Esa noche había terminado sus deberes y el entrenamiento a tiempo, quedando de nuevo ante la indecisión de a donde dirigirse, salió de su estudio para empezar a caminar entre los pasillos de Yummeng, la punta de sus dedos recorría con naturalidad las siluetas de loto en la fría madera de las habitaciones con un sentimiento confuso.
Llegó a la cocina donde al no divisar a nadie cerca se dio cuenta de lo tarde que era, la hora de la merienda seguro había sucedido hace tiempo.
Buscó entre el almacén donde encontró una manzana, era de un hermoso color rojizo que parecía resplandecer ante la luz natural que traspasaba los marcos de la ventana, al primer bocado se dio cuenta de lo jugosa que era, seguro era recién cosechada; tardó unos minutos en decidir llevar una más con él.
Salió de la cocina para después caminar por los corredores en dirección a su habitación, desviándose sólo un poco sin entender porque, ante la taciturna noche se podía escuchar el canto de las cigarras entre los arbustos o el croar de las ranas, a la vez el viento acariciaba sus facciones, meciendo sus mechones azabaches que caían por su rostro.
Nuevamente el guardia que cuidaba la puerta de la habitación de Shi QingXuan le dio el paso libre al conocer que el Líder venía a visitas de revisión cada tanto aunque últimamente había tenido la rutina de ir cotidianamente.
— Gracias, puedes retirarte.— agradeció, recibiendo la reverencia que su discípulo le otorgaba antes de partir.
Cuando había pasado segundos de entrar a la habitación no tardó en percibir la voz que siempre parecía estar rebosante de entusiasmo y alegría, como una abrasadora sensación que parecía contrarrestar con el frío que sentía en su interior.
— ¡Jiang-xio-! Líder Jiang, ¡Hola!
— Ya dije que me llames por mi título, no es tan difícil.
Su voz era tranquila mientras se recargaba sobre la pared cerca de la puerta, teniendo una postura calmada; cada día venía con el único objetivo de obtener información sobre él.
— ¡Lo hago! Lí-der Jiang...
Arrastró las palabras con suavidad, acentuando el título mientras colocaba sus manos detrás de su espalda y se inclinaba hacia el hombre de túnicas violetas.
Jiang Cheng bufó mientras dejaba la manzana sobre un buro sin decir palabra, luego tomó asiento en una silla, sin darse cuenta observó un tiempo al hombre que siempre portaba aquel abanico con el cual se afianzaba con una inusual fuerza entre sus manos.
— ¿Y bien? ¿No hay nada nuevo hoy tampoco?
— ¡Sí! Hoy vi un ave blanca volar por la ventana, se veía muy bonito, incluso tenía plumas de colores. ¡Azules y verdes! ¿No es hermoso?, pero lo perdí después del lago, no puedo ver nada más allá.— hizo un puchero a la vez que se sentaba sobre la cama, apoyando sus manos sobre sus sábanas detrás de su espalda.
La habitación no era tan amplia así que a esa distancia aún se podía considerar estar cerca.
— Bueno, es la temporada cuando migran aquí por ser un lugar más cálido... tienden a reunirse en un pequeño humedal que está pasando el lago principal.— explicó calmadamente mientras veía en dirección a la ventana.
En cambio, los ojos de Shi QingXuan se iluminaron, imaginando las aves reuniéndose, rodeadas de vegetación y flores sumergidas en el agua. Se inclinó aún más para escuchar más de ese lugar, como un niño pequeño apoyó sus codos en sus rodillas para colocar su mentón sobre sus palmas.
Al ver la atención y curiosidad que parecía tener el otro, su mirada se dirigió hacia el frente, siguiendo con su explicación.
— Y no son los únicos, hay aves blancas con una franja oscura en su pico, su cuello es largo y sus plumas parecen ser más blancas que los pétalos de los lirios, incluso hay ranas y otros tantos animales más... cerca hay una colina con pasto frondoso y el atardecer se ve mucho más cerca en la cima.
ESTÁS LEYENDO
Aquel templo abandonado donde te conocí
RomanceEn la parte más elevada de una montaña existía un templo donde yacía un joven que su destino fue alterado, las gélidas corrientes de viento susurraban secretos de días lejanos como un Dios donde la venganza era oculta, siseando como una serpiente qu...