Capitulo XXVII

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Mackenna

Sostenía el anillo de oro con la palabra "mon amour" grabada en el mismo, acaricia las palabras y cierra su mano sintiendo los bordes del anillo clavándose en la palma de su mano hasta que le duela, la abre fijándose en la marca circular que había quedado.

Hacía días que no sabía de Connell, sus hermanas no hablaban demasiado sobre el rubio, y cuando iba a darle clases a Dean no lo veía. Se había acostumbrado tanto a la presencia de Connell, tanto a ser molestada por él, a escuchar sus comentarios que le era doloroso no verlo. ¿La estaba evitando?, el pensamiento cruzaba en su cabeza que ahora sus pesadillas de perderse en el bosque, o su pesadilla de ahogarse en el mar, Connell estaba ahí, como una sombra a la que nunca podía alcanzar.

-Mackenna Murphy.-habla la doctora Jane.-Es tu turno.

La chica se levanta de la silla en la sala de espera mientras entra al consultorio de Jane, la mujer le sonríe amablemente mientras le hace las preguntas que son obligados a hacerle desde que tiene memoria, mejor dicho, desde que pasaron incidentes. "¿tienes más problemas aparte de recordar lo de hace años?", "¿a veces sientes mareos?", "¿dolores de cabeza?".

Murphy fue sometida a estudios y tomografías desde que era pequeña, se perdió en el bosque por tres días y ni recordó como salió. O de la vez que cayó mal del trampolín y se golpeó la cabeza con el piso de la pileta.

La doctora Jane chasquea sus dedos frente a los ojos de Murphy volviendo completamente su atención a la mujer rubia que la veía.

-Estas distraída, no es bueno en un estudio neurológico.

-No volví a golpearme, solo...oiga no anote que estoy distraída.-dice viéndola con su libreta, Jane parece reírse.-Solo quiero hacerle una pregunta.

-Te escucho.

-Solo...no vi a Connell estos días y quería preguntarle, ¿él está bien?.

Jane suspira cruzándose de brazos mientras se apoya en el escritorio observando a la chica. Ladea su cabeza mientras parece buscar sus palabras.

-Intento convencerlo de ir a la escuela, y todo lo que recibí fue una larga explicación de como sus notas son altas y faltar unos días no lo lastimarían, Connell solo quiere estar solo.

Murphy acaricia el anillo que colgaba en una cadena en su cuello, los ojos cafés de Jane se clavan en su acción acercándose a la pelirroja donde sostiene el collar en sus manos.

-Lindo, ¿Dónde lo encontraste?.

-Oh...fue un regalo.-dice la pelirroja, Jane asiente.-¿Ya puedo retirarme?.

-Claro, ya sabes que cualquier malestar puedes llamarme.-dice Jane mientras anota algo en su agenda mientras que Murphy se dirigía a la salida.-Si quieres encontrar a Connell es buena idea ir a los lugares donde alguien puede estar solo.



-Esto es curioso, hace semanas rogaba que me dejaras en paz y ahora soy yo la que te busca.-dice Murphy provocando la risa de Connell, no fue fácil encontrarlo, se había recorrido todo Duruby, excepto una parte. Y es que el rubio le daba bien esconderse a las afueras del bosque cerca del lago que dividía la ciudad de la misma.

El chico estaba recostado en el suelo leyendo, con el cabello rubio despeinado y vestido simplemente con un buzo y jeans, sus pies yacían descalzos. Murphy lo imita sacándose sus zapatillas y sus medias para meter los pies en el agua. Connell retira sus ojos del libro para observarla.

-No es el clima para nadar, Murphy.

-Puedo nadar en cualquier temperatura.-admitió ella.-Antes de que me sacaran del club de natación veníamos con Emma al lago en invierno, yo me metía, ella no.

Twisted Lies| [Secrets #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora