Slumber party

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Detrás de nosotros también se levantaron unos cuantos estudiantes más, quizá esta era la oportunidad perfecta para que todos escaparamos.
Claro, después de ver cómo estaba Elaine.

- Linda, espera - mi voz fué apenas perceptible para mí novia, a pesar de que la sala entera estaba concentrada en nosotras.

Dos chicos llevaron al director fuera del auditorio. Adelante, West ya se había bajado de la tarima y ahora caminaba muy rápido hacia nosotras.

- Laine...

Ella llegó al final de los asientos y en menos de dos segundos ya estaba parada frente al chico que obstruía la puerta.

- Déjenme salir por favor - pidió. Su voz sonaba tan rota...

- Haz lo que dice - ordenó West, quién ya estaba al lado de la castaña con una mano en su hombro.

El chico abrió la puerta y Elaine salió enseguida. Me acerqué para ir a dónde sea que ella tenía pensado ir, pero su hermano puso una mano enfrente de mí, tapando el paso.

- No te atrevas a dar un paso más - él nisiquiera me miraba.

- ¿Pero que mierda te..?

- Tú tampoco - mi novia no me dejó terminar la pregunta.

- ¿Qué? - West estaba realmente sorprendido.

- Dejen de seguirme, los dos.

Ambos quedamos impresionados, no nos movimos de nuestro lugar hasta que la castaña se fué. Esperaba que no fuera a ponerse en peligro, toda la escuela debía estar vacía, y no veía a Brody por ningún lado.

Dí media vuelta y ví a Alyssa a un metro de nosotros, también estaba muy impresionada. No estaba llorando, pero de veía triste, creo que en realidad todos estábamos tristes.

Mi amiga me abrazó y yo solté un par de lágrimas, esforzándome por no sollozar. Ninguna de las dos dijo nada, pero ambas nos sentimos sumamente acompañadas.

West pasó una mano por su negro y despeinado cabello, entornó los ojos con furia e hizo una seña para que el chico se apartara de la puerta y así él pudiera salir. Y lo hizo.

Sus pasos resonaron por encima de los susurros, la puerta se cerró detrás de él. Creí que lo único que estaba seguro en ese momento, era que ya nada sería igual, nunca.

Un minuto después llegó Nex a decirle a los chicos que nos sacaran de ahí. Formamos la ya tediosa fila con las manos en alto.

- Dicen que llevaban una relación en secreto...

- Yo oí que era por eso que el director siempre llegaba más temprano de lo normal y ...

- A mí me dijeron que vieron a alguien en su oficina, tal vez era ...

Juro, que si no se callan, voy a robar una pistola y yo misma los obligaré a cerrar sus estúpidas bocas.

Estas personas eran tan ignorantes. Apenas dos minutos que pasó esto y ya todos apostaban saber la verdad. Empezaba a pensar que pasar el resto de mis días aquí, estaba en segundo plano.

Ya no recordaba del todo bien como había sido la primera vez que pisé está estúpida biblioteca, en realidad ya no importaba.

Elaine Leatherwood

Tibias gotas de dolor caían de mis ojos, cada una más dolorosa que otra.

Odiaba sentirme así de débil, de indefensa y humillada. Casi podía escuchar las voces de todos allá afuera, hablando de mí y haciendo suposiciones de la nada. Realmente no veo la manera en que pueda recuperarme de esto, aún si salgo viva de aquí, él es mi hermano, siempre estará ahí, aunque ya no quiero. Mi llanto comienza a ser más ruidoso, intento contenerlo pero no puedo.

- Elaine, regresa maldita sea - Era West, su molesta voz me seguía.

El sonido de sus pasos me asustaba, desde hace tiempo que le tenía miedo, antes de todo esto. Siempre estuvo ahí, esto no fué más que quitarse la máscara. Tenía que aceptarlo, me estaba matando. No importaba si salía de aquí o moría, nunca me liberaría de él.

- Deja de seguirme por favor - dudaba que mi hermano haya podido escucharme hablar en un tono tan bajo.

Me abracé a mi misma y caminé más rápido, sin dejar de llorar. No tenía la menor idea de a dónde me dirigía, pero todo era mejor que estar cerca de él.

- Siempre queriendo ser la puta víctima, no todo se trata de tí niña. Regresa al auditorio y ya.

El tono de su voz me debilitó las piernas, hizo que me temblaran las piernas.

- West, por favor ... - mi voz se quebró, el llanto estaba por inmovilizarme por completo.

- Esque no soportas no ser el centro de atención. Simplemente acepta que yo soy más que tú y sigue con tu vida, no es para tanto.

- ¿Puedes permitirme sentir? ¿Por una vez? - rogué.

Sus pasos se acercaban cada vez más, y eso me dió pánico. Así que corrí, fué más un impulso de supervivencia, nisiquiera lo pensé, solo supe que necesitaba alejarme de él en ese mismo instante.

- Siempre tan infantil, tan frágil - su voz se alcanzó a escuchar antes de que pudiera desaparecer de su vista.

Me dejé llevar a dónde mis pies me llevaron, no supe en qué dirección me dirigía hasta que limpié mis ojos con las mangas del suéter escolar. Estaba en la oficina del director.

Demonios, el director.

No podía creer lo que West había hecho, la manera en que ...

- ¡Elaine! - la voz de mi hermano me alcanzó - Si ya dejaste tus tonterías, vuelve a la biblioteca con el resto.

Me agaché y recargué mi espalda contra el escritorio, mis pies chocaban contra la pared y la falda gris empezaba a subir por mis muslos. Me sentí sola. Más de lo que siempre estaba, sabía que Arabella estaría ahí en cuanto yo estuviera lista, y quería estarlo, pero eso implicaría salir y tener que escuchar a West otra vez. Solo quería que ella rodeara mi cintura con sus manos y me dejará dormir recargada en su pecho.

- Es tu última oportunidad hermanita, si no regresas justo ahora me voy a olvidar de que tenemos el mismo apellido. - Sus pasos se escuchaban a tal vez dos metros de mí, pero me asustó más el sonido de cómo le quitaba el seguro a un arma. - Enserio, las balas van a caer.

Tomé una taza de café blanca y vacía con un grabado que decía "Para el mejor profesor del mundo".

No tengo la menor idea de cómo, pero pienso usarla en mi defensa si es necesario. Me puse de mí, mis piernas temblaba pero yo las obligué a mantenerse rectas.

- Ahí estás - West sonrió cuando me vió, pero no era una sonrisa precisamente feliz, no en el buen sentido. - Sabía que ibas a salir. Nuestros padres no criaron a una maleducada.

Me mantuve callada, con la taza en mis manos detrás de mi falda a cuadros. El cabello comenzaba a pegarse a mi cara por la mezcla de sudor y lágrimas. Los ojos de West denotaban una especie de éxtasis que solo había visto en películas, me puso más triste que nunca.

- ¿No vas a decir nada? - preguntó - Bueno, creo que era de esperarse, nunca dices nada.

Empezó a caminar alrededor de mí, yo me movía para que no viera la tonta taza. Me ardían los ojos, estaba luchando por tranquilizarme, y él lo notaba. Notaba todo mi dolor y no le importaba en lo absoluto, nunca lo hizo.

Don't kill themDonde viven las historias. Descúbrelo ahora