Por unos cuantos días pensé en cual sería la mejor forma de volver a hablar con Ignazio. Los pocos días que nos vimos me regalaba una sonrisa y se iba lo cual causo que un arbusto lleno de espinas que me lastimaban creciera en mi pecho. Cuando intentaba hablar con él simplemente las palabras se quedaban en mi garganta y salían segundos después en un simple suspiro. Ahora volvía a mi rutina de siempre, ir a la florería, comprar algunas cosas que hacían falta en casa y regresar. Cada día al abrir la puerta de mi hogar veía por un momento las llaves y lo recordaba regresándolas a mis manos. Tenía que hacer algo.
Era tarde, aquel día no dejaba de llover y Rocío había cerrado temprano la florería ya que tenía unas cuantas cosas pendientes por hacer, tomaba una pequeña taza de café mientras escuchaba algunas canciones, todo era silencio o al menos lo era hasta que escuche ruido en la parte de arriba , varias personas hablando entre ellas incluyendo a Ignazio lo cual hizo que caminara a mi balcón para poder escuchar su voz un poco mejor.
-No, lo siento pero no lo quiero.
-No podemos devolverlo
¿De que estarán hablando? escuche como Ignazio decía unas cuantas palabras que no logré entender pero se escuchaba enojado
-¿Quiere hablar con...
-No, solo déjenlo aquí.- después de esa pequeña e incomoda platica escuche como corrían unos cuantos muebles y dejaban algo que se escuchaba pesado, los pasos de él se dirigieron hacía su balcón, yo solo me metí para que no me viera.
-¿Porqué haces esto?- un sentimiento de nervios y pena corrió por mi cuerpo alojándose en mi pecho -No y no entiendo como lograste saber en donde vivo- Eso me confundió aun más, por un momento pensé que estaba hablando conmigo ya que me abría visto o algo por el estilo pero cuando dijo eso lo único que paso por mi cabeza fue que tal vez estaba ocultando algo aun más importante. -No hagas esto más difícil.
Pasaron unos cuantos minutos y después de mucho ruido y una que otra queja todo volvió a la normalidad.
Lave algunos platos y vasos que había utilizado, por mi mente pasaban las palabras de Piero "Quizá este ocultando algo", si era así ¿Qué sería?. Me senté un momento en la mesa mientras muchos pensamientos venían y se iban. En el centro de la mesa se encontraban unas flores que Rocío me había regalado, una vez más el rostro de Ignazio vino a mi mente.
Por mi mente pasaban tantas ideas para volver a hablar con él pero al final siempre resultaban ser excusas estúpidas y sin sentido. Un pequeño ruido llego a mis oídos lo cual me despertó de aquellos pensamientos, ¿Será él?. Todo se quedo un silencio parecido al que había antes de que aquel chico llegara al edificio, eso me causo una sensación extraña.
Volví a salir a mi balcón viendo como las personas caminaban y hablaban entre ellos sobre las cosas que sucedían en sus vidas, ¿Cómo es que las cosas tan pequeñas se vuelven un problema tan grande para mi?. Necesito hacer algo para sacar todo esto de mi cabeza -Pareces un misterio- dije para mi misma mientras él pasaba una vez mas en mi cabeza.
-¿Ahora hablas sola?- Aquella voz hizo que mi corazón se detuviera repentinamente y una sensación de frio recorriera mi cuerpo como si alguien tirara un balde de agua helada en mi, al mirar hacia arriba vi a Ignazio con una taza entre sus manos y una expresión seria en su rostro.
Quiero correr hacia adentro pero las piernas no me responden.
-Hola Ignazio
-Hola Kismet.

ESTÁS LEYENDO
Átame a tu recuerdo.
RomansaEra una noche de Diciembre cuando te recorde Tal vez era la noche más solitaria de mi vida. Quizá nunca te hubieras ido.