Epílogo | La Ciencia del Rock

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Dedicado a Robert. Por ser la persona que inspiró esta historia. 


 Los años pasaron como un amanecer. Pronto aprendieron a vivir el uno sin el otro y entendieron que eran demasiado jóvenes, con muchos sueños y metas. Había un sin fin de noches tristes, Wanda a pesar de todo, escuchaba sus canciones y sentía que algunas eran para ella. A pesar de los años, algunas canciones parecían un "Te extraño" que ninguno se atrevió a confesar. No volvieron a hablar, a quedar o encontrarse. Wanda incluso tomó su distancia con la banda. Y solo eran eso, recuerdos.

Bucky la observó en la televisión cuando ganó su primer premio Illuminati por el descubrimiento del mineral Ocean, y luego, en medicina por sus aplicaciones en la neurociencia. La vio inaugurando un centro especializado en Alzheimer, y ahora, la observaba siendo nominada para el premio Illuminati en Matemáticas, por resolver la ecuación Navier—Stokes. Se mudará a Australia después de trabajar en el SIT. A veces se preguntaba cómo se atrevió a robarle semejantes sueños tan grandes y brillantes. Se preguntaba si estando a su lado podría cumplirlos, si de haberlo permitido, ella sería tan feliz como se observaba. Porque Wanda era un libro abierto que no ocultaba su sentir. Y estaba orgullosa y satisfecha.

Esos momentos lo hacían sentirse menos culpable. Porque aún en el fondo se odiaba a sí mismo por dejar una promesa pendiente. Observó por la ventana del jet a Australia, y entendió porque Wanda quería estar ahí. Sus abundantes bosques, sus azules mares, eran hermosos. Cerró los ojos mientras escuchaba la música en sus oídos y entonces esa melodía, la canción que él solo conocía su verdadero significado, resonó.

"Si, sé que está es la primera noche que te he dicho la verdad

Oh, lo que esté alocado corazón te dirá, es simplemente la verdad. "

Suspiro, recordando esos brillantes ojos miel que lo acompañaron siempre. Los que imaginaba en cada concierto, y pese a la distancia, sabía que Wanda estaría ahí, desde lejos, apoyando sus sueños. En una entrevista una periodista le preguntó cuál era la fórmula detrás de sus canciones, porque el mundo se dió cuenta de sus canciones de despedida, de corazones rotos, después de proclamar un amor tan grande. ¿Había perdido la inspiración? No, porque aún cuando tuvo que alejarse, aún pensaba en ella y en el sin fin de emociones que le provocaba tenerla lejos.

" Puedo decir que te quiero está noche

Oh, es la única noche que podré decirte la verdad

Tu sonrisa me dice bésame mi cabeza me grita bésala.

No puedo evitar sonreír al verte caminar, Cariño, mi mente detendrás"

Cómo si de una señal divina, celestial o devastadora, los recuerdos volvieron a su mente. Recordó las promesas que no ha cumplido, en especial las de una canción.

"Creo que podré hacerlo

Construir una vida

Junto a ti para siempre"

Hace cinco años no estaba listo, hace cinco años no había dado giras por el mundo, ganado premios ni conciertos, no había vendido miles de discos. Pero si hizo algo, movió al mundo. Movió a su mundo, a Wanda. La amo con cada nota de sus canciones. No tenía porqué temer más, ni porque posponer. Porque ella siempre estuvo ahí, en su corazón, sin hueco para nadie más. En cuanto llegó al hotel tomó su laptop y comenzó a buscar el Instituto de Matemáticas en Australia, y en cuanto encontró la ubicación tomó las llaves del auto.

—¿A dónde vas Bucky ? — preguntó Clint quien afinaba las cuerdas de un violín.

—Voy por ella, voy por Wanda— cinco años sin pronunciar su nombre en voz alta. La banda se levantó como resortes y comenzaron a lanzarle preguntas que simplemente ignoró. Subieron al auto tras de él, aún en silencio, siguiendo Google Maps. Su corazón latía a la velocidad del piano, de la melodía que escuchó a Wanda tocar el día en que la conoció. Con melancolía y a su vez con entusiasmo. Deteniéndose y avanzando repentinamente.

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