Capítulo 39

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Lunes 2 de febrero 2026

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Lunes 2 de febrero 2026

Cerré la puerta de mi departamento, el día estaba nublado y agradecía tener tiempo de descanso después del entrenamiento de hoy, ya que sido bastantes las horas en las cuáles estuvimos en la pista practicando nuestra coreografía y me apetecía dormir.

Dejé la correspondencia en mi escritorio al lado de mi laptop, lo chequearía después de darme una ducha. Apestaba y no me aguantaba el olor en esos momentos.

Gunther: No puedo creer que pagaras por la pieza, te lo devolveré. Hablamos más tarde.

Darya: Sabes que necesitas esa cosa que me explicó el mecánico, solo lo llamé y pagué. Tranquilízate y tómalo como un regalo.

Esperaba que el mecánico le hubiera contado solamente sobre una pieza superficial que necesitaba el auto y no sobre los demás arreglos que precisaba para que realmente pudiera funcionar y dejará de molestar en cierta manera a Gunther. No quería verlo sufrir pensando en las cuentas que tendría que pagar, solamente tomé la decisión de hacer un regalo pagando los arreglos.

Después de una ducha rápida en donde traté de relajar mi cuerpo en el proceso, olía a coco y desprendía un olor más agradable a comparación de cuando salí del entrenamiento en el gimnasio. Me vestí con una de las camisas de Gunther y unos calcetines que me llegaban a las rodillas, perfectamente cómoda.

Sentada con mi té de limón recién preparado me propuse terminar mis asuntos. Respondí correos de todos los ámbitos: de una manera más profesional al dirigirme a mi abuela y de una forma informal cuando respondí a mi psicólogo.

Hace cuatro meses que tenía una persona a la cual traté desde el principio como un aliado en la batalla de seguir adelante, mi nuevo psicólogo. Enfrentamos muchas cosas juntos en las sesiones y sentía que de alguna manera estaba progresando. Me puso desafíos que algunos pude enfrentar con facilidad y otros todavía estaban en proceso. El club también había dispuesto a dos psicólogos deportivos, tenía una sesión por semana con uno de ellos y eso equilibró mucho las cosas.

Seguía en contacto con Flor, venía a visitarme cuando organizaba sus horarios. Siempre eran momentos para ponernos al día, ya que no siempre podíamos hablar con tanta frecuencia. Estaba alegre con mi progreso en todos los aspectos y aún más cuando le expresé que mi psicólogo quería que hiciera una actividad extra que no tuviera relación con el patinaje. Entonces quise estudiar algo, estaba haciendo un pequeño curso en relación al diseño de interiores que duraba seis meses.

Prendí la lámpara porque la luz que entraba por la ventana no era suficiente. Agarré la correspondencia y me dispuse a disgustarme por las cuentas que tenía que pagar.

—Genial la luz aumentó. —Leí la cantidad de dinero que tenía que pagar y por un momento quise apagar la lámpara.

Algunas cuentas más para pagar y esa era mi correspondencia.

Sueños sobre hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora