Entre mis brazos rodeo con cierta paz en pequeño libro que el señor de ojos café rojizo llamado Emilio me acaba de otorgar.
Caminar hacia mi hogar me hace sentir otra vez aquel nudo en el pecho por lo cual me detengo un momento en medio de la calle, por la cabeza me pasa un pequeño y vago recuerdo de lo sucedido hace algunas horas y lo único a lo que le pongo cierta atención es a la imagen de los ojos de aquel chico, hago una negación moviendo mi cabeza y sigo con mi camino.Llegar a la puerta del edificio donde vivo me hace suspirar de cansancio, tomo mis llaves y abro la puerta, ver el letrero de "fuera de servicio" en la puerta del elevador me frustra un poco más, era de esperarse aquel elevador tendría mas de 20 años o algo por el estilo, entrar en el era sentir un aroma de vejez.Me resigno, empiezo a subir las escaleras tratando de ignorar que vivo en el piso 4, algo que siempre me gusto de aquel lugar fue que cada piso tenia algo diferente, en alguno había flores, en otros oscuridad y sobriedad, en otros había ruido y en los últimos había silencio de no ser por aquel hombre que llego a mover muebles arriba de mi departamento.
Veo la puerta de mi casa, antes de entrar me asomo un pequeño momento por la ventana que hay en la pared junto a las escaleras, no es muy tarde, el cielo esta nublado y algunas aves pasan volando. Después de abrir la puerta escucho otro ruido arriba de mi como si fuese un tipo de bienvenida que lo único que hace es sacarme una mueca de resignación a la perdida de mi silencio.
Una taza de té es lo único que necesito.
Prendo la televisión y lo primero que veo es la noticia de otro accidente en la ciudad, no es sorprendente viviendo en un lugar de tanto caos. Paso una y otra vez por varios canales esperando encontrar algo medianamente entretenido pero termino dejándolo en el mismo canal por el cual empecé. Cierro los ojos, necesito dormir, me voy perdiendo entre la oscuridad, siento como mi cuerpo logra relajarse lentamente. Silencio. No todo esta tan mal...
Un enorme estruendo me saca de mi silencio, doy un brinco en el sillón y por error tiro mi taza escurriéndose en todo el suelo partes de cerámica y liquido dulce, levanto mi vista al techo y solo escucho como levantan lo que sea que terminara en hacer aquel ruido. Adiós pequeña paz interior, me levanto, tomo una servilleta y limpio el suelo, levanto las pequeñas partes de cerámica esparcidas y las tiro a la basura, paso mis manos por mi cabello, por mi cabeza pasa la idea de reclamarle al chico cuyo nombre he olvidado,si, definitivamente lo haré.
Al voltear mi vista hacia el balcón de arriba veo las luces prendidas.
-Hey!- lanzo un grito hacia arriba, no tengo respuesta alguna -¡Oye!- nada, volteo mi vista hacia abajo y casi no hay gente ni carros por la calle
-Oh...hola- escucho su voz, vuelvo a levantar mi vista y logro ver que tiene una mirada de nerviosismo
-Eh escuchado un estruendo y tengo que decirte que he tirado mi té al escuchar eso- No se me ocurre otra cosa que decir, al verlo se me ha ido la idea de por que le reclamaria
-Ah...yo, ammm, lo siento- quedamos en silencio unos segundos, el color se me sube a las mejillas al sentir un poco de pena y enojo por no tener que decirle después de todo, no es molestia con él, es conmigo misma, bajo la mirada unos segundos
-Ok- es lo único que sale de mis labios y camino un poco hacia dentro
-Puedo darte una de mis tazas si quieres- Su voz hace que me detenga, ¿Es en serio lo que acaba de decir?
-¿Qué
-Lo que acabo de decir, puedo darte una de mis tazas- vuelvo a levanta mi mirada y veo en su rostro un poco de culpa -Puedo bajar en unos minutos
-No es necesario- vuelvo a entrar dejándolo solo.
Tengo 5 minutos sentada en la mesa con las manos cubriendo mi rostro, no entiendo que pasa conmigo, por que este sentimiento de soledad y frustración va creciendo cada vez mas en mi.-Tienes que parar- me digo a mi misma. Un sonido me saca de mis pensamientos, alguien toca a mi puerta, no puede ser que en verdad este chico bajara -Te dije que no era necesario, en verdad no...- al abrir la puerta y decir eso me percato que una señora de falda, pequeña y de ojos cafés me ve confundida
-Perdón cariño, ¿vine en mal momento?- Es Lilia, la dueña del edificio, ella vive en el primer piso, el color vuelve a subirme al rostro
-Lilia, no, perdón, pensé que...-me quedo callada-Sabes no importa, pasa,¿te puedo ofrecer algo? - Le abro completamente la puerta haciendo a un lado
-No, no cariño, solo vengo a informarte que hay un nuevo inquilino y como vive arriba de tu piso quería tenerte al tanto- me sonríe
-Oh...si, si creo que ya lo he escuchado mover algunas cosas y creo a verlo visto un poco- le regalo una sonrisa mientras que en mi cabeza me pasan aquellas imágenes de las pocas y malas veces que cruce con él
-¿Esta todo bien?- me vuelve a preguntar
-Si, todo bien-
-Entonces me retiro, ya sabes que cualquier cosa estaré allá abajo- me guiña un ojo y camina hacia las escaleras -Ah...otra cosa, tenle paciencia, es un chico muy dulce y se que a ti no te gusta es ruido- ríe un poco y desaparece por las escaleras, me quedo unos segundos mas en la puerta, tal vez tenga razón pero el no me ha dado ninguna, vuelvo a meterme y al momento de cerrar la puerta su voz me sorprende
-Hola...- no puedo creer que en verdad esto este pasando...vuelvo a dirigir mi mirada hacia el pasillo y ahí esta él, con las manos detrás de la espalda
-Te dije que no era necesario- mis palabras suenan un poco agresivas por lo cual me sorprendo a mi misma
-Sentí que lo era-se acerca un poco hacia mi puerta, al pasar sus manos frente a él me extiende una taza de color azul con un pequeño papel colgando de la asa, me detengo a ver aquel objeto unos cuantos segundos y luego dirijo mi vista a él, es mucho mas alto que yo y eso me hace sentir un poco chiquita.
-En verdad no- cruzo los brazos, quedamos en silencio, vuelvo a girar para meterme en mi agujero negro, me detengo un momento antes de cerrar la puerta -No quiero ser grosera, es solo que no era necesario, de todas formas te lo agradezco- le dirijo una ultima mirada con una pequeña sonrisa y cierro la puerta.
Lo que resto del día me la pase pensando en aquellos ojos que habían estado hace un momento detrás de mi puerta.
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Átame a tu recuerdo.
RomansaEra una noche de Diciembre cuando te recorde Tal vez era la noche más solitaria de mi vida. Quizá nunca te hubieras ido.