ʙᴇʟʟᴇᴢᴀ ᴄᴀᴘᴛᴜʀᴀᴅᴀ╏ℙ𝕖𝕣𝕤𝕖́𝕗𝕠𝕟𝕖×𝔸𝕕𝕠𝕟𝕚𝕤×𝔸𝕗𝕣𝕠𝕕𝕚𝕥𝕒

Depresiva

Paró de correr y se sentó un rato, en una habitación vacía, para llorar mucho.

Lo había perdido contra Afrodita, quién se lo apartó de sus brazos.

Perséfone se sentía con el corazón roto pero vengativa y celosa.

¿Como ese insolente mortal podría cambiarla a ella, por esa tipeja?

Osea, ¿en que universo, Afrodita era mejor pareja que ella?

Se sentía egoísta al pensar en cosas como esa sobre su ex amiga, pero era inevitable estar así cuando el mortal al que le diste todo tu amor, parece no importarle y prefiera irse con alguien más.

¡El no sabe lo que se pierde!

Aunque parece que no le importa mucho eso, de hacerse la orgullosa puesto que estaba llorando como magdalena, mientras abrazaba sus piernas.

Esperaba estar sola durante ese tiempo, que nadie estuviese allí pero sabía, que por allí habría un soplón y estaría cacareando de todo lo que estaba haciendo.

Y era cierto, alguien se encontraba cerca de allí pero no era un cualquiera, era su marido Hades.

El rey del Inframundo, estaba viendo a su esposa, ahí triste como si le hubieran dado el peor de los castigos inimaginables.

Se acercó a ella con la esperanza de hacerla sentir mejor.

—Perséfone —dijo solamente.

La castaña, lo miró, se limpió las lágrimas pero igual se notaba que había estado llorando un largo rato.

—Hades, ¿Que necesitas? —respondió rápidamente, mirándolo a los ojos.

Sin pena de demostrar indiferencia, la diosa primaveral se levantó y caminó, junto a su esposo, haciendo un pequeño pero silencioso paseo, ya que tendría cosas que hacer.

—Perséfone, se que estás triste con la ida de “tu hijito” pero de verdad, me preocupa tu rendimiento futuro —habló el rey.

Su esposa le respondió al instante.

—Hades, no estoy en condiciones para escuchar tus regaños a mi manera de estar en estos momentos —Frunció levemente el ceño.

Hades respondió nuevamente.

—Es que de verdad me preocupas y necesito saber qué estarás bien estos días.

—No lo sé, esto me es difícil, solo el tiempo lo dirá, mi querido esposo —la reina se quedó quieta, parando de caminar, ya que, Thanatos llegaba a platicarles sobre un problema que tenía.

—Mis señores siento interrumpirla en su caminata pero Hypnos tiene un problema con su hijo Morfeo y ocupan ayuda ¡ahora mismo! —habló rápidamente y ansioso.

Los días siguientes fueron una tortura, tanto para Perséfone como para Hades.

La diosa está enserio muy triste, su cara no ha cambiado desde que Adonis se fue.

Tiene una expresión triste en el rostro, le duele en el alma verla así pero no tenía ni idea de que hacer.

Él, pasaba haciendo y deshaciendo allí, ella, apenas opinaba sobre algún tema o tan siquiera hablaba.

—Perséfone, necesito que hables conmigo, sobre tu actitud últimamente— el rey aprovechó que estaban solos para conversar seriamente.