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Zero quedó asombrado, se había imaginado que discutirán, pero no que Kaname volvería con un gran golpe en su rostro.

- Siempre le he perdonado todo, todo. Sus infidelidades, su falta de preocupación hacia mí e incluso que jamás me devuelva el dinero que le he prestado, pero esto no. Me pegó para defender a ese hombre. Esto de acabo -

Zero solamente lo abrazó, ese Kaname que tenía en frente era tan diferente del que había conocido, estaba tan vulnerable, tan frágil y herido.

- Calma, todo va estar bien -

- Como puedes saber eso -

- Porque esta vez no lo vas a perdonar, no estás solo. Me tienes a mí, yo no voy a permitir que vuelvas con él - dice Zero besando la frente del castaño - Pero esta noche si quieres llorar, hazlo, deja atrás todo este dolor -

Kaname lloró y lloró en el hombro de Zero, ese joven veinte años menor que él le estaba consolando, le estaba apoyando. Sin duda ese joven era una especie de ángel de la guarda. Luego de más de dos horas de llanto, Kaname se logró sentir mejor y se estaba quedando dormido prácticamente en los brazos de su cuñado.

- Ve a dormir, ya es muy tarde - dice Zero

- ¿Y tú? -

- Me acomodaré por allí -

- Ven vamos, arriba hay una habitación disponible -

- Gracias -

A la mañana siguiente Zero despertó temprano y comenzó a despertar a sus sobrinos, se ocupó de Hana que por ser el más pequeño había que vestirlo, les dio de desayunar y los fue a dejar a la escuela, luego paso por su casa a cambiar de ropa y antes de volver a casa de Kaname paso por Donkin' Donuts a realizar unas compras. Cuando llegó a Kaname salía del baño cubierto únicamente con una toalla alrededor de su cintura.

- Lo siento, no sabía que estabas desnudo - Se disculpa Zero

- Esta bien, no pasa nada, además ya me viste desnudo antes -

- Traje Donas para el desayuno -

- ¿Los niños? - pregunta Kaname

- En la escuela, ve a vestirte mientras yo preparo el desayuno - dice Zero

- Okey - responde Kaname metiéndose a la habitación

Zero preparo tostadas, café, exprimió naranjas para un delicioso jugo y coloco las donas en una bandeja. Una vez que Kaname bajo de encontró con el desayuno esperándole.

- Gracias por todo -

- No es nada son solo, donas -

- Anoche me acompañaste, me escuchaste y estuviste ahí para mí, y hoy me salvas con los chicos. Que puedo decir eres como un ángel protector - sonríe Kaname - Me gustaría saber si está semana te quieres quedar con nosotros -

- No tengo planes hasta el viernes, claro que puedo quedarme con ustedes - y mirando el magullado rostro de Kaname - ¿Cómo explicarás lo de tu rostro? -

- Lo maquillare, creo que es mejor que seguir mintiendo -

- Como digas -

- No quiero hablar de esto - dice apuntando a su rostro - Que te parece si pedimos empanadas árabes para el almuerzo -

- Si no te molesta, preferiría cocinar algo para el almuerzo -

- ¿Sabes cocinar? -

- Claro, en casa cocinas o mueres intoxicado con lo que cocina papá - ríe Zero

- Esta bien -

Terminaron de desayunar y Zero comenzó a preparar el almuerzo al mediodía debían ir por Hana y luego a las cuatro de la tarde por Ruka y Takuma. La comida de Zero tenía un aroma muy apetitoso.

- Huele delicioso - dice Kaname por atrás de Zero

- Y su sabor es mejor - ríe coquetamente Zero

- Estoy ansioso por probarla -

- Entonces ve por Hana al preescolar y almorzamos los tres -

A las cuatro fueron los tres por los otros dos chicos y los cinco fueron al centro comercial a tomar helados. Parecían una linda familia feliz, Zero se ocupaba de Hana que tenía helado hasta en el cabello, Kaname arreglaba el cabello de Ruka y Takuma solamente los miraba divertido.

Volvieron a casa después de las siete de la tarde, Kaname le ayudaba a Takuma con su tarea de biología y a Ruka con la literatura, mientras Zero bañaba a Hana. Había sido un día tranquilo para el castaño, un día muy agradable. A eso de las once de la noche cuando los tres niños ya estaban en sus camas, Zero fue a darse una ducha, cuando salió con su pijama azul y no vio a Kaname por ninguna parte salió a la terraza y vio una humareda que provenía del asador.

- Esto es casi un incendio - Dice Zero alarmado

- Intentaba hacer una carne asada para ti - y mirando al peliplateado - Es para agradecer todo lo de hoy -

- Te ayudo - dice Zero tomando las espátulas para intentar salvar la carne

- No soy bueno en esto - se excusa Kaname

- Tranquilo, no todo está perdido - dice al momento que rescataba la carne de las llamas - Ves no se ha quemado todo -

- Pero si las longanizas -

- Bueno, pero si le sacamos la piel verás que por dentro aún están buenas -

En efecto las longanizas se salvaron y una vez que apagaron el asador se sentaron los dos en la terraza a comer la improvisada parrillada de Kaname.

- Mañana prepararé omelette para el desayuno - dice Zero

- Que delicia -

- Ruka me lo pidió, claro si no te molesta -

- Por supuesto que no me molesta, tú eres perfecto... - y mirando fijamente a Zero - ... perfecto en la cocina...eso es lo que quería decir -

- Lo sé, hablamos de la cocina - responde Zero desviando la mirada

- Gracias, por quedarte con nosotros, quizás estar conmigo todos los días en el hospital y ahora en tus vacaciones tener que verme, quizás te aburre -

- No -

- Pero si no estuvieses aquí ya habría respondido a los llamados de Senri y quizás ya le habría perdonado -

- Si lo quieres perdonar hazlo, pero como recomendación de un amigo, primero piensa en ti, en tu bienestar - y acariciando la mejilla maquillada de Kaname - Esta marca que llevas en tu rostro es una pequeña prueba de que esa relación no es lo mejor para ti, pero eso lo tienes que decidir tú –

Kaname lo miró a los ojos y maldecía tener veinte años más que ese muchacho, si tan solo lo hubiera conocido hacia veinte años atrás, quizás las cosas hubiesen sido diferentes.

DOCTOR DE CORAZONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora