Capítulo 17

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Al despertar sentí como las heridas ardían, me removí en la cama y me destapé para levantarme

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Al despertar sentí como las heridas ardían, me removí en la cama y me destapé para levantarme. Ya era de día y no sabía cómo seguir desde este punto. Enfrentarme a la situación de mi tío parecía agotador en este momento, verle la cara a Gunther y que su expresión detonara lástima, no quería enfrentarme a ninguna de las dos situaciones.

Me levanté de la cama y un poco tensa por los vendajes fui hasta la cocina para hablar con Gunther. Al llegar todo aquel desastre había desaparecido y no había nadie. Gunther no estaba.

Ninguna sensación de alegría me recorrió el cuerpo al enterarme de eso. Le debía una explicación, pero no podía enfrentarme a él. Demasiado sabe de mí, como para agregar algo más a aquella lista que parecía no tener fin. Defectos y defectos que me hacían parecer rota, estaba rota.

Aquellas decisiones que tomé años atrás ahora son cargas que no puedo lograr deshacerme. Pesan todos los días y no pensé que al conocer a personas nuevas aquellas decisiones pudieran llegar a afectar su opinión al respecto de mí. No quería que supieran mis secretos "oscuros" porque eran simplemente míos.

Miré la hora del reloj y las agujas marcaban las nueve de la mañana. Dormir demasiado era algo que no estaba previsto, las seis de la mañana siempre era mi punto máximo y más en estos últimos meses.

El ruido de la llegada de una notificación me hizo pegar un saltito en mi lugar. Giré a mi alrededor y solté un suspiro. Tal vez el té de limón me hiciera calmarme un poco. El agua estaba en la tetera y esperaba que la misma se calentase. Abrí los gabinetes y las botellas no estaban, algo que provocaba que mis nervios sobre la situación de mi tío volvieran a estar alertas.

Cerré la puerta del gabinete al sacar la taza con diseños de sandías. Puse el té en la taza y el agua ya se encontraba caliente. Yendo hacia el sofá me senté y prendí la televisión, como si aquel gesto pudiera traerme a la normalidad, el programa de deportes estaba allí, el mismo que estaba viendo cuando Adal se desplomó en el suelo. Temblé ante el recuerdo.

Escuché de fondo al programa sin prestarle realmente atención.

¿Cómo podía presentarme ahora a la pista?, ¿Cómo seguía después de todo lo que pasó?

El ruido del programa y las preguntas que rondaban en mi cabeza eran como una tortura. Me levanté del sofá con la taza casi vacía paseando de un lado al otro, tratando de organizarme.

¿Tengo que avisarle a flor lo que está pasando?, ¿Qué le digo al equipo después de no presentarme esta mañana al entrenamiento?, ¿Qué clase de compañera soy?, ¿Este tipo de patinadora soy realmente?, ¿Cómo podía ver a Gunther y no llorar en el proceso?

«¿Qué hiciste Darya?»

Me senté de nuevo en el sofá y de un solo trago terminé con el resto de mi bebida. Estiré mis piernas y las mismas eran adornadas por cortes y vendajes.

Sueños sobre hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora