Nubes.

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Volví a casa con unas cuantas cosas que me hacían falta, mire el reloj y recordé que tenía que volver a la florería, me cambie de ropa y tome mis cosas para salir corriendo de aquel edificio. 

Ni un solo taxi se cruzo por mi camino por lo cual tuve que correr unas calles que me parecieron mas eternas que otros días.Cuando llegué a la florería me di cuenta que estaba algo llena de gente así que corrí, deje mis cosas en la mesa y traté de ignorar un poco la mirada enojada de Rocío, por mas que iban y venían flores no sentía que la fila de clientes terminara hasta unas cuantas horas después.  Vi el reloj el tiempo parecía haberse ido de un abrir y cerrar de ojos ya que eran las 7:22 pm, caminé al letrero de la puerta y lo giré para que se leyera la palabra "Cerrado"

-Otra vez tarde, Kismet- escuche la voz de Rocío detrás de mi, cerré los ojos y tome aliento para darme la vuelta y verla con esa postura que tomaba cada vez que estaba enojada

-Rocío...yo

-No puedes seguir así- me interrumpió y yo solo bajé la mirada 

-Lo siento...-dije en voz baja mientras limpiaba mis manos frotándolas para quitar los residuos de los tallos de las flores

-Te quedaras a limpiar todo, no me gusta castigarte pero tampoco podemos seguir así- únicamente asenté con la cabeza sin decir nada -Te quiero Kismet, pero debes de entender que esto es un trabajo y yo no puedo hacerlo todo sola.

-Lo siento...en verdad- Rocío se acerco a mi y me abrazo, dejo un beso en mi mejilla y salió por la puerta. Suspiré, no podía seguir fallándole a ella, levanté la vista y todo era un desastre, hojas por aquí pétalos por allá y una mancha en el piso de un cono de helado que había dejado caer un niño. Esta noche iba a ser larga.

Entre limpiar aquel desastre, arreglar las flores para el día de mañana y guardar el dinero en la caja fuerte el tiempo se me escapo de las manos ya que al mirar el reloj me di cuenta que eran las 10:00 pm, me senté un momento en el piso y sonreí al ver lo limpio que había quedado todo. Tome mis cosas, antes de salir me di cuenta que algunas pequeñas flores quedaron tiradas debajo de la mesita que teníamos, las tome, bajé las cortinas y cerré con candado todo, revisé que todo estuviera bien cerrado y tome mi camino, nuevamente ningún taxi se cruzo por mi camino así que camine a casa lo más rápido que pude. Apenas llegué a la entrada del edificio me di cuenta que Lilia estaba en la puerta hablando con una vecina, las salude y entre, tome el elevador. Al llegar a casa deje las flores en el piso por un momento y empecé a buscar las llaves, un escalofrío corrió por mi espalda, no las encontraba, saqué todo lo que traía

-Por favor, no-empecé a decirme al ver que mis llaves no estaban por ningún lugar, busque en mis bolsillos en mi suéter, cartera, nada, me recargué en la puerta y me dejé caer al suelo junto a las flores y todas mis cosas. Intenté recordar en donde las había dejado pero ningún recuerdo exacto llego a mi cabeza, me rendí. Tapé mi cara, los minutos pasaron y por mas que intentaba abrir la puerta no podía, lo intenté con una tarjeta, con pasadores, tratando de desarmar la perilla pero nada funcionaba ¿En qué estaba pensando?.

-Creo que estas en problemas

-¿Tan obvia soy?- miré nuevamente a Ignazio, se acerco a mi y se hincó para estar a mi altura

-¿Perdiste las llaves?

-Temo que si- el rió -No es gracioso

-¿Puedo?- señalo un espacio a mi lado y acepte con una sonrisa, se sentó, empezó a tomar mis cosas y meterlas nuevamente en mi mochila, tomo las flores y las observo unos segundos -Son muy lindas

-Son de mis favoritas- guardamos silencio 

-Tengo una idea de como abrir la puerta- volteé a verlo 

-¿Cómo?

-Podemos tirarla

-¿¡Qué!?- empezó a reír fuerte -Estas bromeando- reí con él, lo común entre nosotros, silencio, baje la mirada pensando en que más podía hacer, tal vez Lilia tendría una copia por algún lado guardada, sentí como las flores tocaban sutilmente mi mejilla, pose mi mirada en ellas, Ignazio estaba viéndome fijamente 

-Luces muy cansada- dejo las flores a un costado de mi mochila 

-Siempre lo he estado- sonreí un poco, me puse de pie y acomode mi ropa -Bajaré a preguntar si tiene unas llaves de repuesto- le tendí la mano -¿Quieres venir?- Ignazio tomo mi mano y se levanto, quedó frente a mi a una distancia en donde estaba lo suficientemente cerca para sentir su perfume pero no tanto para sentir su respiración ¿Cómo es que podía lucir tan pequeña a su lado?, tomo mis cosas y me dio las flores, tomamos el elevador, aquella imagen nunca podré quitarla de mi memoria ya que al salir tomo mi mano y caminamos por el pasillo para tocar la puerta de Lilia.

Se abrió la puerta, aquel cabello negro y algunas partes blancas se asomaron acompañado de un olor de naranja -Kismet, cariño, ¿Qué sucede?- le conté todo lo que había pasado, afortunadamente tenía una llave de emergencia pero tenía que devolverla cuando fuera de camino a la florería

-En verdad gracias.

-No te preocupes cariño, tengan una bonita noche, me agrada verlos juntos- hizo una pequeño gesto lo cual me recordó que aun seguíamos tomados de la mano, un color rosa tomo por completo mis mejillas.

-No, nosotros solo somos amigos- dije soltando la mano de él, baje la mirada apenada 

-Si, claro- sonrió y a continuación cerro la puerta, Ignazio y yo solo sonreímos, volvimos a tomar el elevador marcando el numero de mi piso, al llegar me sentí un poco mas aliviada por lo cual abrí la puerta y solté un gran suspiro de alivio

-Gracias por acompañarme un rato- volteé mi mirada hacia él y tome mis cosas que aun seguía cargando él.

-No te preocupes, siempre es bueno hablar contigo unos minutos- me sonrió, no dijimos nada por unos segundos hasta que una pequeña idea cruzo por mi cabeza 

-¿Quieres pasar a tomar algo?- abrí un poco mas la puerta invitándolo a pasar, levanto una mano unos segundos y la guardo en un bolsillo de su sudadera 

-Será otro día, ya es tarde y necesitas descansar- después de aquellas palabras miré la hora en mi reloj y si, eran las 12:23pm 

-Perdón, imaginé que no era tan tarde- froté un poco mis ojos ya que me sentía demasiado cansada, volví a ver a Ignazio y solo estaba hay parado sin decir nada -Entonces... Ten una bonita noche Ignazio y otra vez gracias.

-Espero verte pronto- guiñó mientras me regalaba una pequeña sonrisa y camino hacia las escaleras

-Ignazio...- volteó para verme y yo le extendí las flores -Tómalas- me miro un poco extrañado pero regreso para tomarlas

-Gracias- le regalé una pequeña sonrisa, quizá era producto de mi imaginación pero volví a sentir un poco de tensión entre nosotros lo cual me hizo pensar en cerrar la puerta y correr a mi habitación para hundir mi rostro entre mis almohadas, un beso en mi mejilla me saco de mis pensamientos haciéndome reaccionar para terminar viendo como él se iba nuevamente por ese camino que había tomado anteriormente, cuando lo vi desaparecer de las escaleras solté un grande y largo suspiro que me sorprendió un poco. Cerré la puerta, deje mis cosas en la sala y corrí a mi habitación para hundir todo mi cuerpo entre las cobijas y las almohadas. Miré unos momentos el techo y sus ojos pasaron por mi cabeza.

Seguía sin saber como era que aquel chico podía tener ese poder sobre mi de hacerme pensar en él.

Sonreí al recordar su beso en mi mejilla, aun que lo único que sabía era que aun deseaba que volviera a regalarme un beso en los labios.

Creo que le quiero un poco.

Átame a tu recuerdo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora