Capítulo 2

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Narra Alexis

Miro mi imagen con cansancio, está soy yo en el día pero de noche soy alguien completamente diferente, en las noches soy yo misma, en las noches puedo ser yo misma sin que nadie me juzgue

—señorita, su abuela la espera abajo para desayunar – suelto un fuerte suspiro de cansancio al ver su postura

—no hagas eso – pido – cuando estés a sola conmigo no bajes la mirada y aún cuando haya personas alrededor tampoco lo hagas

—eso me costaría un castigo – odio esta vida

—Entonces te lo ordeno y el que se atreva a decir lo contrario se la verá conmigo así que jamás bajes la cabeza

—si así lo ordena señorita – niego

—Alex mi nombre es Alex así que empieza a decirme así en vez de señorita

—como ordené

Miro mi imagen una ultima vez en el espejo dándome cuenta de lo perfecta que se ve la chica en el espejo, no soy yo, simplemente no lo soy, estoy ahí pero no soy yo

Bajo las escaleras encontrándome a muchas personas en la mesa más de lo habitual

Solo con saber a que especie pertenecen me da mucho asco, ¿Cuánta sangre de inocentes pasaron por sus manos? ¿Cuántos gritos han escuchado por piedad?

—Buenos días- saludo

—Buenos días princesa – saluda nuevamente mi abuelo

Me siento a un lado de él y de la mujer de pelo brillante, mi cabeza duele demasiado, tengo demasiados días sin poder dormir bien, las escapadas de la noches y los deberes del día, es imposible mantener un buen sueño

Los demás empiezan a conversar pero yo solo mantengo mi vista en el desayuno que ponen enfrente de mi, no me interesa de lo que estarán hablando alguien de esa especie tan cruel y despiadada

—El matrimonio se llevará a cabo en dos meses – presto atención a la conversación

—Se mudará en un mes para que se acostumbre a la manada – dejo el vaso a un lado mío

—¿Quién se casará? – pregunto sin quitar la mirada del desayuno casi terminando

—presupuesto que tu – sonrió

—ni siquiera tengo novio ¿cómo podría casarme? – pregunto

—Alex ¿recuerdas los libros que te he obligado a leer? – asiento un poco confundida - ¿recuerdas todo lo que dice ahí de los mates y las almas gemelas? – lo miro con seriedad

—si ¿puedes ir al grano? – pregunto

—eres la mate del rey de los hombres lobos – arqueo mi ceja

—¿qué? - Realmente no puedo creer lo que dice -  ¿desde cuándo lo sabes? – pregunto

—Siempre desde tu nacimiento – suelto un fuerte bufido

—iré a recolectar limones – aviso parándome de la mesa

—no, no irás a ningún lado, te quedarás aquí a escuchar todo lo que debemos de hacer para la boda – sonrió

—con todo el respeto que me obligan a tenerle yo no pienso casarme con alguien de esa especie – miro al sujeto – mucho menos su rey ahora si me disculpan me marcho – la mujer se coloca al frente mío impidiendo mi escape

—harás lo que te ordene quieras o no – suelto un fuerte suspiro

—usted no es nadie para decirme que hacer – indico – usted no es mi diosa y no tengo por qué hacer lo que usted diga

—créeme niña soy más de lo que piensas – ruedo los ojos

—deje de meterse en mi vida – ordeno – usted no es nadie para decidir sobre mi futuro

—Arán es tu mate – trato de calmarme

—no soy la indicada para liderar esa especie ahora si me disculpa necesito aire fresco – no dejo que diga más nada y simplemente salgo del castillo en dirección al bosque

Necesito hablar con alguien que me comprenda sobre esto, Quito los tacones de mis pies sonriendo la tierra mojada entre ellos, tal vez para algunos sea asqueroso pero para mi no lo es, suelto mi cabello dejándolo libre de adornos, quito el gran vestido de mi cuerpo quedando en ropa interior y pantalones, dejo todo bien doblado aún lado del árbol que está cerca de casa y empiezo a correr sintiéndome un poco libre

Tal vez no sea la mejor forma de comportarse para una señorita privilegiada pero no puedo negar que siempre me he sentido parte del bosque, los sonidos, los olores y los movimientos del bosque se sienten parte de mi como si siempre he pertenecido aquí solo que no lo sabia hasta que decidí escapar aquella noche de ese castillo

—valla no pensé que la princesita se convirtiera en bestia siendo de día – paro mis pasos al escuchar esa voz tan reconocida

—sal de donde quieras que estés – pido – necesito contarte algo

El chico de piel clara y ojos rasgados aparece delante de mi después de a ver saltado del gran árbol que se encontraba delante

—¿qué necesita la princesa? – pregunta

—Necesito contarte algo de lo cual me acabo de enterar – aviso sentándome en el suelo

—¿qué es? ¿Por qué esa cara de desagrado? – quita su chaqueta y la coloca en mis hombros cubriéndome

—¿recuerdas cuando me preguntaste que por qué siendo una hechicera privilegiada no tenía el tatuaje que lo indicaba? – asiente

—dijiste que no los sabias – recuerda

—Bueno me acabe de enterar por que no tengo ese tatuaje – indico – no estoy segura que sea así pero viéndolo todo y reuniendo los puntos no hay otra manera que no sea así, los mapas en la casa de mi abuelo, la cercanía que él tenía con las bestias, todo solo me lleva a la conclusión de algo que me enteré hoy

—no le des tantas vueltas al asunto y solo dime que sucede – asiento

—soy la pareja destinada del rey de los hombres lobos, la diosa luna y él están en el castillo y quieren llevarme con ellos para que me casé con el rey – suelto todo de una vez

Se queda en silencio un tiempo un poco largo haciendo que lo mire de reojo, su mirada parece perdida al igual que su conciencia

—¿no dirás nada? – pregunto

—¿Qué podría decir? – me mira - ¿quieres casarte con él?

—¿qué?

—¿quieres casarte con ese rey tirano? – niego

—no, por supuesto que no yo jamás querría eso, solo que no se que hacer

—Entonces escapemos antes que tengas que ir a esa manada – frunzo el ceño – escapa conmigo el mismo día del ataque a la manada del lago, no tienes que regresar a tu casa

—no puedo hacer eso, mi abuelo moriría de la vergüenza y el dolor, estaría muy decepcionado de la persona que crio – dejo claro

—¿entonces te cansarás con esa bestia? – su voz sale enojada – piensas mandar a la mierda por todo lo que has luchado durante años – me levanto

—no es eso solo que….

—Solo que estas asustada de lo que piensen los demás – indica – siempre has tenido miedo por esa razón no expresas lo que sientes de acuerdo con la esclavitud humana

—eso no es verdad, sabes que odio más que nadie lo que hacen con los humanos y demás especies esclavizadas pero no puedo avergonzar a la persona que me criado – dejo claro

—no es lo que parece – se levanta del suelo he intenta irse pero lo abrazo por detrás evitando tal acto

—lo siento – susurro – no quiero casarme y no lo haré, escapare contigo, no regresaré después del ataque a la manada del lago

Él se gira y me rodea con sus grandes y cálidos brazos

—todo estará bien solo debemos planearlo bien

Hechicera Lunar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora