Capítulo 2 | ¿Puedo intentar?

283 31 13
                                    

WANDA

Sus ojos azules, parecen el cielo mismo, su tono claro me envuelve como si estuviera entre nubes y estrellas. Es como ver un espejismo, como un oasis en medio del desierto. Me sonríe y eso hace que mi cuerpo cosquillee nervioso. Su voz, melodiosa y varonil me saca de mis pensamientos, pero mi cerebro no reacciona, no puedo decir nada—Te busque desde el concierto, yo-yo quiero decirte algo... 

—Me encantó la canción— suelto de pronto sin poner demasiada atención a lo que me acaba de decir. Él sonríe y agacha la mirada mientras se muerde ligeramente el labio inferior. No te sonrojes Maximoff, no te sonrojes, me suplicó. Pero inmediatamente siento mis mejillas calientes. Solo entonces me repongo y estiro mi mano hacia él— Wanda, ese es mi nombre. 

El alza la vista y toma mi mano suavemente, estrechandola con delicadeza— Es un melódico nombre— me halaga— James Bucky Barnes. Ven con nosotros— dice aún sin soltar mi mano— tengo tantas cosas que preguntarte. 

Por un momento no creí que fuera real, pero después esa sonrisa me hizo sentir tanta confianza que decidí aceptar su apresurada invitación. Sin soltarme me guía por el campus de la universidad, saliendo hacia la Ciudad— Bueno, no eres el único con tantas preguntas— el me mira, curioso ante mis respuestas. Caminamos solo unos pasos más cuando divisó el pequeño restaurante, sus amigos de los que no se su nombre están tras de mí, susurrando cosas y eso aumenta mi nerviosismo. Hace tanto que no tengo una cita y eso solo revive malos recuerdos, no es una broma, lo ví en su rostro, quiero creer que es así. Entramos al pequeño restaurante y me mantengo silenciosa mientras relata su larga travesía de buscarme por la universidad— De hecho sería más fácil encontrarte a ti, Sam conoce a todo el mundo. 

—¿Conoces a Sam?— yo asiento con la cabeza mientras me siento frente a él en la enorme mesa del restaurante, sus amigos tras de nosotros se sientan al fondo sin prestarnos demasiada atención— No sé porque no sé me ocurrió preguntarle. 

—Bueno, ahora lo sabes, quieres encontrar a alguien pregúntale a Sam— digo encogiendome de hombros y recargandome en la mesa. 

—Steve— dice refiriéndose al chico rubio que me guiña un ojo— te encontró en el área de ciencias ¿Que hacías por allá? ¿Qué estudias? ¿Porque no te había visto antes? — él también se recarga en la mesa, acercándose tanto a mi que mis mejillas vuelven a teñirse. Puedo ver las pequeñas pecas que le cubren las mejillas. Pero si tengo que elegir, es esa mirada, tan relajada y llena de vida que hace que me sienta eufórica, sus ojos azules son como el cielo mismo, perderme en ellos sería como volar. 

—Estudió ciencias— le contestó, saliendo por primera vez de mis pensamientos para evitar decir alguna estupidez—Microbiología para ser exactos. Bueno, los ingenieros en ciencias pocas veces vamos a fiestas. Así que lo de hace unos días fue mi primera fiesta en casi un semestre. 

—Eso significa que eres muy inteligente— yo asiento orgullosa. Se que en este mundo donde la belleza es el más grande atributo, yo estoy orgullosa de mi IQ, de lo que puedo hacer por mejorar, tan siquiera un poco, este mundo—Yo estudio Comercio Internacional pero mi pasión es la música— Sus ojos brillan. Es imposible no notar que la música era su vida. Su forma de vestir, su cabello alborotado y su voz tan melódica lo dice todo, es un rockero. Parece sacado de una historia. Perfecto. Esa es la palabra correcta con la que puedo definirlo— conoces nuestra banda, Steve es el baterista Clint toca el bajo— señala al muchacho de cabello rubio que me estrecha la mano, todo un caballero—Malcom es nuestro guitarrista estrella— señala al castaño quien alza su puño para que los choquemos, no puedo evitar reír. ¡No lo hago desde que tenía 10!— y yo soy el vocalista. Me sorprende que no nos conozcas, hemos tocado varias veces en el auditorio universitario y algunos eventos de caridad. 

La Ciencia del RockDonde viven las historias. Descúbrelo ahora