Instinto

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El azul de sus ojos parecía haberse derretido porque inmediatamente un gran cumulo de agua comenzó a recorrer sus suaves y delicadas mejillas. Estaba estática, con la respiración entrecortada y con sus manos totalmente prensadas en su hermoso vestido hecho a mano. No decía mas que aquellas cuatro letras que conformaban el nombre de quien le había partido en pedazos el corazón.

— Le...vi —repitió con constancia desde el mismo lugar.

— Historia tranquilízate por favor —pidió inmediatamente mientras se giraba para verla de lleno.

El cuerpo de la mujer de baja estatura había comenzado a temblar de sobremanera, apenas y Levi había dejado ver a la mujer de cabello color olivo, para dirigirse a ella.

— Tu... ¿Cómo te atreviste? —susurro— ¿¡Cómo te atreviste!? —. pregunto nuevamente en un tono más alto y molesto.

— ¡No he hecho nada indebido! —grito de vuelta —. ¿Qué rayos te sucede? —interrogo desconcertado mientras se acercaba con lentitud.

— No te atrevas a ponerme una mano encima —advirtió con tono tajante —. ¡Eres un maldito traidor!

Velozmente la joven reina salió despavorida de la habitación mientras era perseguida por sus ocho damas de compañía y de Ymir, quien hasta entonces había permanecido al margen de todo.

Levi sintió que la cabeza le retumbaba como un tambor en plena orquesta. Odiaba que Historia se comportara así, como si el mundo le perteneciera... como si él le perteneciera.

Se volvió y los ojos poco apacibles de Mikasa le llenaron el corazón de ansiedad y remordimiento. Sabia que estaba asustada y preocupada, claramente la entendía. no les había gritado una mujer cualquiera, sino que había sido la misma soberana.

— Cadete... —susurro y habiendo dando dos pasos detuvieron sus manos antes de rodearla nuevamente entre sus brazos.

— Capitán... por favor déjeme ir —imploro la mujer sin el más mínimo valor de voltear a verlo.

— ¿Cómo se atreve a pedirme eso? ¿Cómo se atreve siquiera a pensarlo?

Su voz ahogada y llena de agonía hizo eco en su oreja izquierda. El hombre restregaba su rostro sobre su cabello brilloso y aquel mínimo contacto hizo que el corazón se le hinchara de gozo.

— Su majestad se molestará mas si no va en este momento. No quiero causarle más problemas, así que por favor, váyase...

Levi la miro con decepción, no quería dejar de oler sus hebras negrecidas, no quería dejar de verla, ni de pensarla siquiera. Era tan hermosa para el que le causaba una terrible confusión, porque dentro de si no podía encontrar algo que lo perturbara de la misma manera, aunque sus memorias parecían pensar lo contrario.

— No se vaya, por favor no se vaya de aquí.

— Tengo que volver con el escuadrón, capitán. Recuerde eso.

— No, quédese aquí en mi habitación. Por favor —suplico con voz ronca mientras le tomaba ambas manos para besarlas. —, No te atrevas a abandonarme, Mikasa. —hablo sin formalismos.

Mikasa volteo a verlo con asombro al escucharlo llamarla por su nombre y el no pudo evitar contemplar sus ojos de plata antes de tener que marcharse de ahí.

&

La corona de oro había sido arrojada por el suelo pulcro y brilloso de su morada. Aquello había traído desarreglo a sus hilos color sol, que habían sido desmelados por sus propios dedos temblorosos. Levi estaba actuando raro desde hace días, y la escena que había presenciado en ese momento le había confirmado absolutamente todo lo que ya sospechaba.

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⏰ Última actualización: Dec 12, 2023 ⏰

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