♡⃕ O9 ʾʾ𓈒᮫

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—¡Felix! 

Detuvo sus pasos cuando escucho la voz mas bonita del mundo pronunciar su nombre. Una sonrisa automática se dibujo en sus labios al tiempo que se giraba y veía al omega correr hacia el.

—Buenos días, Felix.

Los brazos de Hyunjin lo rodearon momentáneamente, y el calor se expandió a su pecho. El dulce aroma del omega lo envolvió, mejorando su mañana al instante. Definitivamente, podría acostumbrarse a eso.

—Buenos días, Jinnie— respondió, cuando el contacto se rompió

Los dos chicos continuaron juntos de camino a clase, charlando sobre lo deliciosas que estuvieron las magdalenas de Hyunjin del día anterior, mientras todos y cada uno de los estudiantes contemplaban las escena incrédulos.

Los cuchicheos y miradas indiscretas les precedían, y es que, no todos los días se veía al estudiante mas dulce y deseado de todo el instituto abrazar al alfa mas temido. Aquello era como ver a un conejito darle la patita a un tigre; antinatural. Aquella amistad iba contra todas las leyes. Aquella amistad iba contra las leyes naturales de todos los circulos sociales adolescentes.

¿El marginado y el popular?

¿Esto que es, una novela cliché de wattpad?

Jeongin ya estaba en clase esperando a su mejor amigo con una de sus lindas sonrisas, que lentamente se desvaneció al verlo entrar charlando animadamente con Felix. Cuando el pelinegro lo vio, le dedico una gran sonrisa y se dirigió hasta el, arrastrando al alfa a su lado.

—Innie, el es Felix hyung. Felix, el es Jeongin. Seguro que nunca lo han presentado— hablo Hyunjin animadamente.

—No, nunca había tenido el... placer— dijo Jeongin con notoria ironía.

Felix quería alejarse lo mas pronto posible, no le gustaba conocer a gente nueva, y que el amigo de Hyunjin lo mirase comos si fuera un secuestrador de niños en una furgoneta blanca, tampoco ayudaba. Pero Hyunjin se veía tan feliz, tan ilusionado, con sus ojitos brillando de felicidad, como si nada le hiciera mas ilusión que presentarlos, como si de verdad el le importara. Aquel niño era su perdición. Felix se obligó a poner su expresión más neutra y mirar a Jeongin.

—Encantado.

 El chico le miro como si le hubiera salido otra cabeza.

 —Igualmente...— respondió desconfiado.

Hyunjin aplaudió alegre.

—¿Ves, Innie? Te dije que Felix era genial.

Jeongin asintió sin convicción, no queriendo discutir con su amigo. Mientras, Felix solo podía pensar en que Hyunjin creía que era genial. No pudo evitar sonreír, aunque, cuando se dio cuenta de que Jeongin le miraba con el ceño fruncido, volvió a su expresión neutra.

Cuando el profesor Park entro a clase, Felix volvió a su sitio, y Hyunjin tomo asiento junto a Jeongin.

—¿Estas loco? ¿Ahora eres su amigo?— preguntó Jeongin entre susurros, mientras el profesor escribía en la pizarra.

—Si, lo soy. ¿Tienes algún problema? 

El tono de Hyunjin dejaba en claro que, como la respuesta a aquella pregunta fuera errónea, iba a tener problemas. Y muy serios

—No, es solo que... no me gusta. Hazme caso Jin, Felix no es de fiar. 

—Estoy arto de tus "no es de fiar", Jeongin, esos no son mas que prejuicios— que lo hubiera llamado por su nombre no era buena señal.

—Lo siento Jinnie, es que no me da buena espina...

—¡Pero no es un pecado! ¡No tiene que darte buena espina!— respondió, haciendo un puchero, frustrado.

Jeongin reprimió una risa, su amigo no tenia remedio.

—¡Tengo una idea! — exclamó de pronto Hyunjin.

Quizá lo hizo demasiado alto, porque toda la clase se giro hacia el, incluido el señor Park.

—¿Le gustaría compartir esa idea con el resto de la clase, señor  Hwang?— preguntó el profesor.

Las mejillas del omega se tiñeron de un potente rojo, bajo la mirada avergonzado y empezó a jugar con sus manos.

—Lo siento mucho, señor Park, no volverá a ocurrir— se disculpo con voz suave.

Hyunjin había despertado el instinto protector de todos los alfas y betas del aula, incluido el profesor, que le regalo una sonrisa tranquilizadora.

—No te preocupes, todos nos despistamos de vez en cuando.

Hyunjin le devolvió una enorme sonrisa y un efusivo asentimiento de cabeza.

—Jin, tienes suerte de ser tan adorable, así nadie se da cuenta de que, en realidad, eres un desastre.

Los dos amigos rieron bajito.

—Cuéntame esa idea, anda.

—Tenemos que salir los tres, ir a algún sitio juntos. Así veras que Felix no da nada de miedo, y que es un chico estupendo— Hyunjin  sonrió ilusionado, convencido de que, al lado de si idea, la cura de la malaria era una nimiedad.

—Oh, no, no, no. Ni hablar. T, ¿desde cunado lo llamas Felix con tanta familiaridad?

Las mejillas de Hyunjin volvieron a teñirse de rojo y desvió la mirada.

—Desde ayer, el ha empezado a llamarme Jinnie— dijo y sonrió suavemente recordando el momento en que el alfa le llamó así por primera vez. Aun queria saber en que pensaba cuando lo hizo.

—Oh, Dios mío. — dijo Jeongin, separando mucho sus palabras. —Te gusta, ¿verdad?

Las mejillas de Hyunjin se encendieron aun mas si era eso posible y abrió los ojos desmesuradamente.

—¡¿Qué?! ¡No!

—No me mientas, Hyunjin, te conozco mejor que tu mismo— Jeongin resoplo, rendido. —Sera mejor que organices esa salida, tengo que decirle unas cuentas cosas a ese alfa descerebrado. Como te haga algo malo, se las vera conmigo.

—Cállate, Innie.

Hyunjin estaba tremendamente avergonzado. A el no le gustaba Felix, par nada. Felix solo era su amigo, un amigo que le ponía nerviosos y que hacia que unas agradables cosquillitas viajaran desde sus pies hasta la cabeza, dejando una dulce sensación a su paso. Nada especial.

Hyunjin miró el lugar en el que se encontraba el alfa, topándose de lleno con sus ojos negros. Felix sonrió y el volvió a mirar la pizarra rápidamente, avergonzado. La suave risita de Jeongin se escucho de fondo.

Puede que le gustara Felix, solo un poquito.

Puede que le gustara Felix, solo un poquito

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—ANG3LIX1E

𝐈𝐍𝐓𝐎𝐂𝐀𝐁𝐋𝐄|hyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora