemas y evito a toda costa las peleas pero Bucky no me lo está haciendo fácil y por primera vez no pienso huir. Si quiero tener a Wanda tendré que pelear por ella. 

—¿Ya te vas? — me pregunta en tono serio mientras entrecierra los ojos. 

—No es algo que te incumba Barnes— digo firme y camino hacia la puerta cuando él toma mi brazo con brusquedad. Me alejo y me giro quedando frente a él. Ambos estamos a la misma altura y debería saber que se boxear, que puedo noquearlo con un solo golpe de mi puño— ¿Qué es lo que quieres? 

La Ciencia del RockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora