Capítulo 8

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Narra Alex

Tomo la espada que me ofrece Daniel al igual que la pequeña daga de color negra la cual colocó en mi botas, la espada es un poco pesada pero puedo manejarla con facilidad

Daniel mira detrás de mi y luego coloca su mano en mi hombro acercándome a él

—¿estás segura de esto? – asiento – solo dime que ya no quieres hacerlo y te sacaré de este lugar a como de lugar

—Daniel, me conoces lo suficiente para saber que no me echaré para atrás ya hablamos en casa sobre esto, lo haré con o sin tu apoyó – sus brazos me rodean atrayéndome a él sin importar que estemos rodeados de bestias

—te amo Alex – frunzo el ceño sin creer lo que dice – te amo desde el primer momento en que te vi – me alejo un poco de él – tu sonrisa ese espíritu de guerrera, amé todo de ti desde el primer momento, yo te amo – todo ocurre muy rápido Daniel en el suelo debajo de el rey quién lo golpea sin cesar  

Salgo del pequeño shock en el que me encuentro y rápidamente trato de quitar a esa bestia de encima de Daniel pero al parecer es un poco imposible  

Los guardias de alrededor no se atreven a meterse y es ahí donde decido utilizar un poco de mi poder haciendo que el rey se separé de mi amigo, si bien los mantengo separados pero mi cabeza empieza a doler casi de inmediato haciendo que los suelte a ambos

Caigo de rodillas debido al dolor que siento en mi pecho, pequeñas gotas de sangre caen en mi mano haciendo que la lleve a mi nariz retirándolas y tratando que pare de sangrar

Siento como alguien se coloca a un lado mío he intenta tocarme pero me alejo de inmediato al notar que esa persona no es Daniel

La pelinegra me mira con tristeza y un poco de algo que no puedo describir y prefiero ignorarlo, voy a un lado de Daniel el cuál esta casi inconsciente

—Daniel – doy pequeñas bofetadas en su mejilla tratando de mantenerlo despierto – ey despierta – pido

Una mano toma mi brazo con fuerza quitándome de alado de Daniel, miro sus ojos dorados los cuales me ven con ferocidad y enojo

—¿qué haces? – lo empujo pero no se mueve ni me suelta – ya déjame – intento darle un golpe pero toma mi mano parándola en el aire

—ya te he aguantado muchas tonterías este mes y no pienso soportar uno mas de tus berrinches, en dos días nos casaremos y a partir de ese entonces te comportaras como mi mujer, luna de esta manada y reina de las demás  ¿queda claro Alexis? – golpeo con fuerza su entrepierna haciendo que me suelte

—no seré una mujer más en la cama del gran rey de los cambia formas – saco la daga de mi bota – mucho menos su esposa, ¿quieres que sea tu luna? Entonces envía a una de tus guerreras a pelear por mi mano o hazlo tu, has las cosas bien por que esa es la única forma que me tengas para ti de buena manera

—bien – se reincorpora – Adela – una chica un poco mas alta que yo se acerca él, es rubia de bonitos ojos rojos

Ella es de un rango peligroso diría que una alfa pero no me asustará solo por eso, confío en mis habilidades con la espada y la daga

—Adela tendrá el honor de ganar la mano de la luna de la manada  - Arán sonríe de lado al igual que la rubia – creo que será sencillo después de todo jamás has recibido entrenamiento y no creo que haya aprendido a pelear en tres días – habla como si no estuviera aquí

Guardo la daga y voy alado de Daniel coloco mi mano en su pecho, cierro mis ojos recordando el camino a la Aldea, dejando de lado la molestia que siento hago que desaparezca, estoy segura que aparecerá cerca de la aldea y alguno de nuestros soldados lo encontrara

Me quedo un momento de rodillas hasta que esa pequeña molestia desaparezca cuando lo hace empuñó la espada de alado de mi y me levanto acercándome a la chica

—las reglas son simples – indica su Diosa – la primera en caer será la perdedora – asiento

La chica no espera mucho para atacar, abro los ojos al sentir el pequeño corte que hizo en mi brazo, solo segundos después me encuentro esquivando sus ataques los cuales son veloces y precisos, esta mujer no quiere ganar mi mano, ella quiere matarme

Freno su ataque con mi espada y pateo con fuerza su abdomen alejándola de mi, dos segundos después la chica sigue con sus ataques y yo solo puedo frenarlos y tratar se alejarla de mi esperando el momento justo para atacar

Siento un fuerte ardor en mi mejilla, mi trasero y espalda golpean con fuerza el suelo, llevo mi mano a mi mejilla notando la sangre de ese lugar

Mis ojos cambian de color haciéndose notar lo enojada que estoy gracias a que ese chica trata de arruinar mi rostro, dejo la espada a un lado de mi, mi ropa es remplazada por la armadura color negro la cual me cubre

—te enseñaré a jugar a las batallas – en mi mano aparece una espada

La que ataca soy yo pero con la diferencia que ella no puede frenar mis ataques ocasionando que en segundos su cuerpo este adornado por cortadas

Sonrió de lado al verla en el suelo, miro a su Alfa desafiándolo

—¿no se supone que la que quedaría en el suelo sería yo? – pregunto – espera ¿pensabas que era débil y mandaste a una Barbie plástica a pelear conmigo?  

—¿plástica? Este es solo el comienzo – rápidamente freno su ataque el cual me toma por sorpresa – mi querida luna déjeme decirle que plástico no tengo

—¿te han dicho que hablas mucho? – asiente

—un par de veces – golpea con fuerza mi hombro

—oye eso dolió – me quejo

—lo siento mi Luna – ambas seguimos peleando, el sonido de las espadas chocando y los pequeños gemidos de cansancio es lo único que de escucha en el campo de batalla  

Retrocedo un poco al ver al chico de pelo naranja a unos cuantos pasos de mi, es hora de ayudar a nuestros amigos

Retrocedo unos diez pasos para luego correr con rapidez adelante, la chica se agacha cubriéndose con sus brazos, los cuales uso como un pequeño trampolín el cual me da el impulso necesario, Derek corre hacía mi, guando nuestras manos chocan le doy una ultima sonrisa al Alfa para luego hacer que ambos parezcamos en el túnel el cual le dije

—¿qué hacemos ahora? – pregunta Derek – mi padre y los soldados se fueron como tu lo ordenaste pero no deben estar muy lejos

Miro a Derek un poco cansada, después de todo hoy he utilizado mi poder muchas veces mi poder esta muy débil y solo uno podrá escapar con los demás

—Dios, Alex estás sangrando mucho – retrocedo un poco

—Derek, es mejor perder a una que a una docena – coloco mi mano en su pecho – trataré de volver

—¿de qué hablas? – sin esperar a que termine hago que desaparezca de este lugar

Por último hago que esta salida se bloquee para que les de tiempo de huir, mi pecho duele, la armadura desaparece, me siento muy cansada solo quiero descansar un poco antes de la condena que seguro me pondrán por traición

Hechicera Lunar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora