Glimmer se despertó y gritó cuando sintió el agua fría sobre su cabeza. De un portazo irrumpió en la habitación de Adora.
— ¡Adora! ¡¿Otra vez te terminaste el agua caliente?!—
Tuvo que retroceder, necesitando ahora esa ducha fría. Catra yacía desnuda en la cama de la rubia, casi sin estar cubierta por las sábanas y un sexy y adormilado movimiento llamó la atención de la chica de cabello rosa.
—¿Te gusta lo que ves, Chispita?— Sin ninguna vergüenza, Catra terminó de estirarse y encogerse de nuevo en el colchón.
—¡Catra? ¿Cómo... ¡Por qué?!—
—Adora se fue a trabajar hace un rato. ¿La necesitabas?— La sonrisa socarrona de Catra casi siempre sacaba rápidamente de sus casillas a Glimmer y eso le causaba tanta diversión y regocijo a la ejecutiva, que ahora casi siempre la llamaba Chispita, por lo rápido que se encendía.
—¿Y qué haces aquí todavía?—
—Mi hermosa novia me dejo dormir aquí para que los mocosos del parque no me molestaran pero otra mocosa de todos modos me despertó— Le sonrió Catra, mientras se acomodaba en la cama sin ningún pudor, dándole una vista nada inocente de su trasero a Chispita mientras se rodaba, toda ella una felina.
Glimmer miró a otro lado y bufó.
—Adora se va a enterar de esto, gata—
—¡Por supuesto! Se va a reír mucho cuando sepa como te sonrojas. ¿O crees que se ponga celosa de que no dejas de mirar a su novia?—
—¡aasrgh! Maldigo el día que se conocieron—
—¿Me querías toda para ti, Glim?— Catra se incorporó sobre un codo para señalar su cuerpo con la otra mano.
Glimmer se puso colorada, se dio la vuelta y después de gruñir y maldecir una vez más, azotó la puerta y regresó a bañarse.
Catra se río de buena gana y se durmió después de ver sobre el buro la foto donde abrazaba a una radiante Adora en su primer mes de noviazgo.
La pelirosa salió del departamento unos minutos después, sin dejar de dedicarle una mirada furibunda a la puerta de su amiga Adora. Desde la primera vez que se habían visto, algo de Catra no le cayó bien. Pero Adora ya había salido cuatro veces con ella y estaba totalmente encantada. Apenas dos semanas después ya estaban juntas, y otras dos semanas más y Glimmer tenía que escuchar los gritos y gemidos de ambas en sus tardes libres o fines de semana, porque la gata seguía con su turno nocturno.
Ya se estaba preparando para las noches sin dormir.
Adora era un ángel o de verdad tenía algún problema en la cabeza, para aguantar a esa pesada y verla como si fuera la última coca del desierto. No era la primera vez que veía desnuda a la felina. Catra era tan desvergonzada que nada la amilanaba. No tenía ninguna clase de pudor tampoco, estaba demasiado segura de su propio cuerpo. Lo que era un golpe muy bajo para Glimmer.
Con su cuerpo suave y curvilíneo, no se comparaba con los músculos marcados de Adora, además de su piel blanca y quizá el demasiado trillado atractivo de ser rubia y de ojos azules. Y no tenía problema, porque Adora jamás presumía de su cuerpo de un modo sexy o intimidante. Y Catra era una trigueña de escándalo, con sus curvas de revista. Se notaba que hacía ejercicio, porque aunque su abdomen era suave, sus muslos, glúteos y brazos estaban tonificados. Y exudaba sexualidad por todos lados.
En su modo de caminar, en sus sonrisas ladinas, en su forma de inclinarse, de siempre tocar y acariciar a Adora, con sus escotes abiertos y quizás aprovecharse de sus senos pequeños y firmes para no usar siempre un brasier. Catra era un golpe muy duro para su autoestima.
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La Chica del Apartamento 512
Hayran KurguUna mañana como cualquier otra... se había quedado dormida, su rommie le había ganado el baño, las llaves no cooperaban... Pero una preciosa trigueña hizo aparición para alegrarle la mañana, el día, la semana... y tal vez la vida. Catradora y otras...