EXTRA 3: Feliz cumpleaños

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Sentí de repente peso en mi espalda y sonreí porque sabía con precisión quién era

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Sentí de repente peso en mi espalda y sonreí porque sabía con precisión quién era. Me estiré en la cama y con cuidado me di vuelta para quedar boca arriba. Abrí levemente los ojos para acostumbrarme a la luz, Darya tenía la costumbre de abrir las cortinas desde temprano.

—¡Feliz cumpleaños! —escuché su dulce voz.

—¡Gracias! —imité su emoción porque estaba un poco dormido para ser sincero.

—¡Feliz cumpleaños! —Darya se acercó dejando un beso en mi mejilla.

—¡Apúrate papi! —se ubicó encima mío mientras copiaba a su madre y me dejaba un beso en la mejilla—, debemos ir con la abuela.

—Es muy temprano todavía —ambas hicieron el mismo sonido estando en desacuerdo—, ¿Qué hora es?

—Son las diez, debemos estar en la casa de tu madre dentro de una hora, apúrate. —Me golpeó juguetonamente mientras salía de la habitación—. ¡Holly debes lavarte los dientes! —gritó en el pasillo.

Holly hizo una adorable mueca ante las palabras de su madre.

—Vamos cariño, no queremos que mamá se enoje. —La alcé para ir al baño.

Holly todavía estaba en piyamas, la dejé en el suelo mientras ella se subía a su banquito y preparaba concentradamente su cepillo. Me miró y empezó a cepillarse los dientes, copié su acción y empecé a preparar mi cepillo. Ella se enjuagó un tiempo después y sonrió al espejo mirando sus dientes.

—¡Están brillantes! —me sonrió para que mirara sus dientes—, ¡como mamá me enseñó!

—Muy bien, ahora ve con mamá para cambiarte.

Se bajó del banquito y salió corriendo del baño. Negué sonriendo porque ella simplemente estaba con las medias blancas, Darya la mataría si la mugre después no salía.

Terminé con mis necesidades mientras escuchaba de fondo como Holly no quería peinarse, una situación que se repetía constantemente, aunque Darya de alguna manera siempre lograba salirse con la suya. Me cambié rápido porque estaba seguro que tendríamos que ir a la tienda a comprar algo de urgencia antes de ir con mi madre.

—¿Ya nos vamos? —entré en la cocina.

Holly estaba parada en el sofá mientras negaba con la cabeza. Darya estaba enfrente de ella con el cepillo en la mano.

—Vamos a llegar tarde Holly y no queremos hacer esperar a la abuela —Darya pronunció.

—No me gusta peinarme —negó con la cabeza mientras me miraba buscando ayuda.

—Yo me encargo, ve a vestirte. —Tomé el peine de princesas de la mano de Darya y me enfrenté al terremoto que era mi hija.

—No voy a peinarme papi. —Negó con la cabeza.

Sueños sobre hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora