No deje de apretar mis puños durante todo el camino hasta la entrada de la enorme casa, la que se encontraba en un pulcro, y de seguro bien costoso barrio. Cada casa alrededor tenia por lo menos 3 autos estacionados dentro, con varios empleados trabajando en el jardín de cada lugar, rayos, hasta los perros eran finamente y exclusivamente de raza.
Presione el gran botón rojo que estaba en la pared aledaña a la entrada. No tardo mucho en recibir alguna respuesta
-Buenos días ¿Qué necesita?- Dijo una voz masculina a través del parlante encima del anterior botón rojizo
-Eh..Soy sara, vengo por lo del trabajo- Me esforcé para no colocarme nerviosa
No existió respuesta a mis palabras, solo un simple sonido de estática y posteriormente la puerta se abrió automáticamente frente a mi, tome mi maleta y me di paso en el lugar.
Tras dar unos pasos la puerta se cerro, me gire para verla sin sentido. Volví mi cuerpo hacia al frente, no podía quedarme todo el día ahí, tenia que caminar. Seguí un sendero hecho con varias baldosas de un color opaco que no pude definir.
Al igual que en las anteriores casas que pude observar también se podían encontrar varios empleados relacionados con el tema de jardinería, bueno no era de menos, el jardín era enorme, con bastos arbustos y arboles medianos. Algunos de los susodichos, sin interrumpir sus trabajos, levantaron la vista en mi dirección.
-Supongo sabrán que soy nueva
Susurre para mi misma, intente solo ignorarles y seguir el paso, estaba a algunos pasos antes de llegar a la puerta principal y solo podía recordar ese día que conocí a mi nuevo "Jefe"
-Sara, se que puedes, solo haz lo que te he enseñado todo este tiempo- Marie intentaba animarme dándome la mano bajo la mesa de la cafetería.
-Lo intentare, he aprendido bastante y de una forma muy peculiar- Intente reírme para calmar los nervios
-Ya, pero no puedes quejarte que ha sido una forma muy placentera ¿Cierto?- Mi ama deslizo su mano hacia mi muslo para finalizar con una mirada picara
-Tiene razón ama
-Lo se esclava, siempre tengo la razón- Me beso la mejilla y apretó mi pierna moderadamente
Mientras daba un pequeño sorbo a mi café sentí el codo de Marie en mi brazo, cuando quise preguntar que ocurría solo me hizo un ademan con su cabeza, avisando que mirara a la entrada del lugar. No se trataba de nadie mas que del señor Héctor, el jefe de la empresa de mi ex esposo.
-Hola Marie, tanto tiempo. Siempre es un gusto verte- Dijo Héctor animadamente estrechando la mano de mi ama.
Héctor es un señor de 50 años aproximadamente, bien alto, grueso de cuerpo y una cabellera opaca, un delgado bigote y una cara risueña. Se podría decir que el caballero se conservaba bien a pesar del tema de años sobre sus hombros. Para nuestra suerte yo nunca lo había conocido, a diferencia de los compañeros mas cercanos del trabajo, Ricardo siempre mantuvo lejanía con las grandes esferas de la empresa ya que según el esa acción mantenía un "secretismo" hacia su persona que quizás en el futuro le podía convenir
-Buen día señor Héctor, siempre tan presentable- Adulaba Marie sacudiendo su mano
-Ay no digas eso, pero igual con los años uno aprende a estar con ciertos estropajos- Soltó una carcajada
-Aquí le presento a mi amiga, sara
-Esta es la famosa sara de la que tanto me hablaste- Héctor me estrecho la mano y pude sentir sus espesas palmas
ESTÁS LEYENDO
Obedeciendo a la amante
Fantasy¿Hasta que punto se puede aceptar la fantasía de la otra persona? ¿Llegarías a aceptar que una fantasía cambie todo tu matrimonio? ¿Aceptarías tu nuevo ser? Relato erótico fantasioso. Sara, acepta cumplir la fantasía de su esposo, estar con una muje...