Prólogo

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"Las mentiras nos orillan a derramar sangre sobre los inocentes que amamos."

                                                                                                                                                         Burza.

La línea de sangre que reinaba en aquel lugar, había sido el blanco de dudas de un vasto grupo de familias nobles, quienes de la noche a la mañana habían perdido la fe en su rey. Desde entonces aquella silla de oro había sido objeto de deseo y su corona tambaleaba en cada decreto que dictaba. Cargar con la corona, era llevar en la cima el peso de un reino, junto con las muertes de miles de personas que habían perecido en su lucha por defenderla.

Llevarla, era ir contra "El circulo de la resurrección", un culto revolucionario que había intentado sentar su propio gobierno en las tierras del rey tiempo atrás, decretando la existencia de un segundo heredero que jamás se conoció. Pese a sus constantes luchas y ataques a la corona, aquel culto había perecido casi en su totalidad en manos de un hombre apodado "El destripador", quien por órdenes del rey, acribillo y empalo a las familias de los hombres que no aceptaban el reinado de la sangre real. Su acto, había provocado que aquella leyenda quedara en el olvido y que el rey siguiera su mandato sin ser cuestionado.

Pasados los años, al morir el rey de manera misteriosa, la leyenda de "El circulo de la resurrección" sobresalió entre los recuerdos de la multitud del pueblo quienes hablaban de la posible existencia de los herederos de aquel bando y de su probabilidad de contratacar desde las sombras para asentar en el trono a quien consideraban su rey o reina.

Pese al peligro, Historia Reiss había aceptado llevar los pecados de sus antecesores sobre sus pequeños hombros, no sin antes reunir a un grupo de hombres y mujeres que se encargarían de custodiar sus puertas y su cabeza la cual seria el primer blanco al que tiraría ese nuevo circulo de existir.

Paradisse, nombre estipulado para aquel reino, había reunido a su propio circulo, el cual estaba conformado por los mejores soldados que había tenido cada tropa en los entrenamientos de selección. El reglamento bajo el que estaban entrenados, no era basto ni difícil, al contrario, era tan básico que muchos al leerlo se extrañaban. Sin embargo, las 3 reglas que lo conformaban eran sumamente importantes y de no ser cumplidas llevarían a cada traidor a su tumba.

"La primera regla hablaba sobre la devoción a la corona y la plena confianza que debía tenerse a todo lo que se decretara.

La segunda hacía mención al sacrificio y a la perdida de la vida misma de ser necesario para salvaguardar a la reina.

Y la tercera hablaba de la traición. Cualquier tipo de perfidia hacia la reina tendría como resultado: La muerte".

Fue así que jurando devoción, los nuevos cadetes iniciaron su misión en las afueras de los aposentos de la reina, ignorando que hay cosas que pesan más que un reino y que valen mas que miles de coronas de oro: la venganza.

Perfidia y deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora