Cap 28

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— ¡¿Qué hice mal?! ¡¿Qué pasó Milo?!

Camus ignoro por completo lo que dijo Milo y pregunto desesperado exigiendo una respuesta, bajó la cabeza como si tuviera un gran peso sobre su cuello y lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. «Este no puede ser el fin, el todavía me ama ¿Verdad?»

— No hiciste nada, creo que pensé bien lo que quería

Respondió sin mirar a Camus.

— No entiendo ¿Q-qué quieres decir?

Camus se limpio las lágrimas con su brazo, estaba rompiéndose por dentro, todo dependía de lo que Milo dijera.

— Tengo algunas dudas con respecto a que hará está relación sentimental con mi trabajo de caballero dorado

Camus quedó perplejo,  no podía creer que el estaba dejandolo por eso; todo lo que estaba ocurriendo era lo mismo que la última vez, pero en este caso Milo no actuaba como antes.

— Milo, tú me haces más fuerte con tu compañía, ¿No puedes pensar en que ocurre lo mismo contigo?

Camus no quería perderlo como la última vez, pero no estaba seguro si podría hacerlo reflexionar.

— Camus, lamentablemente ya tome una decisión – Milo tomo aire y se acercó un poco a Camus – perdón por hacer esto, pero hay cosas que yo no puedo controlar

— ¡¿Qué son esas "cosas" Milo?!

Exclamó Camus. Quería al menos una razón lógica por lo que estaba ocurriendo.
Milo solo aparto la mirada y negó con la cabeza.

— Prefiero que no lo sepas – trataba de mantenerse serio pero hasta el comenzaba a desmoronarse – Vete de aquí Camus

— ¡Lo estás haciendo otra vez! – el lo tomo del brazo y lo sostuvo con fuerza – ¿Por qué te alejas de mi Milo?

El lo miro sobre su hombro y enseguida regreso la mirada hacia al frente, jalando su brazo con brusquedad para soltarse de el caballero dorado de Acuario.

— No puedo hablar contigo. Por favor Camus, vete

Camus se quedó firme por un momento mientras Milo le daba la espalda; levantó el rostro cuando Milo salió de la casa de Escorpio sin decir nada.

El estaba confundido pero en ese momento no quería encontrar respuestas. En cuanto Milo se fue, Camus salió de la casa de Escorpio y se marchó a la cámara del patriarca para reportar su llegada y sus tareas cumplidas.

La visita al patriarca fue bastante rápida, parece que incluso su regreso no fue la gran cosa; eso es algo que se esperaba del patriarca, pero con lo que acababa de ocurrir deseaba que al menos una persona se alegrará de verlo.

El caminó escaleras abajo, de nuevo no había nadie en las casas del zodiaco.

Cuando llegó a la casa de Acuario, el se recargo en una pared de su casa y se sentó en el suelo. El se pasó la mano por el cabello, pegó su cabeza con la pared, respiró hondo y cerró los ojos.

«Milo»

Sabía que en todo el día no iba a parar de pensar en Milo, pero por alguna razón Camus no se sentía tan devastado pues algo le decía que Milo no lo había dejado por decisión propia; estaba seguro que alguien más había interferido entre ellos, pero enseguida descarto esa idea pues la consideró algo estúpida.

Durante todo el día se quedó sentado en el suelo tratando de buscar una razón por la que el lo dejo, no importaba que tan rebuscada fuera, el solo quería creer que había una razón suficientemente buena para que lo haya dejado.

Ayúdame camus. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora