We fall in love in october

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Recordaba a mi hermano mayor como alguien que solía cuidarme; me preparaba la comida, iba por mi después de la escuela cuando mis padres no podían, sin el yo no seria yo. 

Los dedos fríos de la castaña a mi izquierda envolvieron mi mano. Ese gesto siempre me hacia sentir menos sola.

Decidí pasar, o bueno, deje que Arabella abriera la puerta y entre. 

- ¡No eres mas que un imbécil! - West le gritaba con ira a Brody, era impresionante el como podía contraer su rostro en tanto enojo - ¡Acabas de cagar en todo mi puto plan! ¡Todo por tu estúpida necesidad de tener sexo!

Mi hermano sostenía a Brody del cuello de su camisa, sus puños estaban temblorosos por la fuerza en la que los apretaba. Una mesa de madera estaba justo frente a ellos, dónde un vaso de vidrio reposaba.

Me costó admitirlo, pero empezaba a temerle a West. Quería irme, nunca había visto a mi hermano de esa manera... ¿O sí?

La castaña reaccionó, se tardó, pero lo hizo. Apretó mi mano y quiso girar conmigo para irnos.

- Elaine, ¿Que haces aquí? - preguntó después de liberar la ropa del otro chico.

Era la primera vez que me hablaba desde que esto comenzó. Sentí que no había pronunciado mi nombre en décadas.

Creí que mi vida terminaría justo en ese momento, quería que así fuera.

- Nosotras - mi novia empezó a hablar - pedimos que nos trajeran aquí.

- Brody, sal de mi vista - ordenó ignorando totalmente a Arabella  - a menos de que me quieras hacer el favor de dejar que te corte el cuello.

El mencionado salió de la habitación, nos dedicó una pequeña sonrisa burlona antes, como sí toda la situación le causara mucha gracia.

- Tú también - mi hermano señaló con la cabeza a la castaña.

Ella me soltó y me miró por dos segundos, dudosa. Asentí, decir que no a algo que el pelinegro ordenaba no era opción.

Una vez que estuvo afuera me sentí sola. La figura de West se veía mucho más imponente y amenazante de lo que recordaba, y estaba segura de que se notaba a leguas lo aterrada que estaba a su lado, pequeña, frágil.

Quería llorar, quería gritar, correr, abrazarlo, todo menos afrontar lo que estaba pasando.

- Tengo cosas que hacer hermana, apúrate - esta última palabra me dió ganas de vomitar.

- No de que se supone que estás haciendo.

- Es obvio. Así que si eso es todo, por favor vete.

- Te puedo ayudar. Se que puedo.

- Apenas puedes mantenerte en pie, no vas a poder disparar un arma ni de chiste.

Bien, eso era cierto.

- No me refiero a eso. - sentía el calor de la sangre viajar por todo mi cuerpo - Podemos salir de esto, sé qué mamá y papá no van a estar enojados durante mucho, solo es es cuestión de ...

- Mamá y papá nunca hacen un carajo - me interrumpió - y tú tampoco al parecer.

No estaba segura de que quería decir, parecía que tenía que conocerlo una vez más.

- West - me miró cuando dí un paso adelante, parecía incluso un poco asqueado - no quieres esto, podemos pararlo. Todavía estamos a tiempo.

- Eso es mentira - por su tono al hablar, se estaba enojando otra vez - No seas ilusa Elaine, ninguno va a poder salir de esto. Nunca.

- Claro que sí, se puede. Sé que es demasiado optimista decirlo así pero yo creo que tal vez si ...

- ¡Ya madura! - me interrumpió por segunda vez - No es como esas tontas películas que te gustan. Tú no eres una heroína y yo no soy el villano al que debes derrotar.

No estaba segura de sí alguna vez me había gritado de esa manera. No lo recordaba, pero tenía un deja vu.

- Solo déjame ayudarte - pedí, la desesperación escapando en cada palabra que salía de mi boca.

- Vete, no perteneces aquí.

- ¡Entonces termina con esto y vamos a casa!

Antes de que pudiera predecirlo, tomó el vaso de la mesa y lo estrelló contra la pared más cercana a mí.

Retrocedí, uno, dos, tres pasos.

El sonido del vidrio partiendose hizo que se me formara un nudo en la garganta. Me temblaban las manos, las piernas, todo.

Y mi hermano lo notó.

Por un momento él también pareció asustado, de sí mismo. Intentó acercarse a mí, pero en cuánto se dió cuenta de que la primer lágrima escurría por mi rostro, se detuvo.

Volvió la mirada dura que parecía poder explotar ante el primer descuido.

Fué ahí donde comenzó el duelo. Porque yo ya había perdido a mi hermano mayor. Y en el fondo sabía que nunca lo iba a recuperar.

- Sal de aquí - su voz era un susurro, pero también se sintió como un latigazo.

Obedecí. Me limpié la lágrima con el dorso de mi mano antes de que Arabella lo notara, y me despedí silenciosamente de West.

Arabella Crawford

Empezaba a sentir que mi novia se estaba tardando mucho, y más aún cuando el idiota de Brody solo decía estupideces.

- ... la verdad es que tengo a una docena de bellezas rogándome.

De no ser porque él tenía una pistola en el bolsillo de su pantalón, ya le habría dicho que hace mucho dejé de escucharlo.

- Pero esque ella está tan buena. Lo digo enserio, Damara es del tipo que no me puedo resistir.

- Espera, ¿Te refieres a la de último año? ¿La que está saliendo con Aden?

Realmente temía lo que este salvaje podría llegar a hacerle a alguien.

- No está saliendo con nadie.

- Tal vez, pero se nota que tienen algo.

- Para empezar ¿Quién es Aden?

Le hubiera respondido de no ser porque la castaña salió de la habitación. Sus ojos estaban húmedos, había llorado, no sé notaba demasiado, pero yo lo sabía.

- ¿Todo bien linda? - pregunté, sabía la respuesta pero no estaba de más preguntar.

Sus oscuros ojos se detuvieron medio segundo en el chico que seguía a nuestro lado y se limitó a susurrar un "sí".

Elaine no siempre me contaba los detalles de lo que pasaba. No era su culpa no saber expresar sus emociones con exactitud, eso lo entendía.

Aquí había algo que yo no sabía, que tal vez incluso la castaña desconocía, y estaba dispuesta a descubrir que era.

Entonces inhalé, miré a mi novia y abrí la puerta para entrar a donde ella acaba de salir. Iba a hablar con West.

Don't kill themDonde viven las historias. Descúbrelo ahora