Capítulo 4

1.7K 160 7
                                    

Narrador omnisciente

La chica sonreía mientras veía a su abuelo cubierto de helado, sentía felicidad pero a la vez nostalgia sin duda recordaría estos momentos como un tesoro Guardado bajo llave

Amaba a su abuelo eso no lo podía negar él era lo único que tenía y también la mejor persona que pudo a ver tenido el gusto de conocer en esta vida más sin embargo sabia que debía poner ese granito de arena que ayudaría a cambiar el mundo tan horrible en el que vivía

Su corazón estaba dividido en dos partes, la primera era ese profundo amor que le tenía a la persona a su lado, ese amor incondicional que le tenía, los recuerdos de su infancia eran los que más estaban presente en ese momento cuando era su maestro y le enseñaba los diferentes mundos que podía visitar a través de la lectura enseñándole que para que haya un futuro debía recordar el pasado y la historia, cuando era su doctor y curaba todos esos raspones y heridas a causa de sus travesuras o aún cuando era ese caballero con armadura brillante que venía a calmar sus tormentos todas las noches, ese caballero que revisaba debajo de la cama y en el armario en busca de aquellas bestias que querían lastimarla, aquel hombre que estuvo con ella en las buenas y en las malas dándole todo el amor que podía dar….

Todo el amor que ella necesitaba

Pero por otra parte estaba esa segunda mitad de su corazón del cual le decía que debía hacer algo para liberar a los humanos de la esclavitud ella no podía soportar ver como esa raza era maltratada y torturada hasta la muerte, niños huérfanos, madres llorando la perdida de sus amados hijos, padres siendo tomados como esclavos para trabajos pesados, muchos de ellos ni siquiera regresaban a casa, muchos de ellos regresaban pero solo para echarse a morir y otra parte muy pequeña regresaban a salvo pero solo para seguir siendo esclavizados y torturados

Ella no podía quedarse y esperar a que todo se fuera a la mierda, odia ver esas imágenes tan aterradora pero lo que mas odiaba es que no podía hacer nada con el poco poder que tenía, la única solución era abandonar al ser que más amaba para poder cumplir con esta parte de su corazón

—¿recuerdas cuando trepaste ese gran árbol solo por esos jugosos limones? – pregunta entre carcajadas el hombre sacándola de sus pequeña burbuja

La chica sin duda recuerda eso después de todo ese día lloro hasta quedarse dormida,

—¿cómo podría olvidarlo? – pregunta la chica uniéndose a las carcajadas – casi muero desangrada

—solo fue un raspón – recuerda el hombre

—para mi ese raspón era el fin del mundo – sonríe – pero como siempre estabas tú para cuidarme y protegerme hasta de mi misma – responde refiriéndose al poco control que tenía sobre sus poderes – gracias

—¿por qué me agradeces? – pregunta con algo de nostalgia después de todo él conocía perfectamente a la chica y sabia que esta sería el último día que compartieran juntos

Él no la iba a retener después de todos conocía como era Alex y sabía que nadie la haría cambiar de opinión y menos en este tema el cual estaba trabajado durante años para sacarle tal imprudencia del cerebro más sin embargo no lo había conseguido y no lo conseguiría

—Gracias por todo – toma el tazón de helado entre sus manos – gracias por protegerme, gracias por amarme a pesar que mis padres no lo hicieron, gracias por la educación que me diste, gracias por alimentarme todos estos años, gracias por todo en especial gracias por no avergonzarte de mi a pesar que soy una chica arrogante, orgullosa y con un ego más grande que su tamaño, siendo que te hayas envuelto en problemas por mi culpa y siento si alguna vez te falle solo quiero que sepas que pase lo que pase siempre te amaré y buscare que estés orgulloso de la mujer que educaste

Hechicera Lunar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora