La Reina Mirra

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Los dioses griegos, Ares y Afrodita, se encontraban caminando por varias horas, escapando de todo lo sucedido en Troya. Ya cansados buscan refugiarse en Tracia, lugar de nacimiento de Ares.

La reina Mirra, era la gobernante de ese lugar, era hermosa e imponente pero una desgraciada y deshonesta al mismo tiempo.

La gente simplemente se evitaba hacer algún tipo de pleito, para no caer en su enojo.

Ares y Afrodita, llegaron y la reina los recibió con desprecio, los dos dioses, estaban en su forma humana y parecían pordioseros según la reina

-¡Oh gran reina Mirra!, por favor denos la oportunidad de conseguir algunas monedas y comida trabajando para usted -Exclamó la chica rubia, calmadamente.

La mortal sólo la vió con aburrimiento.

-No lo creo, tienes más pinta de mujerzuela, vete a un burdel creo que sería mejor para ti, jovencita -Afrodita frunció el ceño ofendida.

¿Cómo podía ser tan grosera?

Aunque Mirra no lo notó, estaba embelesada viendo a Ares con perversión, a lo que este la veía incómodo.

-En cuanto a ti muchacho~, puedes trabajar de mi masajista personal o mi asistente, podría pagarte~ muy bien~ -Mientras se acercaba lentamente a el.

Ares no está interesado en ella y Afrodita, indignada por el comentario de la reina, le responde.

-Oiga reina Mirra, no quiero portarme grosera, pero hay personas pobres, más amables y humildes que usted.

-No es mi problema que no te guste, mi reino mis reglas, ahora ¡Váyanse de aquí, mugrosos! -Dijo la reina, mientras se iba con una sonrisa.

-¡Esa malvada, no se saldrá con la suya! -Afrodita uso sus poderes y se metió en los pensamientos de la reina, descubrió los sentimientos incestuosos que tenía hacia su padre, Cíniras, el antiguo rey de Tracia.

Un plan perverso, cruzaba en la mente de la diosa, quién no podía desaprovechar una venganza en contra de los desalmados.

Un plan perverso, cruzaba en la mente de la diosa, quién no podía desaprovechar una venganza en contra de los desalmados

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Afrodita, hizo un hechizo que hizo que Mirra, tuviera pensamientos lujuriosos hacia su padre. Cada noche le hacía un té especial y lo dormía.

La bella reina, aprovecha ese momento para abusar del señor y el problema es que en una de esas noches, ella quedó embarazada de él.

Cuando el antiguo rey se enteró de lo que hizo Mirra, furioso tomó una espada y empezó a perseguir la por todo el castillo, para matarla.

La reina solo lloraba y pedía clemencia a su padre.

Afrodita miraba eso al principio reía, pero, ya no era chistoso ver cómo Mirra corría apunto de ser golpeada por los demás.

Sintió que fue muy abusivo de su parte y se arrepintió de hacerle eso.

Solo quería darle una lección, no que ella muriese y menos, cuando se descubrió sobre su embarazo.

-Creo que me pase un poquito -Se dijo Afrodita preocupada por la reina.

La diosa, arrepentida de lo que hizo, convirtió a la reina, en una mirra, un arbol que crece hasta 3 metros de altura, cuyas ramas están anudadas, pero muy resistentes.

La de rubios cabellos, en su forma de diosa, les dijo al padre de Mirra y a los habitantes de ese reino, que ese era un árbol sagrado.

-No se atrevan a dañar, ni una tan sola rama y serán bendecidos por esa acción.

Afrodita, acarició el árbol, pidiéndole disculpas por lo que hizo.

No podía creer que ella hizo semejante catástrofe.

Ella estaba dispuesta a marcharse, cuando ocurrió un ¿milagro?

De repente, del árbol, salió un pequeño ser, como un huevo y se quebró, para notar la existencia de un pequeño.

Los nueve meses de parto se adelantaron y el "príncipe" nació aparentemente sano.

¡Era una total bendición!

Afrodita, tomó al bebé, prometiendole al árbol, proteger y amar al niño con todo su corazón.

-¡Qué hermoso bebé! Reina Mirra juro por mi sangre divina, que este pequeño recibirá un calida vida en la cual, personalmente, me encargaré de darle, todo mejor del mundo -Sonriendo, para luego irse con el ser en brazos.

Ella se llevó al bebé, junto con Ares, quién le incómodo un poco el bebé y como Afrodita parecía hipnotizada al verlo, pero tampoco pudo resistir al carisma que tenía el bebé Adonis, como decidió que lo llamaría.

-¿Por qué le llamarás así? -Preguntó el dios con mucho interés.

-Siento que ese nombre es como un equivalente a la belleza y es que ¡míralo! demasiada ternura hasta para mí -Abrazó maternalmente al bebe, que dormía con tranquilidad.

-¿Sabes que no puedes encariñarte con él, verdad? ¡Tenemos asuntos pendientes!

Lamentablemente Afrodita no podía cuidar al bebé, tenía cosas que hacer, como visitar a su antiguo amor Anquises y a su hijo Eneas a Troya, Ares la acompañaría en ese viaje, a ella no se le ocurrió mejor idea que dejarlo al cuidado de los reyes del inframundo, Perséfone y Hades.

-Seguramente, me ayudarán a cuidarlo por un cierto tiempo -Pensó decidida.

Ella no tenía a nadie más a quién recurrir y ella pensaba que los reyes del Inframundo, son los más responsables de toda Grecia.

Pediría misericordia para que no hubiera algo malo en su trayecto y a la hora de pedir la ayuda.

Pediría misericordia para que no hubiera algo malo en su trayecto y a la hora de pedir la ayuda

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ʙᴇʟʟᴇᴢᴀ ᴄᴀᴘᴛᴜʀᴀᴅᴀ╏ℙ𝕖𝕣𝕤𝕖́𝕗𝕠𝕟𝕖×𝔸𝕕𝕠𝕟𝕚𝕤×𝔸𝕗𝕣𝕠𝕕𝕚𝕥𝕒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora