Cap 30

181 24 3
                                    

El ambiente era muy silencioso, siempre lo había sido en los últimos años, pero está vez se sentía completamente atrapado en la soledad, suponía que la culpa la tenía Camus.
¿Qué había ocurrido el día anterior? Todo lo que Milo sabía era que por fin le había dicho a Camus la situación de su relación y el reaccionó como el esperaba, pero enseguida todo se volvió como un recuerdo nostálgico que se volvió con un abrazo de una ¿Despedida? No tenía idea.

Esa mañana no era como las otras, sus pensamientos estaban más turbo lentos que de costumbre por obvias razones, no quería levantarse de la cama porque sabía que iba llevar arrastrando sus pesados pensamientos por todo el santuario hasta ya no poder más.

Se acomodo en su cama y cerró los ojos, no quería levantarse así que escogió dormirse otra vez pero ya no podía seguir durmiendo, así que se quedó mirando el techo un buen rato, no iba a lograr nada con eso pero le causaba cierta relajación frente a sus pensamientos concurridos, pero ya no podía callarlos más por ningún medio. Si no los enfrentaba ahora no iba a llegar a ningún lado.

¿Qué sentía hacia Camus? El odio y rencor no eran una opción, al menos no como se lo había pintado el patriarca.

Milo fue una persona reservada, con algo de carisma pero en su mayoría se mantenía serio y cabizbajo mientras no le hablarán, Camus era parecido de no ser porque él era un poco más expresivo, a veces sin motivos algunos. Por razones del destino, bien incoherentes, Milo conoció a un Camis diferente mientras que el le mostró a su parte interna, la que nadie conocía, algo cursi, cariñosa y graciosa.

Los dos no pudieron evitar enamorarse, pero cada cuento con una buena pinta de final siempre se termina arruinando por algo. Hubo conflictos, pero siempre los resolvían, hasta ahora.

Milo tenía impotencia al protegerse a Camus y a el, pero en realidad eso no era lo que sentía realmente; se dió cuenta que estaba completamente enamorado del caballero de Acuario, pero al escuchar como fue juzgado tan severamente por el patriarca en su situación, decidío entrar en su juego para poder proteger a Camus pero ¿Cuánto tuvo que pagar por hacer eso? Termino rompiendo lo que recién había pagado, destruyó su relación con Camus por protegerlo de un peligro inexistente para el, pero para Milo, estaba muy presente.

El se levantó de la cama de golpe y se puso su mano derecha en su rostro, se sentía el idiota más grande en haber pisado el santuario. Lastimo a Camus solo para protegerse a si mismo, lo abandonó y le dejo en claro que ya no debía estar junto a el.
Ahora se sentía acorralado, el mismo se había hecho eso pero ahora deseaba con todas sus fuerzas volver en el tiempo y resolver las cosas pero eso era imposible;

Aunque tenía claro lo ocurrido con Camus, había algo a lo que no le encontraba respuesta, ¿Por qué tenía miedo? ¿Por qué se se sentía amenazado por lo que le había dicho el patriarca? ¿Acaso el tenía miedo de amar a un hombre?, Una respuesta concreta sería si.

El amaba a Camus pero estaba asustado al recordar que existe una sociedad que puede juzgarlos por la manera en la que son, pero después de pensarlo mucho, ahora eso ya no le importaba; había perdido a Camus por ser tan cobarde, ya no quería serlo, quería amarlo o recuperarlo si todavía estaba en sus posibilidades.

Se puso de pie y rápidamente se pudo su ropa y luego su armadura, para luego salir corriendo hacia la casa de Acuario. Mientras avanzaba solo podía pensar en una cosa, ¿Camus estaría enojado? Probablemente si, pero en ese momento no quería pensar en lo que el respondería, solo quería hacer una confesión de amor digna de su caballero de Acuario y unas merecidas disculpas.

Corrió sin importar con quién chocará o a quien se encontrara, había cometido un error que daño a la persona que más ama, no podía esperar más.

Ayúdame camus. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora