Después de tanto tiempo, Ares había despertado en la cueva, estaba cansado y delirando, no se había dado cuenta de la presencia de una joven rubia que lo veía a su lado.
La mirada de la mujer denotaba una gran cantidad de lujuria, que desea saciar en ese instante.
「Puede que sea algo erótico, pequeño momento」
Ares voltea a ver a los lados y observó a Afrodita, diosa de la belleza a su lado, sonriéndole.
Ésta estaba vestida con un vestido semi transparente, que no mostraba mucho, pero no necesitaba eso para ser sensual.
Ella ES la sensualidad.
El dios rápidamente, la miró con lujuria y le habló con muchas ganas.
—¡Oh Afrodita no sabes lo feliz~ que me pone verte~!—La mira de arriba a abajo.
Sumamente atractiva.
Un monumento de mujer.
—Oh en serio, ¿qué tanto lindo mío?—Sonriendo con coquetería.
Movió las caderas "inocentemente", mientras le guiñaba el ojo.
Se agachó y se acercó al hombre.
La tentación era enorme.
—Hazme tuyo~, hermosa~—sonrió y con lujuria, la tomo de la cintura, para poseerla.
Lentamente, ella empezó a besarla, al principio era con dulzura y luego se iba alargando. Ambos iban explorando cada parte de su cavidad bucal, luego se separaron, haciendo que colgara un hilo de baba. Él empezó a acariciarla, a poner sus grandes manos en los pechos perfectos de la diosa, quién le daba unos lindos gemidos que salían de sus carnosos labios.
—Ngh~—Decía la chica, con cara sonrojada y perversa, mientras el guerrero estaba excitandose un buen.
Al estar encima de Ares, sintió que su virilidad ansiaba tener contacto con ella.
Rápidamente le quitó la camisa a él, sin perder el tiempo, tendrían una larga noche.
La pelirroja estaba contenta por fin estaría con su hermano. La verdad, es que esa mujer, no era Afrodita, en realidad era Enio, diosa de la destrucción, hermana de Ares y crush en secreto de ella.
La destructora siempre estuvo enamorada de su hermano, ya que le parecía muy varonil y atractivo, aparte que era amable con ella.
La diosa se enamoró de él, pero Ares no sentía lo mismo.
Él amaba a Afrodita, se lo expresaba en cada momento que la rechazaba, así que al fin le llegó la oportunidad de estar con su amado, aunque éste no supiera de lo que ella hacía.
Enio estaba abusando de el hombre, mientras Ares en sus fantasías mentales, pensaba que era la amorosa, con quién supuestamente estaban teniendo relaciones.
El pobre hombre, estaba abatido de tanta pasión con "Afrodita" cuando en realidad su hermanita manipulaba su mente, pensando que con quién estaba era con su rubia...
—Te amo Dita~
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Mientras Ares, era tomado por su hermana, Afrodita se encontraba en Troya con Apolo y Leto.
Los tres platicaban de la gente troyana, en especial de Anquises y Eneas, la pequeña familia de la amorosa.
Afrodita estuvo ayudando a la ciudad, protegiendo a su seres queridos y pasándolo bien con su nueva amiga Leto, aunque extraña a su amado guerrero, ha intentado buscarlo, pero simplemente no lo encuentra, está muy lejos de ahí.
En un momento, ella se quedó sola, con sus pensamientos y sus teorías extrañas.
La rubia sabe que algo pasa con Ares, siente un aura amorosa en él, eso la deprimió ¿Él se abría enamorado de otra mujer?
Presentía que algo estaba pasando y aunque odiaba tener que especular algo horrible, no podía evitar querer hacerse cuestiones mentales.
—Él ya no me ama, estoy segura—Empezaba a derramar lágrimas, hasta que un sonido la hizo voltear a ver que era.
Ella vió en el cielo,un especie de ¿Rayo? por donde estaba el Olimpo.
Afrodita se colocó su mágico ceñidor y pestañeo con rapidez, encontrándose con una escena extraña.
Apolo peleando con muchos dioses, entre ellos sus hijos Eros , Anteros y Peito. Ella supuso que sus palabras no hicieron que el dios sol cambiase ante su venganza contra Zeus.
De hecho, parece que todo empeoró.
Zeus, asesinó a Asclepio, dios de la medicina e hijo de Apolo, el gemelo de Artemisa quería pagar por todo lo malo que le han hecho y la muerte de su hijo fue el detonante.
El rubio tomó sus flechas, para después matar a los cíclopes, que ayudaron mucho en la titanomaquia y eran de gran estimo por parte de su padre.
Realmente, se estaba formando un gran caos, por lo que llegó Zeus, con una mirada furiosa hacia su hijo, Afrodita dedujo que tenía que irse de ahí y regresar a Troya, con su ceñidor regreso al lugar.
No podía irse por mucho tiempo, debía estar al tanto de la cuidad por cualquier cosa.
—¡Todo esto es un maldito desastre en el Olimpo! ¡Es un maldito caos del que quiero escapar! —La rubia se puso las manos en la cabeza y Leto iba a ver qué pasaba con Afrodita.
Ella sabe que la rubia tiene muchas cosas pasando por su mente, como si fueran rayos en el cielo.
Por lo menos, tenía a alguien con quién platicar.
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