Me deje llevar por aquel tenue sonido, era una melodía la cual no reconocía pero te transmitía tranquilidad. Camine por mi casa tratando de encontrar un lugar donde pudiera llegar mejor el sonido a mis oídos, me paré abajo de aquel lugar donde días antes había escuchado aquel sonido de un mueble pesado, justo en medio de mi sala.El sonido siguió por algunos minutos más y paro, eso me desconcertó por que no sonaba como el final de una melodía si no que sonaba como si cortaras una canción a la mitad.
Camine hacia mi balcón y me pregunte si sería buena idea estar ahí sabiendo que Ignazio podía salir en cualquier momento, no, no importaba solo fingiría que no lo había escuchado o que no había prestado atención. Sali, era mi día de descanso, me recargue en el balcón mirando hacia la calle, unas cuantas notas sonaron otra vez pero no continuó era como si dudara de poner sus dedos sobre aquellas teclas, un sonido fuerte me sacó de mis pensamientos, era claro que había golpeado las teclas del piano y aventado a un lado lo que podría ser algo pesado, todo quedo en silencio, me recargue en el balcón mirando hacia arriba preocupada
-Ignazio ¿Estás bien?- No hubo ninguna contestación, suspire.✨✨✨✨
Lo que resto de la mañana me la pase mirando tele, mi celular y tomando un té tras otro. No tenía con quien salir y la única persona a la que podía recurrir le había colgado dejándolo con las palabras en la boca.
Necesitaba salir o hacer algo nuevo.
Tocaron mi puerta, aquello me saco de mis pensamientos.
Cuando toque la perilla para abrir me quede inmóvil un segundo.
¿Y si Piero estaba tras esta y quiere hablar de eso nuevamente?
Mi corazón sintió un pinchazo, yo no quería hablar de esas cosas, no quería que las cosas se pusieran tensas entre nosotros otra vez. Mi mano se alejó un segundo y subió a mi pecho, otra vez aquel sentimiento de ansiedad me atacó haciendo que mis manos empezaran a sudar, podía hacer como si no estuviera y meterme entre mis sábanas como si buscara un refugio.
Si, eso era lo mejor.
Llamaron a la puerta nuevamente
-¿Qué hago?- me susurre a mi misma buscando una respuesta rápida, no podía ser grosera, por más que me incomodara, la idea de que él viniera hasta mi hogar y el trayecto que tenía que recorrer me hacían sentir un poco alegre -Él no hablará de algo que tú no quieras- me respondí en otro susurro.
Tomé nuevamente la perilla y la giré abriendo la puerta.
-Oh, hola- una voz un tanto aguda me sorprendió, era una chica un poco más alta que yo, delgada y de rizos
-Ah, hola- respondí confundida
-Perdón, ¿Aquí vive Nazio?
-Ammm ¿Nazio?- ¿Quien era esa persona?
-Si, él, ya sabes- sonrío dejando ver sus grandes y alineados dientes -Alto, de barba, guapo- rió, solo había una persona con esa descripción y que lo llamara guapo no me había causado la misma gracia que a ella
-Supongo que hablas de Ignazio- me recargue en la puerta viéndola a los ojos aun más confundida, ¿Acaso sería su novia?, era muy linda eso no podía negarlo pero ese sentimiento de incomodidad se podía notar en el ambiente cuando ella dejó de sonreír y tomó una actitud de cansancio
-Oh, si, Ignazio.
-No, lo siento él vive a...
-Alessandra- Si voz hizo que las dos volteáramos a ver las escaleras donde se encontraba él parado con una mirada seria
-¡Hola!- Si sonrisa volvió a aparecer, podría jurar que sus ojos brillaron al verlo, aun que de eso no podía culparla, los míos también brillaban al verlo.
-Sube- su voz era seria, no me emitía algún sentimiento. Ella volvió a mirarme y pude ver cómo me mirada de arriba hacia abajo soltando una sonrisa que me hizo sentir como la temperatura subía a mis mejillas.
-Adiós- su mirada y la mía se encontraron por unos segundos y ella caminó hacia él emocionada, era como si una niña pequeña viera a su príncipe favorito, le dio un beso en la mejilla pero Ignazio solo seguía con la misma actitud, me miró un segundo por lo cual yo moví mi mano para saludarlo.
Mi corazón dio un vuelco al ver cómo había sido ignorada y subía las escaleras junto a ella.
¿Qué había pasado?
¿Porqué no me había saludado?
Quizá no me había visto realmente.
¿Quien carajos era Alessandra?
¿Por qué tantas preguntas me invadían en unos segundos?
Mi pecho dolió al recordarme a mi y a él en las escaleras.
Baje la mano con la que lo había saludado hacia un instante.Una pequeña sonrisa se formó en mis labios al ver cómo una mano de él se levantaba discretamente por detrás y se movía saludándome.
Unos segundos después habían desaparecido de mi vista como si nunca hubieran llamado a mi puerta.
Ojalá hubiera sido Piero.

ESTÁS LEYENDO
Átame a tu recuerdo.
Любовные романыEra una noche de Diciembre cuando te recorde Tal vez era la noche más solitaria de mi vida. Quizá nunca te hubieras ido.