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Con bastante dificultad Kaname logró abrir la puerta del copiloto, sin que Zero se le callera al suelo, lo sentó y cuando estaba terminando de abrochar el cinturón de seguridad, sintió como Zero con su mano le tocaba la entrepierna.

- Para ser un anciano estás muy bien equipado -

- Sueltame, niño -

- No soy un niño, tengo 21 años, y estoy seguro que te haría buena compañía en la cama -

- No tengo sexo con niños, no me interesa ir a prisión por tu culo -

- Que no soy un niño, tengo... -

- Ya sé, tienes 21, pero me da lo mismo que tengas 21 o 50, para mí eres solo un mocoso -

Kaname cerró la puerta del coche antes de que Zero fuera capaz de decir nada, no sabía qué hacer con ese chico, no sabía en qué hotel se hospedaba, pero estaba seguro que si lo dejaba solo el joven se iría con cualquier para aliviar su lujuria, se sorprendió al darse cuenta que estaba preocupado por eso, que más daba si ese tal Zero se acostaba con media ciudad, ese no era su problema.

Encendió un cigarrillo y se apoyo en la cajuela de su coche, decidió que revisaría los mensajes de su teléfono, hacía muchas horas que no dejaban de llegarle mensajes y estaba más que seguro que eran de su amante.

"Cariño estoy en casa, vente conmigo estoy completamente desnudo para ti, me estoy tocando imaginando que son tus manos, apresurate te necesito dentro mío"
9:47

"Cariño, sigo aquí esperándote, no seas malvado conmigo, sabes que lamento todo lo que pasó y que te amo"
10:08

"Te lo pido, ven te necesito, Kaname te amo"
10:38

"Estás con ella, lo sé, llame para tu casa y no respondes el puto teléfono, si estás con esa perra te juro que te arrepentirás"
11:26

"Kaname, deja de jugar conmigo, mañana hablaremos en el trabajo. Te odio, maldito hijo de puta"
00:35

"No me importa que estés con ella, si no vienes en una hora a mi departamento, te juro que llamaré a quien sea para que me coma entero"
01:35

" Estoy follando con un Dios, así que puedes irte al infierno, maricón cobarde"
01:42

Kaname se terminó su cigarro y apagó el celular o su amante se lo llenaría de más mensajes, al llegar al coche Zero roncaba plácidamente.

Arrancó el motor en dirección a su casa, dejaría a Zero durmiendo en el coche con la calefacción encendida para que el chico no se congelara. Pero a cinco cuadras del bar el semáforo en rojo hizo que se detuviera y aprovechó de arreglar el flequillo de Zero, al momento que este se despertó.

- Lo siento no quise despertarte - dice Kaname un poco sonrojado al ver que el chico lo había descubierto tocando su cabello

- No importa - responde coqueto Zero

En cosa de segundos se estaban devorando la boca, sus lenguas danzaban al compás de sus agitadas respiraciones.

- Vamos a tú hotel o al del frente - dice Kaname casi sin apartar sus labios del joven

- ¡Al frente! Ya no aguanto -

Al dar el verde, Kaname paso el cambio del auto y aceleró, llegaron al estacionamiento del hotel y subieron por una escalera hasta llegar a la habitación que había alquilado, llevaba bien sujeto a Zero que no dejaba de besarlo y de acariciar la entrepierna del castaño. Al traspasar la puerta Kaname arrojó al peliplateado a la cama de golpe lo que asustó un poco al joven.

- Ve a lavarte - le ordena Kaname

- No es necesario, no perdamos el tiempo - responde con una sonrisa llena de lujuria

- No te tocaré, si no estás limpio -

Zero se levantó de la cama y se dirigió al baño, se quitó su ropa y se metió bajo la regadera, el agua tibia estaba deliciosa, salió con una toalla anudada a su cintura y apoyándose en el dintel de la puerta le habló al hombre que estaba sentado en la cama miraba su celular.

- Es tu turno - dijo para sacarlo de su mundo

- ¿Mi turno? -

- Si la ducha está deliciosa - dice Zero pasando por el lado del hombre mayor

- Yo estoy limpio - ríe Kaname

Zero lo miro con cara de pocos amigos, pero no quiso decir nada por lo que se acercó al castaño y este lo tomo de las muñecas y lo arrojó a la cama. Se besaron una y otra vez, Zero estaba disfrutando como pocas veces, ese desconocido besaba como los dioses. Su entrepierna estaba al límite quería desesperadamente que ese hombre lo penetrara, pero en vez de eso Kaname, tomó una de las manos de Zero y la puso sobre el erguido pene del peliplateado.

- Ahora vuelvo, no te corras sin mí - dice Kaname perdiéndose tras la puerta del baño.

Zero sentía que su cuerpo estaba en llamas, eso hombre en tan sólo unos minutos lo había dejado en el cielo y luego lo había arrojado al infierno. Se quedó mirando al techo del hotel, con su mano en su entrepierna, pero al notar que el castaño no volvía sin que él pudiera notarlo estaba acariciando toda la extensión de su erecto pene. Cuando Kaname salió del baño, completamente desnudo, Zero estaba disfrutando de sus propias caricias.

El castaño al ver como las mejillas del peliplateado se tornaban carmín, no pudo evitar admirar la belleza del joven y sin pensarlo mucho quiso acercarse a él, pero fue detenido por una de las manos del muchacho.

- ¿Qué pasa? - dijo el hombre confundido por la actitud del de mirada amatista

- Tú solo disfruta del espectáculo desde allí - respondió Zero al momento que se acomodaba para que el castaño lo viera mejor.

Kaname solamente lo miraba ese chico se tocaba y lo miraba lleno de deseos, lo estaba provocando, estaba jugando con él, pero no importaba que tanto quisiera ese niño divertirse a sus expensas él era un adulto y sin duda las tretas del niño no lo haría caer, él si sabía jugar.

DOCTOR DE CORAZONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora