Capítulo 8

1.1K 150 141
                                    

Gunther me miraba fijamente esperando una explicación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Gunther me miraba fijamente esperando una explicación. Podía conectarme con él debido al hielo y a aquella frustración que sentía debido a no saber cómo continuar, como si los obstáculos esta vez fueran demasiados grandes para seguir y no hallar una solución rápido incrementa la frustración, lo que provocaba que rendirse fuera algo demasiado tentador.

—¿Gunther? —Edrick se dirigió particularmente a él, pero su mirada fue enfocada en ambos tratando de tantear el terreno.

—Solo estábamos hablando —respondió un poco dudoso.

—Ernestine se fue.

—Lo sé —empezó a bajar hasta llegar junto a Edrick—. Gracias por la charla. —Me miró y después volvió a dudar para hablar optando por irse.

—Estará bien —murmuré.

—Ahora está un poco más tranquilo, supongo que tu charla ayudó bastante.

—Solo quiero creer que me entendió y escuchó al final. —Esperaba que mis palabras un poco confusas pudieran guiarlo en que tomará las decisiones correctas y que rendirse no estuviera entre ellas.

—Bueno, después de tanto drama ruego que llegué la tranquilidad.

—¿Cómo están las cosas?

—Sin ninguna demanda por ahora. —Negó con la cabeza antes de apretar un poco los labios en un gesto un poco molesto—. Ahora debo preocuparme por encontrar a alguien para que sea su compañera.

«Podrías hacerlo»

Como si de alguna manera leyera mis pensamientos Edrick me dirigió una mirada rara, es como si su cerebro estuviera trabajando horas extras tratando de descifrar, tratando de entender algo.

—Es hora de irme. —Bajé con cuidado y me despedí de él.

—¿Podrías hacerlo si te lo pidiera? —inquirió.

—¿Qué cosa? —intenté hacerme la distraída.

—Lo sabes. Hablo claramente de intentar ayudarlo para la presentación de fin de año, sé que fue hace tiempo desde que pisaste una pista, pero con estos meses puedes prepararte para ser su compañera, cuentas con las capacidades para hacerlo.

—Claro que eso es posible, hagámoslo ahora mismo, ¡empecemos ya! —hablé con sarcasmo—. ¿Realmente crees que no intenté volver?

—No creo que lo hayas intentado realmente.

—¡Claro que lo hice! —lo enfrenté—, tantas veces. Rogando por una mínima posibilidad de poder hacerlo, pero no pude y ahora estoy bien con eso.

—¿Lo estás?

—Estoy bien —respondí.

—Pienso que hacerlo con alguien te dará el apoyo que necesitas, ese consuelo de que hay alguien allí y que no estás sola en la pista.

Sueños sobre hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora