Capítulo 16

829 92 62
                                    

Esperé a Gunther en la entrada deseando que viniera rápido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Esperé a Gunther en la entrada deseando que viniera rápido. La presión de que algo malo le pasara a mi tío estaba presente. Perder a alguien de nuevo y no haber podido hacer algo al respecto era abrumador.

¿Qué pasa si se muere?

Negué ante aquel aterrador pensamiento, nadie iba a morir hoy. Los médicos lo ayudarán y regresará a casa lo más rápido posible, volveremos a tener esas tensas conversaciones y nuestra rutina seguirá estable. Mantuve ese pensamiento en todo momento hasta que una moto estacionó frente mío.

—¡Sube! —La voz de Gunther estaba distorsionada por el casco. Como pude y con movimientos rápidos subí a su motocicleta.

Él puso en movimiento aquel vehículo que seguía siendo para mí un poco peligroso para usar y mis manos ante el movimiento brusco al arrancar fueron a parar en sus caderas.

—¡Dirección! —aunque ya se la había mandado por mensaje se la repetí un poco temblorosa.

El hospital estaba al otro lado de la ciudad en la parte más tradicional. Quería ir rápido y poder estar junto a él, que no sintiera miedo porque estaba allí y juntos atravesaremos esto.

Calculé todos los planes posibles para que no volviera a pasar esta situación. El alcohol se iba de la casa y tal vez necesitaríamos ayuda profesional para salir del pozo. Solo esperaba que Adal fuera inteligente y me permitiera ayudarle.

Gunther se quedó en el estacionamiento buscando lugar y con prisa ingresé al hospital. Yendo precisamente a la entrada una de las recepcionistas amablemente me atendió aceptando los papeles de identificación y haciéndome llenar las planillas, hice todo lo que me pidió tratando que el temblor de mis manos no me impidiera escribir.

—Una enfermera vendrá a informarte de la situación —me comunicó.

Orientándome un poco busqué un sitio para poder sentarme. El pasillo por donde me indicó la recepcionista estaba medio vacío, por lo que esperaba que los doctores no tardaran tanto en atenderlo y en darme la información.

—¿Todo bien? —Sentí como una mano se apoyaba en mi hombro—. ¿Qué sucedió?

No quería contarle lo que estaba pasando en casa, no quería que supiera de la adicción. Suficiente tenía con saber sobre mis problemas como para agregar aún más a la lista. Plantee una imagen mía que quería que conservara, las cosas feas podrían ocultarse en la oscuridad, no necesitaba saber más.

—Se sentía mal —agregó tiempo después—. Supongo que fue algo que comió.

—Bueno, esperemos que no sea algo grave.

—Yo también lo espero —murmuré mientras veía como se sentaba al lado mío.

Las enfermeras pasaban y distinguían a algunos doctores, pero nadie nos decía nada. Era como si en esas dos horas fuéramos invisibles. Me paré cuando una de mis piernas empezaba a entumecerse y la necesidad de caminar se hizo presente. Gunther escribía de manera rápida en su celular, ambos no habíamos hablado mucho desde que llegamos.

Sueños sobre hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora