Capítulo 26

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—¿Hay tantos periodistas?  —murmuré mientras miraba la nueva ciudad a través del vidrio del auto alquilado de Flor

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—¿Hay tantos periodistas? —murmuré mientras miraba la nueva ciudad a través del vidrio del auto alquilado de Flor.

—No te preocupes, Pedro puede con ellos. —Gunther parecía más acelerado de lo normal al contentarme.

—Pobre de Pedro por eso, ¿algún herido?

—Hasta ahora ningún infiltrado, la policía está dando vueltas siempre por el club y Edrick contrató a dos guardias más. Ellos son muy persistentes y no están permitidos en el club.

Hace días atrás la prensa hizo aparición en la ciudad, haciéndose presente todos los días en el club, molestando a las personas por información sobre nosotros. El club le cerró las puertas en la cara porque molestaban constantemente y se tomaron medidas de seguridad porque la situación empezaba a ser un poco peligrosa.

—Tal vez podríamos decir algo para aplacarlos un poco —propuse tratando de encontrar una solución.

—Déjalos —Parecía que estuviera moviéndose todo el rato en el que estuvimos hablando—. Debo colgar es hora de esconderme por un rato.

Cuando la llamada se cortó me quedé mirando mi celular, no quería que tuviera que esconderse porque la prensa estaba siendo insistente por información. Lo sabía desde el principio siempre buscando la primicia de la noticia como si las personas implicadas no tuvieran nada de privacidad. Cuando adquieres un poco de fama la privacidad no existe.

—Tal vez podría dar algún tipo de comunicado —le hablé a Flor que manejaba concentrada, pero sabía que estaba escuchando. Podría calmar la situación si decía algunas palabras y explicaba lo que estaba pasando, aunque no supiera muy bien cuál era la situación de nuestra pareja de baile.

—No lo hagas, el club puede con esto.

—Pero...

—Darya, deja eso atrás por favor y céntrate en lo que te espera.

Dejé el tema atrás porque Flor estaba más irritable de lo normal. Desde que tomé esta nueva decisión las cosas se complicaron un poco, la organización del viaje y la mudanza fueron un poco duras. Sesiones un poco intensas y unas complicadas semanas de entrenamiento físico.

—El departamento es bonito, creo que puedo darle mi toque en la decoración.

—Es un poco pequeño para mi gusto, aunque creo que funcionará para ti.

—La última vez que lo vi fue para darle las decoraciones finales, pensé que me agobiaría, pero no fue el caso. Me divertí bastante buscando lo que quería en las tiendas e internet.

—Por las fotos que me enviaste ayer quedó lindo —dijo, concentrada en el camino.

—Mi abuela estaba inquieta con la decisión, la aceptó al final. Con el dinero que recaudamos con la otra casa que estaba en San Francisco pude usarlo e invertirlo.

Sueños sobre hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora