Capítulo 16 | El bien puede doler

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WANDA

Caminamos por las calles de Cartagena, el viento es tibio y hay una ligera brisa refrescante que cubre nuestras pieles. Es de noche y somos iluiminados por los faroles que adornan el boulevard, hay pocos autos y la gente disfruta del clima cálido y de la belleza de la noche. James entrelaza su mano con la mía mientras ambos comemos un helado, fuimos al cine a ver una película sobre superhéroes sobre un chico que huye de su pasado y de su padre que posee diez anillos. Algo extraña pero me encantó. 

Después James propuso comer un helado mientras volvíamos al apartamento de Lorna, me mude solo unos días atrás, mientras terminan los trámites de la universidad. Caminamos en silencio mientras recargo mi cabeza en su hombro, a pesar de que es mucho más alto que yo. 

—¿Recuerdas la primera vez que te invite a un concierto?—asiento con la cabeza. 

—Si lo recuerdo, estaba muy nerviosa y más cuando Tony me arrastró a los camerinos— el se sonroja. 

—Quería que fuera más sutil... Pero es un Stark y todos sabemos que los Stark son muy estrafalarios— dice encogiéndose de hombros mientras pasamos cerca de la panadería, cierro mis ojos ante el delicioso aroma del pan— Yo también estaba nervioso y más aún cuando te vi llegar. 

—Pensé que me había escondido bien entre la multitud— el niega con la cabeza divertido. 

—Tal vez, pero cuando te vi con esos jeans rasgados me dejaste en blanco. Estaba tan nervioso que pensé que la guitarra se me caería de las manos. 

—Pues no se notó— le consuelo— era mi primer concierto y a mi me pareció maravilloso— él me da una sonrisa ladina. 

—Recuerdo que cuando estaba apunto de salir al escenario, me dije a mí mismo que haría todo lo posible por impresionarte. Y creo que funcionó— alzó una ceja— aceptaste una cita conmigo— yo me sonrojo y el pasa un brazo por mi cintura— Por cierto... ¿Dónde están esos jeans? 

Niego con la cabeza divertida— Son como de la suerte, así que están muy guardados en alguna parte de mi armario. 

—Deberias buscarlos—dice acercándose a mi oído— me encantaría verte de nuevo con ellos. 

—Es una interesante propuesta...— murmuró acercándome a su rostro y dándole un beso en la comisura de los labios— Yo te aviso cuando los encuentre— digo guiñándole un ojo y Bucky me da una sonrisa victoriosa. 

—Me encanta este humor tuyo. Cómo esa vez que Steve comenzó a preguntarte cosas sobre robots y dijiste que si tú querías, podrías conquistar el mundo... 

—Aún puedo hacerlo— digo con simpleza haciendo que me mire con curiosidad— pero las películas han dejado muy en claro que los robots se revelarán contra su creador, así que no me gustaría morir asesinada por ellos.

—Debo de admitir que eso no suena tan tranquilizador como crees— dice soltando una risa— la banda aún teme que puedas conquistar el mundo. 

—No quiero conquistarlo, solo ayudarlo— digo mientras entrelazo su mano con la mía. El sonríe y me da un beso en la cabeza. 

—Lo sé— susurra a la par que yo me recuesto en su hombro.

—Quisiera estar así todas las noches— le confieso— caminar por un lugar así, después de hacer algo divertido y contigo. 

El me mira con sus dos océanos y sonríe. Entramos al lobby del edificio y mientras esperamos el elevador él me mira y me rodea con sus brazos— A mi también— dice antes de tomar mi bote de helado y tirarlo a la basura, entonces cuando el elevador se abre me arrastra a él con rapidez y se acerca a besarme. 

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