Emoción de niña.

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Nada. Eso fue lo que sucedió las dos semanas siguientes a aquella pequeña platica con él, las veces que salía y volvía a casa lo encontraba solo unos cuantos segundos y lo único que hacíamos era intercambiar un "Hola" y muy rara vez solo una sonrisa. Por mi cabeza pasó varias veces la idea de detenerme a hablar unos segundos con él pero nunca lo hice, tenía curiosidad sobre aquel chico y Rocio lo hacia aun más grande cuando me preguntaba por él casi todos los días mientras trabajamos en la florería. Ni siquiera había pasado por un nuevo libro y eso me hacía  sentir más aburrida de lo normal, los días que descanse sólo me sentaba a leer o a buscar una que otra cosa por Internet. 

Maldito Internet y su facilidad de darme ideas tontas.

Justo ese día entraría tarde a trabajar ya que Rocío tenía unas cuantas que hacer antes y yo había olvidado mis llaves en la mesita que había ahí mismo. El día estaba despejado, mi cama estaba justo a lado de la ventana de mi cuarto y la manera en la que los rayos de sol entraba, mas el buen clima que hacía me levante de muy buen humor, me quede unos minutos abrazando la almohada y viendo el cielo, tomé mi celular y revise si tenía algún mensaje o algún pendiente, lo volví a dejar y cerré mis ojos, no había mejor forma de describir ese momento que con la palabra "perfección"...de no haber sido que un sonido arriba de mi hizo que abriera los ojos y suspirará derrotada. Otra vez era Ignazio moviendo alguna cosa, si había algo que distinguía a mis días antes de él y ahora que está era el ruido arriba de mi, no importaba la hora del día era casi una ley que algo arriba de mi sonara, creo que de alguna forma me estaba acostumbrando. Me quede sentada unos segundos en la orilla de mi cama viendo la puerta, me levante y estiré un poco, lo primero del día sería una taza de té, casi nunca tomaba café en el desayuno a no ser que me sintiera muy cansada o con resaca, me preparé un pan tostado con mermelada y prendí la tele para poner algo de música, tomé mis herramientas para arreglar mis platas y salí al balcón, arreglar mis plantitas era algo que me relajaba mucho y aproveche para tomarles unas cuantas fotos. Terminé de arreglarme, aún tenía tiempo de sobra para irme por lo cual tome mi laptop y me senté a ver unos cuantos vídeos. Mientras tomaba mi té recordé unas palabras que Rocio me había dicho hace algunos días "¿No tienes alguna forma de contactarte con él?", me detuve. ¿En verdad la idea de buscarlo por Google había brotado en mi cabeza?, moví la cabeza sacándome de mis pensamientos.

No lo haría.

Mientras cerraba la puerta escuché unos pasos en la escalera no le había puesto tanta atención hasta que escuche mi nombre.

-¡Kismet!- al momento de voltear me di cuenta que era él, me sonreía por lo cual también le regresé la sonrisa 

-Hola Ignazio- caminé hacía las escaleras y comenzamos a bajar juntos -¿Cómo has estado?- le pregunte mientras acomodaba mi mochila en mis hombros 

-Bien, todo bien, ¿Tú cómo has estado?

-Todo bien, justo voy a trabajar- reí un poco 

-Bueno, es miércoles, no falta tanto para que sea viernes 

-Si, supongo- quedamos en silencio, se detuvo un momento y yo confundida me detuve junto con él -¿Pasa algo?

-No...es solo que un pensamiento pasó por mi cabeza pero nada importante, perdón- rió y siguió bajando, ¿Sería que había pasado algo?, mientras bajamos las escaleras el me preguntaba una que otra cosa ya que se había dado cuenta que yo también tenía flores  en el balcón, reímos y llegamos juntos a la entrada del edificio -Vaya...-

-¿Qué sucede?- los dos miramos sin decir nada  el elevador, una nota junto a los botones decía  "En servicio, conservarlo en buen estado. Gracias". Silencio y después un par de risas -No puedo creer que en verdad bajáramos las escaleras- le comento entre risas 

-Bueno, al menos fue bueno para tener una platica contigo- mi risa cambió por estar completamente sonrojada por lo cual baje la mirada, otro incomodo silencio -En fin- camino hacia la puerta y la abrió -Después de ti- lo único que hice fue sonreír un momento y cruzar la puerta 

-Mi camino es por esa calle- le dije señalando una calle poco transitada a esa hora que estaba a unos cuantos metros de nosotros 

-Entonces supongo que aquí nos diremos adiós por que mi camino es justo hacía el lado contrario- en ese momento un sentimiento de decepción invadió mi pecho, por alguna razón quería seguir hablando con él

-Bueno, fue un gusto hablar contigo un rato, eres un chico muy divertido- le extiendo la mano y el ríe, me toma del hombro y deja un beso en mi mejilla lo cual me deja paralizada 

-No es necesario ser tan formales- da unos pasos hacia atrás mientras mete sus manos en los bolsillos de su pantalón. ¿En verdad ha besado mi mejilla?, me quedo en silencio y lo único que se me ocurre hacer es regalarle una sonrisa y seguir mi camino.


He llegado a casa tarde y después de lo que parecía que iba a ser un buen día terminó siendo uno malo, he llegado a la florería y Rocío me ha dejado a cargo de todo, han llegado flores nuevas, muchos clientes y una mancha de tinta en mi blusa se hicieron presentes. Abro la puerta del edificio y me encuentro con la sorpresa de unas vecinas de un piso mas abajo peleando, discutiendo sobre su correspondencia y un perrito llamado Capitán ladrando por que he llegado, paso a su lado lo acaricio un poco y sigo con mi camino 

-¡Kismet!- una de mis vecinas grita, me detengo y pongo los ojos en blanco 

-¿Si?

-Tu correspondencia, ¿Ha sido abierta?- llamo al elevador presionando los botones con poca fuerza, desvío mi mirada hacia ella 

-No- imaginé que mi cansancio era tan notorio que quedamos en silencio y lo único que se podía escuchar era la respiración del pequeño Capitán, las puertas se abren, antes de entrar le mando un beso a aquel perrito. Necesito descansar, una taza de leche y música para no pensar.

Llego abro la puerta, camino a la cocina para preparar aquella taza de leche que había soñado en los últimos minutos y para mi mala suerte no he comprado ni una sola caja de leche. Me rindo, voy directo a mi cama y me dejo caer en ella.

Por alguna razón despierto una hora y media después, no me he puesto la pijama y no tengo en mente hacerlo, doy unas cuantas vueltas sobre el colchón...¿Porqué aquella idea tan tonta me hace tanto ruido?...tomo el celular y busco su nombre, lo primero que me aparece es una cuenta en Instagram , en realidad es lo único que encuentro.

Comienzo a ver su perfil, tengo que ser sincera al decir que Ignazio tiene muy buenas fotos y una sonrisa muy encantadora, sobre todo una en la que se encuentra en algún cuarto mientras los rayos del sol iluminan su rostro. ¿En verdad lo he buscado? ¿En verdad este chico a besado mi mejilla apenas en la mañana?.

Volví a cerrar los ojos, me quede dormida a los pocos minutos.

También he guardado su foto y ni siquiera se por que.


Átame a tu recuerdo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora