Capitulo XXIV

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Mackenna

Abrió sus ojos con pesar cuando el mismo no dejaba de vibrar en su mesa de noche, parpadea intentando acostumbrarse en la oscuridad agarrando el aparato quejándose de que la luz del telefoneo le golpeara en la cara,  estaba sorprendida que le haya llegado un mensaje a las dos de la mañana, mas aun, que el destinatario de ese mensaje fuera Emma. Hacía meses que no hablaba con su amiga, el corazón se le aprieta en su pecho, mientras lee las siguientes palabras. "Abreme, por favor".

Retira las sabanas de su cuerpo, cuando pone los pies en el suelo, el frío recorre las plantas de sus pies. Pero eso no importaba, no mientras bajaba las escaleras con cuidado y buscaba la llave para abrir la puerta.

Estaba sumamente oscuro con la luna en lo alto del cielo nocturno, el ruido de los animales y la luz de la calle era lo único que iluminaba. Agradecía eso para no asustarse con la figura delante de sus ojos, se encuentra con Emma frente a ella, temblando, con una coleta alta en su cabello, vestida con calzas negras y una remera blanca, gruesas lágrimas caían de sus ojos. Y una mancha morada estaba apareciendo en el lado derecho de su rostro. Emma abraza a Murphy y la pelirroja la recibe, deja que llore, mientras que sus brazos la envuelven intentando calmarla.

Desde pequeña, a Emma le gustaba mas estar en casa de Mackenna que en la suya, al ser hija única, decía que le aburría el silencio o estar sola. En cambio, en la casa de Murphy, aunque ella contara solamente con Poppy y sus padres, siempre había ruido. Hacía meses que Emma no iba a su casa, meses que no le hablaba, meses que no compartían mas que miradas de desdén.

Murphy ingresa a la habitación con dos vasos con agua, mientras que Emma estaba sentada en su cama, las lágrimas habían dejado de caer, ahora eran sollozos ahogados, sus ojos cafés estaban hinchados, y sus manos temblaban cuando el vaso.

-¿Qué paso?-pregunta Mackenna sentándose frente a ella en la cama.

-Lance-dice pasando el dorso de su mano por su nariz.-Estábamos discutiendo, eso es lo que hacemos estos últimos meses, discutir...y me baje de su auto para irme caminando a casa, y él quería que subiera para hablar, entonces empezó a reclamarme un montón de cosas, quiso besarme y mordí su labio...entonces me golpeo.

Emma bebe un sorbo de agua con cuidado.

-¿Es la primera vez?.-pregunta la pelirroja golpeando suavemente el vaso con sus uñas.

-¿Qué me da un golpe que me dejara una marca? Si, pero me a empujado antes...o solo eran gritos muy agresivos.

-Emma...yo también caí en el encanto de que Lance era el príncipe azul para ti...y cuando me di cuenta de que no era así. Intente advertirte...pero le creíste a él...siempre le creíste a él sobre mi.

-Lo lamento Murphy, yo...me deje engañar cientos de veces, y me arrepiento tanto-susurra la chica mientras las lágrimas no dejan de caer.-No tengo palabras para decir lo mucho que lo lamento, pero lo hago.

Mackenna rodea a su amiga con sus brazos intentando calmarla, dejando que la chica continúe llorando abrazada a su cuerpo, acaricia su cabello con cuidado mientras suelta un poco de aire.

Cuando consigue calmar a la castaña, con los ojos demasiados hinchados por las lagrimas mientras Murphy la mira.

-Deberíamos decirle a tu madre.-dice ella y Emma niega.-¿Por qué no?, tu mamá te creería.

-Porque si lo hago, ella le dirá a la policía, sabemos que Lance tiene un poco mas que un importante titulo aquí-dice la chica jugando con sus dedos.-Dejan de importarles la justicia cuando ven el dinero en su bolsillo.

Emma se recuesta en la cama de Murphy y la chica se coloca a su lado, ambas se miran mientras que la castaña se le vuelven a llenar los ojos de lágrimas.

Twisted Lies| [Secrets #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora