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Desde su posición Kaname podía admirar la deliciosa anatomía del jovencito, y como este sin ningún recato se tocaba para él. Zero era una bomba erótica, era un dios del deseo, el chico se masturbaba para el hombre mayor y le miraba lleno de deseos, un agudo gemido le indico a Kaname que su compañero estaba por llegar al clímax, en cualquier momento Zero se correría para él. Pero no sucedió. Zero cambio de postura, ya no estaba echado sobre su espalda con las piernas abiertas, ahora estaba literalmente en cuatro patas sobre la cama tocando su entrada, preparándose para recibir a su amante de ocasión, con un atrevido tono de voz llamo al hombre, quien en un comienzo se negó. Si Zero quería jugar, Kaname jugaría, pero cuando vio que Zero ya no podía más se acercó a él.

El castaño al ver como las mejillas del peliplateado se tornaban carmín, no pudo evitar admirar la belleza del joven y sin pensarlo mucho quiso acercarse a él, pero fue detenido por una de las manos del muchacho.

- ¿Qué pasa? - dijo el hombre confundido por la actitud del de mirada amatista

- Tú solo disfruta del espectáculo desde allí - respondió Zero al momento que se acomodaba para que el castaño lo viera mejor.

Kaname solamente lo miraba ese chico se tocaba y lo miraba lleno de deseos, lo estaba provocando, estaba jugando con él, pero no importaba que tanto quisiera ese niño divertirse a sus expensas él era un adulto y sin duda, las tretas del niño no lo harían caer, él si sabía jugar.

- ¿Pero qué culo más bonito? –

- ¿Quieres jugar con él? –

- Por qué no, pero creo que mejor, no –

Kaname estaba justo detrás de Zero y con su erguido miembro rozaba una y otra vez esa palpitante entrada de carne de Zero. Lo que dejaba al chico desesperado por recibir atenciones en esa zona.

- Vamos, hazme al amor – rogaba Zero

- Lo siento, solo te voy a follar, te voy a follar muy duro. El amor no me interesa – Dice fríamente Kaname

- Entonces comienza – dice Zero

Las primeras embestidas fueron pausadas y suaves, Zero lo agradeció en un comienzo, pero después no, no volvería a ver a ese desconocido, no era necesario dar un abuena impresión, con ese hombre podía comportarse como una ramera y no importaría para nada.

- Vamos, acaso ya canso el viejito y eso que aún estamos empezando – dice Zero con sorna

Eso basto para que Kaname siguiera con sus fuerte y profundas estocadas, una tras otra, cada vez más brutales y rápidas, Zero ya no sentía sus piernas, sus caderas, estaban completamente destruido de la cintura para abajo, aquel hombre era una bestia en la cama, cada tanto lo cambiaba de posición, en unos minutos Zero estaba boca abajo, luego boca arriba, de lado, sentado a horcajadas sobre Kaname, sobre el diván, en la alfombra, con sus piernas en los hombros de Kaname, luego de pie suspendido en el aire solo sujetado por una mano del hombre mientras este seguía penetrándolo. Fueron seis rondas de sexo, las más placenteras de su vida, ya cerca de las cinco de la madrugada Zero cayo dormido con Kaname aun dentro suyo.

Mientras Zero dormía profundamente, Kaname se fue a bañar, se vistió y se fue, pasando por la recepción y dejando todo cancelado. A eso de las siete y media de la mañana, el celular de Zero comenzó a sonar, él peliplateado estaba destruido, pero el persistente sonido lo hizo abrir sus ojos con pesadez.

- Hola, ¿Quién habla? – dice el muchacho

- Tu novia ¿Dónde diablos estas? –

- En el hotel –

- ¿En cuál? Estoy llamando a tu puerta y no abres –

- ¿Cómo que en cuál? –

En ese momento Zero recordó todo. No estaba en su hotel y el reloj marcaba las siete y media. A las ocho debía estar en el hospital.

- Vete al hospital, yo voy enseguida –

Luego de eso colgó y salió casi corriendo de la cama, le dolía el cuerpo a morir, pero lo que más le impacto fue que estaba todo embarrado de fluidos, tanto así que al salir de la cama las sabanas se le quedaron pegadas a la piel. De baño rápidamente, busco su ropa, encontrando un solo calcetín, pero que más daba, tenía que apresurarse llegar a su hotel cambiarse de ropa e ir al hospital.

Llego al hospital a las ocho y diez minutos, todos los novatos estaban reunidos en un pequeño salón, frente a ellos el director del hospital les daba la bienvenida, tras de él había tres doctores, perfectamente vestidos. Zero se escabullo por los rincones, para que nadie notara que acababa de llegar, por lo que prácticamente no presto atención a los que estaban de frente a los novatos.

- Ella es la doctora Shizuka Hio, médico cirujano y jefa de la unidad de oncología de adultos, lleva ya siete años con nosotros y es una excelente oncóloga – dice el director lleno de orgullo – Él - dice apuntando a un médico guapo, pero de estatura baja – Es Senri Shiki, jefe de pediatría, y finalmente, el jefe de cardiología y sub-director del hospital, Kaname Kuran –

En ese momento Zero levanto su cabeza para conocer a quién sería su jefe directo, fue cuando el joven palidecía, no podía ser él, su jefe era el mismo hombre con el cual se había comportado como una zorra.

- Ahora cada grupo, según su especialidad deben ir con sus superiores – anuncio el director

En eso estaban todos los novatos, cuando Zero vio que Kaname se acercaba a él y su novia. El golpe se pudo sentir claramente, Zero se había desmayado en medio de la presentación, Yori inmediatamente se tiró al suelo a socorrerlo. Por suerte todos eran doctores, por lo que Zero fue atendido inmediatamente.

Minutos después Zero estaba descansando en la consulta del mismo Kaname, quien lo miraba con disgusto, pero sin atreverse a decir nada, Yori estaba presente. Cuando volvió en sí, Yori ya le había comprado una leche y algo de comer.

- Lo primero para un médico es su salud, no puedes salir sin comer de tu casa o pasan estas cosas – dice Kaname desde la distancia – Ahora come y descansa, pronto vendremos por ti – Y caminando hacia la puerta – Doctora, nos vamos –

- Sí, jefe Kuran – Responde la muchacha, dejando los alimentos para su novio.

Zero se quedó solo en el lugar, se tomó la leche y se comió el sándwich que su novia le dejara, cuando ya se sentía mejor su hermana le llamó.

- Hola hermanito – le saludo llena de energía la mujer - ¿Cómo vas con tu trabajo? –

- Bien -

- Hasta que hora trabajas –

- Supongo que hasta las cinco –

- Genial, te paso a buscar –

- No es necesario, no quiero ser una molestia -

- No es molestia, además debo ir al hospital –

- ¿Estas enfermas? –

- No, solamente debo llevar a tu sobrino a su control mensual, tranquilo que es solo su chequeo de rutina –

- Esta bien, nos vemos más tarde. Ahora te dejo, tengo mucho que aprender –

- Ese es mi dulce hermanito. Recuerda que te quiero mucho –

- Y yo a ti – le responde Zero sonrojado.

DOCTOR DE CORAZONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora