ʙᴇʟʟᴇᴢᴀ ᴄᴀᴘᴛᴜʀᴀᴅᴀ╏ℙ𝕖𝕣𝕤𝕖́𝕗𝕠𝕟𝕖×𝔸𝕕𝕠𝕟𝕚𝕤×𝔸𝕗𝕣𝕠𝕕𝕚𝕥𝕒

Hijo Celoso

La castaña arreglaba su perfecto cabello, con una diadema negra combinada con su lindo vestido del mismo color.

*No puedo creer que esté apunto de hacerlo, ¡Le diré mis sentimientos a mi amado! ¡He de estar loca... Pero de amor!* Pensaba, la diosa primaveral entre animada y ansiosa.

Cuando vió su reflejo por última vez, se convenció de que se miraba preciosa y tomó el valor para buscar al muchacho.

Por otro lado, Afrodita, se encontraba viendo unas flores, mientras sonreía como una tonta.

Eso no pasó por desapercibido por el dios del amor e hijo de la rubia, Eros, quién estaba curiosa por la actitud de su madre.

En su forma, de un pequeño angelito, se acercó, sigilosamente de donde estaba su madre y la vió.

Afrodita jugaba con una flor, mientras esperaba unas cuantas horas.

Ese día era el cumpleaños 20 de su amado Adonis, por lo que Perséfone y ella, hicieron un acuerdo de que cada una estaría una parte de ese especial día con él.

Por lo que Afrodita, estaba esperando su turno pacientemente.

Corazoncitos rojos y fugaces, salían de la cabeza de ella, mientras mantenía esa hermosa sonrisa suya en su cara.

Eros, lo veía... ¡Su madre estaba enamorada!

Pero, ¿De quién?

El joven alado, quería respuestas.

Al ser dioses del amor, saben cuándo alguien, ya sea; Dios o mortal, está enamorado o siente sentimientos románticos por alguien más y su madre, no era la excepción de la regla.

Tenía que descubrir, quien era y porque se enamoró de ese extraño.

—Mamá, ¿Podemos hablar? —Dijo el joven viendo a su madre.

Ella lo voltea a ver, aún en trance.

—¡Hola cariño! Claro, ¿Sobre que necesitas hablar? —Preguntó Afrodita con una sonrisa en su rostro.

—Bueno, es que desde hace mucho tiempo te notó con una actitud extraña, como diferente —dijo el joven.

—¿Que tan diferente? —la expresión cambio a una de preocupada.

—Pareces enamorada de alguien, no me vayas a negar eso, recuerda que somos dioses del amor y se cuando alguna criatura tiene amor para dar —respondió serio— Ahora respondé, ¿Y como es él? Y ¿A que dedica el tiempo libre? —dijo con un toque exagerado.

Afrodita bufó, sabía que su hijo no pararía hasta saber la verdad pero realmente, no tenía ganas de decirle a su hijo, por ahora.

—Eros, lo siento pero no puedo responderte en este momento, ahora que recuerdo, tengo que hacer muchos deberes en este momento, nos vemos —ella se levantó y se despidió, para irse a otro lugar.

El chico, frunció el ceño, viendo como su madre se iba, sin responder a su pregunta. Se moría de curiosidad por dentro.

—No puedo creer que esté enamorada, ¿Quién será ese bribón que ha capturado su indomable corazón? —Se preguntó,  el dios alado, a si mismo.

Debía admitir que estaba celoso, ahora que su madre estaba enamorada de alguien, significa que ya no le prestaría atención. Ósea, que “el otro” le está robado la atención de su madre.

El alado, no tuvo más opción que irse a flechar a otros, como de costumbre.

El cumpleañero, hablaba con Melinoe, que ya era toda una mujer. Un aspecto extraño y extravagante tenía.

Adonis y ella, han tenido una gran amistad, detrás de las protestas de Perséfone pero aún así, se mantenían cercanos como hermanos.

—Que te la pases bien hoy Ado —dijo la petirroja sonriendo.

Esa era Macaria, otra hija de Hades y princesa del Inframundo, también era cercana al joven ojos esmeraldas, ella era linda y con una hermosa personalidad, algo que encaja muy bien con la actitud de Adonis.

Thanatos, uno de los subordinados de Hades, estaba celoso de él. Por muchos años, el ha estado enamorado de Macaria pero esta, parecía importarle más a Adonis, quién llevaba menos años sin conocerla. 

De hecho, no es el único que se siente así, varios seres del Inframundo tenían envidia del muchacho, incluído el mismísimo Hades, quién no veía la hora de que Adonis se marchase de allí.

Perséfone, estaba preparada para ir, por fin, ha decirle a su amado sobre sus sentimientos hacia el.

Era hora de tener el coraje de hacerlo y tener en cuenta, el apego que se tienen mutuamente, era algo que la mantenía más animada...