Flores.

30 5 1
                                    

-¿Cuanto tiempo llevas ahí?

-El suficiente para escuchar como hablas sola.- ¿Será que escucho todo lo que pensaba y decía en alto para mi?, Dios

-¿Qué escuchaste?- no pude ocultar mi preocupación en mi voz, él solo sonrió

-Realmente nada, solo hablas y hablas pero no logré entender nada- El aliento volvió a mi, sentí como mi cuerpo se relajaba y dejaba de apretar mis manos, no entiendo por que actuó de esta manera. 

-Es bueno saber eso- reí tímidamente, el silencio volvió a nosotros, Ignazio dejo de verme y volvió su mirada hacia la calle, yo no supe que decir, era como si mi mente hubiera sido borrada y por mas que buscaba las palabras necesarias nada salía de mis labios. -Yo...

-Descansa- Ignazio desapareció adentrándose en su casa y dejándome con las palabras en el pecho. Todo había sido tan fugaz, tanto que suspire y no hice nada mas que adentrarme en mi casa y cerrar el balcón para dirigirme a mi cuarto. Sería mejor que pensara que esto había sido como un sueño.

La mañana transcurrió normal, me preparé para ir a trabajar y así fue, un día normal en la florería intentando no pensar en aquello que había ocurrido anoche, a pesar de que yo le contaba todo a Rocío ese día decidí no decir nada para no pensar. Mi mente ya estaba llenada de dudas y no quería llenarla de aun más.

Cuando llegó la hora de cerrar ella me dio unas flores para que las tuviera en casa, se lo agradecí y me fui caminando. Al llegar al edificio decidí tomar el elevador ya que estaba cansada, toque el botón para subir y mientras las puertas se cerraban y yo suspiraba de cansancio alguien detuvo las puertas. 

-Perdón.- Entró Ignazio al elevador lo cual hizo que mi corazón se agitara una vez más.

-Hola.

El silencio no se hizo esperar y no parecía que él quisiera hablar por lo cual yo no dije nada y baje mi mirada hacia las flores.

La puerta volvió a abrirse y yo salí sin decir adiós. Me detuve en mi puerta pensando en lo que había pasado y una parte de mi sintió que tal vez era mejor dejar las cosas así y olvidar todo lo que paso desde que él llego. Creí que sería lo mejor para mi, estuve parada frente a mi puerta unos minutos sin hacer nada y sintiendo una presión en le pecho, esto era tan extraño, ¿Cómo es que en tan poco tiempo él me había hecho sentir de esta manera?. Lo ignoré y busque mis llaves en mi bolso.

"-¿Puedo?- señalo un espacio a mi lado y acepte con una sonrisa, se sentó, empezó a tomar mis cosas y meterlas nuevamente en mi mochila, tomo las flores y las observo unos segundos- Son muy lindas".

Por alguna extraña razón ese recuerdo llegó a mi cabeza y mis piernas se movieron por si solas llevándome a las escaleras para subir a ver a Ignazio, mi corazón latía tan fuerte y mi cabeza aun no podía entender por qué hacia aquella acción, lo vi, estaba viendo su celular recargado en la pared mientras tenía una cara que me daba a entender que quizá estaba molesto, retrocedí, creo que no había sido una buena idea. Un ruido hizo que diera un pequeño salto, mis llaves cayeron al suelo, me agache para tomarlas y solo podía sentir como no quedaba otro sentimiento en mi mas que los nervios, no quería alzar la mirada .

Suspire.

¿Porqué había hecho eso?

Tenia que alzar mi vista, no era como si pudiera hacer que nada pasaba o tal vez...

-¿Estas bien?- una figura se inclino ante mi, sentí que por un momento mi respiración se había cortado, mi mirada se encontró con la mano de aquel chico, la tome y el me ayudo a levantarme.

-¿Podemos...?- dije en voz baja

-¿Podemos...?- repitió él, estire las manos hacia él mostrándole las flores, las miro un segundo y después puso su mano sobre las mías para tomarlas, las solté y baje unos cuantos escalones sin verlo hasta que llegue al descanso antes de dar la vuelta, si no lo decía en ese momento sabía que no podría decirlo en otro 

-¿Podemos volver a hablar?- lo vi a los ojos mientras su rostro se suavizaba y solo me mostraba una sonrisa

-Llevo tiempo tratando de decirte lo mismo.


Átame a tu recuerdo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora